Economía

Exceso de burocracia y picaresca, los obstáculos del salario mínimo alemán

  • Las empresas elevan las retribuciones en especie para eludir el pago estipulado

Los regalos de las empresas alemanas a sus trabajadores han aumentado este mes de enero. Entradas para el cine, bonos para ir a la sauna... No se trata de aguinaldos que llegan tarde ni de gestos amables para contentar a la plantilla, sino más bien de estrategias para intentar evitar tener que pagar el salario mínimo.

Ayer se cumplió un mes de la entrada en vigor en Alemania del Mindestlohn, el sueldo mínimo interprofesional, que hasta ahora no existía en el país. Casi 4 millones de alemanes trabajaban por un sueldo inferior al mínimo fijado y se han visto beneficiados por la nueva ley, que fija una paga mínima de 8,5 euros brutos por hora, más del doble que en España, donde actualmente se paga a 3,91 euros.

Denuncias sindicales

En sólo cuatro semanas, los sindicatos han podido observar cómo algunas compañías echan mano de la creatividad para intentar saltarse la ley. "Se nos ha informado de casos en los que el empleado, en lugar del salario mínimo, recibe un vale para una visita al cine o un billete para la sauna y el solarium", explica una portavoz de la Federación Sindical Alemana (DGB).

La DGB y el Ministerio de Trabajo han puesto en marcha una línea directa para atender dudas. "La mayoría de los que nos llaman buscan información. Pero también hay algunos que denuncian que su empleador trata de eludir el salario mínimo".

Otro ejemplo, añade el sindicato, es el de algunos locales que pretenden incluir la propina como parte del sueldo o no pagar las horas extra. "La media hora de la limpieza al acabar el turno muchas veces no se cuenta y por tanto es un trabajo que no se remunera", afirma el experto laboral Karl Brenke, del Instituto Alemán de Investigación Económica (DIW).

A pesar de las quejas, la implantación del sueldo mínimo ha transcurrido con normalidad. El Gobierno alemán parece tener superadas las pugnas internas que le costaron aprobar la ley y esgrime el aumento de poder adquisitivo de las familias como uno de los motores que van a impulsar el crecimiento económico gracias al consumo interno.

Posibles ajustes de plantilla

Las críticas llegan principalmente por parte de los empresarios, que amenazan con reducir plantillas y subir precios. El partido de Angela Merkel (CDU) quiere aligerar la documentación para calmar a las compañías, que aseguran verse sobrepasadas por el papeleo. Especialmente, las quejas vienen de Europa del Este.

Los transportistas polacos o checos deben cobrar el salario mínimo alemán mientras circulan dentro de las fronteras germanas. Pero la ministra de Trabajo, Andrea Nahles (SPD), se niega a modificar la burocracia. "Un salario mínimo que no está supervisado allí donde más se necesita no es un salario mínimo", afirmó Nahles, principal impulsora de la ley.

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