
Los autónomos pagan incluso sin ingresos y los dueños de barcos abonan menos que los marineros
Según la creencia popular en Europa, los ciudadanos griegos no suelen pagar sus impuestos, una asunción que ha contribuido fuertemente, según la misma creencia, a la triste situación de la economía del país. La asereración es verdadera, pero no en su totalidad. Para entender lo que realmente ocurría y ocurre en Grecia, hay que enfocar principalmente dos hechos. Uno, los contribuyentes de renta baja o mediana tributan mucho, y dos, los ciudadanos de renta alta declaran muy por debajo de sus ingresos reales y pagan impuestos muy bajos o no pagan en absoluto. Ambas cosas se basan, sin duda, en una Administración tributaria obsoleta e ineficaz, pero también en una mentalidad social que fue acostumbrándose a la evasión fiscal.
Exenciones de los navieros
Cuando en Grecia se habla de evasión, afecta a todos los contribuyentes (que buscan evitar el IVA, por ejemplo), pero sobre todo se enfoca en los grandes empresarios. Por ejemplo, los navieros griegos tributan poco porque los impuestos no se basan en sus ganancias sino en el tonelaje de los buques. La ley de 1975 sobre la fiscalidad de los barcos comprende 30 artículos que incluyen ni más ni menos que 82 exenciones. Un ejemplo: los propietarios de naves pagan una cuota simbólica basada en el arqueo del buque: para un barco de 20.000 toneladas, de edad hasta cuatro años, el impuesto será de 4.387 euros, independientemente de los beneficios de su actividad.
Empleados que pagan más
En 2013, los ingresos fiscales del Estado derivados de los navieros fueron tan sólo de 52 millones. Al mismo tiempo, sólo de la renovación de la tarjeta verde de los inmigrantes en Grecia el Estado recaudó unos 54 millones. Por su parte, los navieros argumentan que tributan mucho no como empresarios, sino como particulares, algo que tampoco es del todo correcto: en 2013, pagaron en impuestos 15 millones, mientras que los marineros, sus propios empleados, pagaron 55 millones. Y no es que les vaya mal a estos propietarios: sólo en el año pasado, gastaron alrededor de 11.000 millones en buques de navegación marítima.
La costumbre de no declarar
De acuerdo con análisis recientes, desde 2002 hasta la actualidad los armadores griegos no declararon alrededor de 140.000 millones. Otro caso relevante para las arcas estatales es el hecho de no declarar. Hasta 2011, el límite exento de impuestos estaba en los 12.000 euros anuales y muchos profesionales, como médicos y abogados, hasta electricistas y fontaneros, declaraban hasta 11.999 euros en su declaración de renta. Cuando el límite se redujo a 5.000 euros, el fenómeno se limitó.
Hay 16.650 piscinas 'fantasma'
Pero la práctica de no declarar sigue vigente: en 2013, sólo 324 residentes de Atenas admitieron en su declaración de renta tener una piscina. Sin embargo, los inspectores fiscales descubrieron una cifra un poco más elevada: 16.974 piscinas.
31.000 euros y un equipo
Aparte de los navieros, los grandes empresarios griegos en general tampoco se muestran muy patriotas a la hora de declarar: oligarcas famosos en Grecia que aparte de sus negocios mantienen también a equipos deportivos, declaran ganancias anuales de hasta 31.000 euros.
Ahogo a los autónomos
Quienes tributan mucho en Grecia son los autónomos. De acuerdo con el sistema fiscal, tienen que mantener un bloque de facturación sin el cual no pueden trabajar ni como autónomos ni como colaboradores en la mayoría de las empresas. Además tienen que pagar un impuesto anual de 650 euros (o se les anula el bloque de facturación) y también tienen que cotizar unos 540 euros cada dos meses al fondo de pensiones, tanto si han mantenido actividad durante estos dos meses, como si no. Esta última obligación ha llevado casi a uno de cada dos autónomos griegos a no cotizar.
Exenciones singulares
Una percepción habitual fuera de Grecia es que en el país hay clases de empleados que, mientras siguen trabajando o incluso cuando se jubilan, disfrutan de beneficios que les favorecen descaradamente a la hora de declarar. No es del todo falso: los trabajadores en las telecomunicaciones públicas gozan de tarifas bastante más bajas, como los conductores de los medios de transporte públicos, que tienen el derecho de usarlos sin validar billetes. Sin embargo, se atribuye erróneamente esto a los trabajadores de los astilleros: se dice que están exentos de impuestos y no es así. Además, acumulan meses sin cobrar.