Hace algún tiempo que ya no se habla del riesgo de ruptura de la Eurozona o de crisis fiscal por culpa del techo de deuda en Estados Unidos. Los riesgos económicos, financieros y geopolíticos están cambiando. Algunos de los que no hace tanto hacían temblar al mercado han reducido prácticamente a cero su probabilidad. Otros, en cambio, son cada vez más importantes, señala el economista Nouriel Roubini. China, Ucrania y el fin de los estímulos monetarios en Estados Unidos son algunos de ellos.
Hace dos años no se hablaba de otra cosa que de la ruptura de la zona euro, de la salida de Grecia del área de la moneda única o de la pérdida de acceso a los mercados de Italia o España. Pero la célebre frase que pronunció Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo (BCE), allá por julio de 2012, "haré todo lo que sea necesario para salvar el euro", sirvió para dar un vuelco a la situación yponer freno al temor al fin de la Eurozona.
En Estados Unidos, el presidente Barack Obama y los republicanos del Congreso consiguieron llegar a una tregua para evitar la amenaza de otro cierre del gobierno por la necesidad elevar el techo de deuda.
Por su parte, la relajación monetaria y la expansión fiscal, junto a ciertas reformas estructurales impulsadas por el primer ministro de Japón Shinzo Abe contribuyeron a reducir la crisis de deuda pública, recuerda Roubini en un artículo que recoge Project Syndicate.
También se ha reducido el riesgo de una guerra entre Israel e Irán por la presunta proliferación nuclear iraní tras el acuerdo provisional sobre el programa nuclear de este último que concluyó el pasado mes de noviembre. Y aunque la situación en muchos países de Oriente Medio sigue siendo muy inestable, ninguno de ellos es de importancia sistémica en términos financieros, y ningún conflicto ha impactado seriamente en los suministros de petróleo y gas a nivel mundial, agrega el economista.
Solucionados total o parcialmente estos riesgos, ¿cuáles suponen hoy entonces una amenaza para la economía global?
El primer sitio al que mira Roubini es a China. El reequilibrio del crecimiento, desde la inversión fija hacia el consumo privado se está produciendo muy lentamente y no son pocos los analistas que advierten de la gran burbuja de crédito en el país.
También existe el riesgo de errores por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) a medida que abandona los estímulos monetarios. El año pasado, el mero anuncio del fin gradual de las compras mensuales de activos provocó una "rabieta" en los mercados financieros globales y los mercados emergentes, señala el economista. Este año, la incertidumbre sobre el momento y la velocidad para normalizar su política puede generar una gran volatilidad.
En tercer lugar, y en relación a lo anterior, la Fed podría abandonar los tipos al 0% demasiado tarde y demasiado poco a poco, lo que podría provoca otro boom de precios de los activos. A su debido tiempo, podría causar burbujas en el sector inmobiliario, el crédito y los mercados de valores, añade Roubini en su artículo en el Project Syndicate.
En cuarto lugar, las crisis en algunos mercados emergentes puede empeorar. Algunos países se enfrentan a vientos en contra, por la caída en los precios de las materias primas y los riesgos asociados con la transformación estructural de China y el cambio de la política monetaria de la Fed, en un momento en que sus propias políticas macroeconómicas siguen siendo muy débiles. Sin contar con los riegos electorales a los que se enfrentan muchos de ellos.
La incertidumbre sobre cómo concluirá la crisis de Ucrania y el posible impacto sobre el suministro energético y los flujos de inversión, y ciertos desacuerdos terrestres y marítimos en Asia -empezando por las disputas entre China y Japón- podrían derivar en otros conflictos.
Roubini recuerda que los mercados financieros han sido optimistas hasta el momento respecto a estos nuevos riesgos crecientes: la volatilidad ha aumentado sólo ligeramente y los precios de los activos se han mantenido. Pero los inversores pueden estar engañándose a sí mismos pensando que la probabilidad de estos riesgos es bajo, concluye Roubini.