
El gasto en prestaciones por desempleo rondará en 2014 los 25.000 millones de euros. Los datos hasta noviembre indican un coste de más de 22.000 millones y, si se mantiene el gasto mensual, el ejercicio 2014 concluirá con un desembolso de unos 24.700 millones de euros. Será la cifra más baja en seis años, ya que desde 2009 se han necesitado cada año unos 30.000 millones de euros (algunos incluso más) para pagar los subsidios a los desempleados.
La buena noticia es que de los 29.727 millones de euros que se habían presupuestado para 2014 sobrarán unos 5.000 que se podrán dedicar a otras partidas sin que ello se note en el objetivo de déficit público. En los años anteriores, se había producido la situación contraria, ya que el Gobierno había tenido que ampliar créditos para hacer frente al gasto en prestaciones por desempleo.
La mala noticia es que este ahorro no sólo se debe, en parte, a la reducción del número de desempleados (-253.627 en el año 2014). Hay otros factores que contribuyen al descenso del gasto sin ser tan positivos.
En primer lugar, se ha producido una importante caída de los beneficiarios. Al cierre de noviembre de 2014, había 2,46 millones de receptores de prestaciones, es decir, 280.576 menos que en diciembre de 2013. Al menos 27.000 han dejado de percibir el subsidio sin haberse desapuntado del paro.
Otro síntoma: la tasa de cobertura de los subsidios por desempleo ha bajado a mínimos de una década. A finales de noviembre, sólo el 57,8% de los parados recibía una prestación, dejando fuera a casi 2 millones de parados. Hace un año, el nivel era del 61,4%.
Cae la prestación media un 11% en dos años
Además, no sólo hay menos desempleados cobrando una prestación, sino que ésta es mucho más baja. De media, cada parado recibe ahora 802 euros mensuales, un 6,79% menos que hace un año y un 11,5% menos que en 2012. En 2008, al inicio de la crisis, cada parado cobraba de media 1.033 euros al mes, un 29% más que ahora.
Esta caída del ingreso medio por beneficiario se debe fundamentalmente a dos motivos. El primero, el cambio de normativa del Gobierno, que redujo el importe de la prestación a partir del sexto mes en paro. El segundo, el agotamiento de las prestaciones contributivas por el desempleo de larga duración.
En noviembre, la cifra de perceptores de este tipo de nómina (mayor, por estar vinculada a la cotización previa del trabajador) bajó a 981.000, lo que supone que sólo en 2014, más de 240.000 personas dejaron de recibir este tipo de prestación. Frente a ello, los subsidios no contributivos (más bajos por ser para cubrir las necesidades básicas de los parados) superaban los 1,2 millones, aunque han bajado en 70.000 sólo el pasado ejercicio.