Economía

¿Cuánto tiempo tolerarán los ciudadanos el euro? Las lecciones de Argentina

  • El apoyo a una moneda puede ser alto hasta el mismo momento de su fin
  • Argentina puede ser un ejemplo de lo que puede pasar si no se toman medidas
  • Si no hay esperanza, se comenzará a debatir la conveniencia del euro
Una mujer protesta en Buenos Aires en 2002, tras las restricciones bancarias. Foto: Reuters

Aunque la crisis sigue golpeando con dureza a los países más débiles de la Eurozona, de momento no hay visos de que los ciudadanos quieran dejar el euro. En España, Italia, Grecia y Francia, la moneda única tiene un apoyo de más del 60%, según el Instituto Pew. Ahora bien, ¿puede llegar el momento en el que los europeos digan simplemente basta?

Esa es la pregunta que se hace el diario The Wall Street Journal, que recuerda al ritmo actual, y tal y como proclama públicamente la canciller alemana Angela Merkel, se tardará al menos una década en superar los problemas actuales.

Para responderla, dibuja un paralelismo con lo ocurrido en Argentina hace poco más de una década, cuando abandonó la paridad con el dólar e impagó su deuda tras haber perdido competitividad. Hasta el final hubo apoyo popular a esa paridad, pero la situación cambió de manera rápida y dramática.

El riesgo de que se abra el debate

Por el momento, los agoreros del euro han fallado en sus pronósticos, infravalorando la voluntad política de los gobiernos de la Eurozona. Sin embargo, no se debería caer en la complacencia, ya que la paciencia de los ciudadanos puede ser grande, pero seguro que tiene un límite.

"Solo la simple enormidad que supone salir del euro ha servido hasta ahora para provocar un rechazo a la salida", explica al diario Simon Tilford, economista del Center for European Research, un think tank londinense. Sin embargo, si la gente no ve la luz al final del túnel, "probablemente comencemos a ver un debate más abierto sobre los costes y beneficios de permanecer en la moneda única. Y una vez que se abra el debate, las cosas pueden pasar bastante rápido".

El WSJ dice que ya ha ocurrido antes, en Argentina. El país latinoamericano introdujo la paridad peso-dólar en los noventa, perdiendo el control sobre su moneda. Aunque controló la hiperinflación, provocó un boom del crédito en dólares que disparó salarios y costes empresariales, haciendo que el país perdiera competitividad.

Una situación similar a la del sur de Europa, ya que en ambos casos sus monedas no podían devaluarse para recuperar esa competitividad.

El caso argentino

Entonces, Argentina no tuvo más remedio que esperar a que sus salarios y precios cayeran lo suficiente para que el país fuera competitivo, y entonces se suponía que los argentinos aguantarían la dureza de mantener el dólar a cualquier precio, quemados como estaban por décadas de caos económico y político.

Técnicamente, Argentina tenía una moneda a la que retornar, pero abandonar la paridad tenián un coste tan alto que se suponía que no se iba a realizar, ya que la mayoría de deudas y contratos estaban denominados en dólares. Sin embargo, tras tres años de recesión, los argentinos decidieron que cualquier cosa que viniera no sería peor que la depresión sin fin necesaria para mantener sus pesos intercambiables por dólares.

Finalmente, en diciembre de 2001 hubo una explosión de ira popular en las calles de Buenos Aires, se sucedieron las manifestaciones por todo el país y cayó el Gobierno. Argentina impagó sus deudas poco después y abandonó la paridad con el dólar.

Un aviso para la Eurozona

La pregunta es, ¿cómo de similar es la situación entre Argentina y los países más débiles del euro hoy? Los problemas de Argentina parecen menores: su economía se había contraído "solo" un 8% en los tres años anteriores, algo similar a lo que ha ocurrido en Italia y Portugal desde sus máximos precrisis. El caso de Grecia es peor, ya que su PIB se ha hundido un 23%, según las estimaciones del FMI. España lo ha hecho cerca de un 6%.

Los miembros de la clase política europea deben tener en cuenta que los argentinos también mostraron un fuerte apoyo a la paridad con el dólar, como ocurre ahora con el euro en los estados más débiles, justo hasta antes de que la situación estallara. En una encuesta de ese mismo mes de diciembre de 2011, solo el 14% de los argentinos quería cambiar el régimen monetaria, mientras que el 62% apoyaba la paridad.

Con todo, el ejemplo de Argentina no debe ser un modelo para la Eurozona, sino más bien un toque de atención. A finales de 2001, el ministro de economía argentino aseguraba que la paridad con el dólar era "una institución permanente" cuyo colapso causaría "la disolución de las institucions básicas sociales y económicas". Un mes después había desaparecido.

Por ello, aquellos que piensan que la posibilidad de que un país abandone el euro deberían tener en consideración otras situaciones similares, como el caso de Argentina, en el que las que el régimen monetaria era visto como sagrado hasta el mismo momento de su final.

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