
Finales de marzo de 1985, la Unión Europea aún no existía como tal, su nombre aún era Comunidad Económica Europea, y los países miembros negociaban para incorporar a España y Portugal dentro del club. No fue fácil, Andreas Papandreou, primer ministro de Grecia amenazó con vetar la entrada de estos dos países si no se compensaba económicamente al país heleno.
A día de hoy, el país heleno vuelve a ser noticia: Grecia rechaza ampliar el rescate: "Estamos perdiendo el tiempo, no hay acuerdo hoy" según palabras de su ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis.
Grecia pidió al resto de miembros 2.000 millones de dólares (1.764 millones de euros) en ayudas para la agricultura a cambio de dar el sí a la entrada de España y Portugal. Esto es lo que reclamó el país de Papandreou, según el Gobierno, para compensar los efectos que iba a producir la entrada de dos países (España y Portugal) que iban a competir en el mercado europeo con los bienes y servicios producidos por Grecia.
Los políticos y altos funcionarios europeos se encontraban muy esperanzados con la entrada de España en la Comunidad Económica Europea, ganara fuerza en España el apoyo a la entrada del país en la OTAN, organización en la que ya estaban todos los miembros de la unión económica, salvo Irlanda.
Un plan que incluía a Francia e Italia
El plan del primer ministro griego también incluía a Francia e Italia. La estrategia oficial de Grecia tenía nombre, fue bautizada como los Programas Mediterráneos Integrados, que ayudaría a los agricultores franceses, italianos y griegos a adaptarse al nuevo contexto del mercado. Y es que España y Portugal presentaban una seria amenaza competidora en el mercado del vino, fruta, aceite de oliva y demás productos, según aseguraba Grecia.
Papandreou tenía la sartén por el mango. Y es que para que un nuevo país se integrara en el club se necesitaba la aprobación de todos los Parlamentos de los países miembros. Si se lograba unanimidad, España y Portugal pasarían a formar parte de la CEE el 1 de enero de 1986.
Las disputa y las negociaciones fueron duras. El canciller de Alemania Occidental, Helmut Kohl, y la primera ministra del Reino Unido, Margaret Thatcher, mostraron rápidamente su oposición a tal chantaje y se negaron en un principio a participar en las ayudas que pedía el país heleno, según relata la hemeroteca del New York Times.
El presidente de la Comisión Europea, Jacques Delors, ofreció a Grecia, Italia y Francia 1.400 millones de dólares (1.235 millones de euros) por país y otros 1.700 millones en forma de préstamos para los siguientes cinco año, en un intento de rebajar la cantidad económica que exigía Papandreou.
Papandreou amenazó con rechazar esta propuesta intermedia, a lo que Delors sentenció que si el primer ministro griego la rechaza, quizá las próxima propuesta no sería tan generosa. Aquí llegó el final de la historia, España y Portugal fueron miembros oficiales de la Comunidad Económica Europea el 1 de enero de 1986.