Economía

La estrategia de Renzi para relanzar la economía italiana se queda sin recursos

  • Las medidas aprobadas prevén pocos estímulos y muchos recortes a la burocracia
Imagen: Archivo

En los anuncios del Gobierno de Matteo Renzi, el plan "debloquea-Italia" habría tenido que ser la ocasión para relanzar una economía estancada, que por tercera vez en menos de una década ha vuelto en recesión.

En realidad, el conjunto de normas presentadas por el primer ministro el pasado viernes han sido reajustadas por las varias intervenciones del Ministerio de Economía, que ha "bloqueado" la medidas más costosas para las arcas vacías de Roma: la anunciada reforma de la escuela (que pensaba contratar nuevos maestros) tendrá que esperar, así como la realización de nuevas infraestructuras.

En víspera del Consejo Europeo del sábado -y tras lo malos resultados de la economía transalpina- el titular de Economía, Pier Carlo Padoan, ha preferido cerrar la espita. El resultado es un plan de estímulo de apenas 5.000 millones, procedentes de fondos europeos o recaudados a través de algunos recortes. En particular, las medidas presentadas incluyen una simplificación normativa para salir adelante con varias obras hasta ahora paralizadas por la burocracia: se trata de varias líneas de tren de alta velocidad en el Sur de Italia, de las nuevas metropolitanas de Roma y Nápoles, así como de la manutención de carreteras y de pequeñas obras públicas a nivel local.

Además el Ejecutivo ha presentado un nuevo reglamento para facilitar la renovación de las viviendas, a través de la prórroga de incentivos que hasta ahora han conseguido dar una bocanada de aire fresco a la construción. Otros puntos del plan presentado por Renzi prevén un control del gasto público local -a través de la reducción de las agencias que gestionan los puertos- y un recorte a la burocracia para agilizar las inversiones privadas en obras de interés público.

Sin embargo, incluso la norma estrella, la reforma de la Justicia, ha salido reajustada del Consejo de Ministros. El ministro Andrea Orlando tuvo que adaptar su plan a las condiciones puestas por los aliados de Gobierno, empezando por los antiguos berlusconianos del Nuevo Centroderecha, y suavizar la aplicación de normas que recortan los tiempos de los juicios civiles.

Así, los "mil días" que Renzi había pedido antes del verano para cambiar Italia, empiezan con un nuevo paso en falso. Ahora es aún más evidente el diferencial entre los anuncios del joven primer ministro y la promesas que puede cumplir. Por un lado el problema es la heterogeneidad de la mayoría de Gobierno; por otro, la cuestión principal es, una vez más, la falta de recursos.

Renzi, que tras tomar la Presidencia de Gobierno había anunciado para 2014 un crecimiento del 0,8 por ciento, ha tenido que revisar sus previsiones: Italia podría concluir este año en recesión, con una bajada del PIB del 0,3 por ciento, según anuncia el Instituto de Estadísticas Istat.

Se trata de una situación que resta credibilidad a la agenda reformista del primer ministro. De hecho, la única medida aprobada, la reducción del IRPF en las nóminas de los trabajadores que ganan menos de 25.000 euros al año, sigue sin tener los efectos deseados. Según los últimos datos de Istat, el consumo en junio (el primer mes de aplicación de la reducción de impuestos) no creció con respeto a mayo; es más, bajó un 2,6 por ciento con respeto al año anterior. La situación no promete mejorar ya que, siempre según Istat, la confianza de los consumidores sigue a la baja: en agosto este índice ha registrado su tercera caída consecutiva.

De momento, el primer ministro aparece aislado en Europa al pedir cambios al programa de austeridad impulsado por Berlín y respaldado por Bruselas. Si las negociaciones para suavizar los vínculos presupuestarios fracasarán, su único as en la manga será el pequeño tesoro (de entre 2.000 y 4.000 millones) garantizado por la bajada de la prima de riesgo de la deuda.

Renzi podría poner este parche a las cuentas de 2014 para mantener el déficit por debajo del tres por ciento. Luego, sin embargo, tendrá que medirse con los presupuestos para 2015.

Según las estimaciones de los analistas, Roma tendrá que recaudar 20.000 millones adicionales para volver a encarrillar la economía. "Tenemos que invertir el sentido porque todo depende únicamente de nosotros, de nuestro trabajo en el Parlamento. Las reformas son la posibilidad concreta para impulsar la esperanza y el crecimiento" declaró Renzi hace un mes, tras descubrir que su país había vuelto a caer en recesión.

Ahora tendrá que demostrar que en la agenda del Gobierno no hay sólo anuncios, sino una receta concreta para salir de la crisis.

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