Economía

Italia debería aplazar dos años el equilibrio presupuestario para atar la recuperación

Matteo Renzi, primer ministro italiano

Roma se ha comprometido a aumentar su esfuerzo, si bien abre la puerta a incumplir con el déficit.

"Italia será creíble solo si aprueba las reformas prometidas" va repitiendo desde hace tiempo Matteo Renzi. El primer ministro transalpino no pierde ocasión para poner en evidencia sus intentos para reformar un país estancado: un esfuerzo que considera suficiente para que Italia salga del camino del rigor y aplace hasta 2017 el balance de cuentas prometido para 2015.

El Gobierno transalpino acaba de responder a la Comisión Europea confirmando su decisión de aplazar el equilibrio presupuestario, pero comprometiéndose en aumentar su esfuerzo: Italia, que había previsto reducir el déficit en 2015 tan solo del 0,1 por ciento, llegará al 0,3 por ciento, una solución intermedia entre las exigencias de una economía en recesión y el respeto de los pactos europeos (que preveían una reducción del 0,5 por ciento). El déficit italiano para 2015 se quedaría así al 2,6 por ciento, por debajo del 3 por ciento que es el limite máximo fijado por Bruselas.

El riesgo de no cumplir

El problema es que, sin embargo, Renzi peligra con no respetar los acuerdos recién sellados. Si el objetivo del Gobierno es derogar los pactos sobre el déficit hasta que Italia no se recupere definitivamente, el balance de cuentas podría aplazarse hasta 2019, dos años más con respeto a lo que el primer ministro acaba de prometer. "Prevemos que el déficit italiano para 2017 se mantenga dentro del 3 por ciento, privilegiándonos del hecho de que, sin crecimiento, el equilibrio presupuestario no se alcanzaría de todas formas" ha explicado a El Economista Stefania Tomasini de la firma de análisis económica Prometeia, subrayando que Roma podría llegar al equilibrio presupuestario solo dentro de 2019.

El crecimiento económico es el problema de Italia y el Gobierno transalpino ya ha dejado claro que quiere evitar "de todos modos" un cuarto año de recesión. Así, lo explicó en su carta a la Comisión UE, "la economía italiana vive el tercer año de recesión y corre el riesgo de caer en la deflación y el estancamiento". Según el análisis de Prometeia, para que la economía italiana vuelva a partir, será "determinante la política fiscal". En los Presupuestos para 2015, Roma destina casi 18.000 millones a la reducción de impuestos: con este esfuerzo, según la firma de análisis económica, Italia podría volver a crecer, en 2015, un 0,5 por ciento hasta llegar al 1 por ciento en 2016 y 2017. Un crecimiento muy débil que, sin embargo, no permitirá esfuerzos presupuestarios ni espacio de maniobra para enfrentarse a inconvenientes macroeconómicos.

En el "Documento de Economía y Finanzas" -el texto que reúne las previsiones del Gobierno transalpino- las cuentas salen sólo en el caso de que Italia abandone en 2015 la recesión. Es más, a partir de 2016, los técnicos del Ministerio de Economía han previsto una series de "cláusulas de salvaguardias" que entrarían en vigencia en caso de que el Estado transalpino no consiga encontrar recursos para cumplir con la reducción de impuestos directos a trabajadores y empresas.

Se trataría de un aumento del IVA y de otros impuestos indirectos (como la tasa sobre carburantes) de casi 12.000 millones para 2016, de 17.000 millones para 2017 y de 21.000 para 2018. Así que, si Italia no sale de la recesión en 2015, la tasas "de salvaguardia" amenazan con anular cualquier estimulo fiscal y lastrar definitivamente la economía.

Esta es la razón de que Renzi haya aceptado un compromiso con Bruselas sobre el déficit: aunque su Gobierno sepa que alcanzar el balance de cuentas en 2017 es casi imposible, de momento intenta ganar tiempo. Todo dependerá de que 2015 sea o menos el año de la recuperación: sólo evitado el peligro de cuatro años seguidos de recesión, Italia podrá volver a negociar con más tranquilidad una nueva derogación a los pactos europeos.

El problema de una Bolsa sin inversores

La Bolsa de Italia acumula cincos salidas al parqué canceladas en menos de un año. De hecho, este año 2014 hubiera debido ser, para las empresas italianas, el año de la vuelta al mercado de capitales, pero las firmas transalpinas no consiguen juntar inversores para cotizar en el parqué de Milán. Se trata de una situación que compromete el plan de privatizaciones lanzado por el Gobierno italiano. Cabe recordar que el Ministro de Economía, Pier Carlo Padoan, ha anunciado, en su carta a la Comisión Europea un "ambicioso plan de privatizaciones" con un valor anual cercano al 0,7 por ciento del PIB transalpino; es decir casi 10.000 millones que será difícil recaudar mientras los inversores sigan dando esquinazo a la Bolsa transalpina.

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