
Hace prácticamente tres años, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, presidía su segundo Consejo de Ministros, en el que se tomaron buena parte de las decisiones que han marcado la política económica desde entonces. Aquel 30 de diciembre, Rajoy se escudó en la insostenible situación financiera heredada de Rodríguez Zapatero para, entre otras medidas, subir el IRPF y anunciar recortes por valor de 8.900 millones de euros.
Poco se parece la situación que se vivía entonces, en plena crisis financiera, con muchos problemas para colocar deuda y una situación económica cada vez más complicada. ¿En qué se parece la España de ahora a la de hace tres años?
Cuentas públicas
El mismo día en que Rajoy anunció un tijeretazo de 8.900 millones de euros, su portavoz, Soraya Sáenz de Santamaría, indicaba que el déficit de 2011 rondaría el 8% del PIB, dos puntos más de lo que el anterior Gobierno preveía. Este déficit incontrolable hacía que desde Bruselas se mirase con lupa cada medida que tomaba España con la amenaza del rescate en ciernes.
Por entonces, la temida prima de riesgo, que tenía en jaque a todas las autoridades españolas, superaba los 300 puntos básicos y amenazaba con continuar subiendo. Las agencias de calificación crediticia añadían tensión con periódicos informes en los que nunca se descartaba que la deuda española acabase siendo bono basura. Y, lo que era peor, estas amenazas no salían gratis al Tesoro. En 2011, el tipo medio al que se adjudicaban las subastas rozaba el 4% (3,9%) debido a que los inversores cada vez eran más exigentes con España.
La deuda pública, por su parte, aumentaba a velocidad de vértigo y a finales de 2011 ya rozaba el 70% del PIB, prácticamente duplicando la que se acumulaba en el ejercicio 2007. Las comunidades autónomas, incapaces de controlar su agujero presupuestario por el pinchazo de la burbuja inmobiliaria, batían cada trimestre nuevos récord de deuda. Entonces era del 13,5% del PIB.
Hoy la situación ha mejorado. El déficit se situaba en octubre en el 3,6% del PIB, casi dos puntos por debajo del objetivo del 5,5% fijado para todo 2014. Se da por hecho que muchas autonomías se saltarán el tope pero, en conjunto, España cumplirá lo pactado con Europa o, como poco, se quedará muy cerca y los ajustes parecen haber terminado, gracias, eso sí, a tener los tipos de todos los impuestos por encima de los niveles que registraban en 2011. El IVA en 2011 tenía un tipo general del 18% frente al 21% actual, mientras que elevó siete puntos el IRPF hasta el 52% en sus tramos más altos (sin contar las recargas autonómicas).
Tampoco quita el sueño hoy a casi nadie la prima de riesgo. Hoy apenas supera los 100 puntos básicos y hace meses que no abre los telediarios. El Tesoro también agradece el respiro y la deuda colocada este año ?cuesta? casi tres veces menos que la de entonces, con un tipo medio del 1,56%. En noviembre, incluso bajó de la barrera del 1%, alejando cualquier tipo de duda sobre su capacidad de colocación.
La deuda, por su parte, sí sigue preocupando. En septiembre ya era del 96,8% del PIB y superará la barrera del 100% en cuestión de semanas.
Actividad económica
La España que se encontró Rajoy en 2011 no lograba subirse al carro del intento de recuperación europea. Trimestre tras trimestre, el PIB se contraía y ninguna actividad lograba convertirse en motor de la economía.
El flujo de crédito se había cortado hacia familias y empresas y el único motivo por el que las estadísticas reflejaban crecimiento era por la deuda pública. Las empresas y las familias ya sólo escuchaban respuestas negativas cuando iban a pedir un crédito a la ventanilla del banco.
Hoy, España lleva seis trimestres consecutivos de crecimiento y se intenta desmarcar de una Europa que parece condenada a una tercera recesión. El turismo va de récord en récord y otros sectores, como el de la automoción, también mejora con fuerza. Incluso en los dos últimos trimestres se han visto cifras positivas en el sector de la construcción, un sector en caída libre desde 2008.
El crédito también empieza a recuperarse. Los bancos apuntan a un ligero aumento de las concesiones y, sobre todo, a una mejora de las condiciones de los préstamos. Intereses más bajos y plazos mayores empiezan a aliviar a familias y a empresas. Las hipotecas también empiezan a notar las bajadas de tipos del BCE, ayudando a reactivar el mercado inmobiliario.
Mercado laboral
Cuando Rajoy aterrizó en La Moncloa, España tenía algo más de 17,2 millones de ocupados. Por entonces, la crisis se había llevado por delante más de 2 millones de empleos y el paro quitaba el sueño a la mayoría de españoles. Las colas en las oficinas del INEM las formaban más de 4,4 millones de personas. La prestación ayudaba a 2,8 millones a salir adelante.
Hoy, incluso con el mercado laboral en franca recuperación, lo cierto es que el empleo sigue siendo uno de los puntos negros del Gobierno de Rajoy. La afiliación ha tocado suelo, pero España aún sigue medio millón por debajo de la cifra de 2011, que ya por entonces se consideraba mala.
La cola en el INEM se mantiene casi sin cambios y en noviembre estaba formada por 4,5 millones de personas. Lo que no es igual es su prestación, que ahora sólo llega al 57% de los apuntados y, además, reciben de media poco más de 800 euros al mes, un 11% menos que cuando llegó Rajoy.
Además, la situación de los jóvenes es cada día más precaria y muchos de ellos optan por buscar oportunidades en el extranjero. Las estadísticas de salarios son algo confusas, pero la impresión generalizada es que cada vez es más complicado encontrar un empleo fijo y bien remunerado. La precariedad es la nota dominante de los empleos creados en los últimos meses.
Todo ello se nota también en otro aspecto: la necesidad de recurrir al fondo de reserva de la Seguridad Social para pagar las pensiones. Desde que gobierna Rajoy, ha sacado el 40% de su importe y ahora quedan 42.675 millones de euros, que continuarán menguando en 2015. La revalorización de las pensiones y el aumento de los beneficiarios continuarán presionando las cuentas de la Seguridad Social en los próximos años.
En su segundo Consejo de Ministros, Mariano Rajoy, mantuvo el salario mínimo (SMI) en 641,40 euros al mes, una cifra que tres años después se convertirá en 648,52 euros.
Precios
En buena medida, la justificación para esta mínima subida del SMI y para la llamada contención salarial es la estabilidad de los precios. A pesar de las caídas de los últimos meses, el IPC ?oficial? muestra una subida del 2,7% durante la presidencia de Rajoy. No obstante, una visión más sosegada muestra que, en buena medida, este alza se debe al traslado de las subidas de impuestos a los precios de los productos.
Así, el IPC sin impuestos baja este año un 0,4% mientras que en los dos años anteriores tuvo variaciones por debajo del 1%. Algunos expertos estiman que las subidas de impuestos suponen entre un tercio y la mitad del aumento de la inflación desde que comenzó la crisis.