
El Catedrático de la Universidad de Columbia, Xavier Sala i Martín, analiza la crisis financiera europea y expone varios paralelismos con los muertos vivientes... en definitiva, con los zombis. El economista defiende que los bancos quebrados deberían ser liquidados y obligados a cerrar sus puertas, eso sí, siempre que se garanticen los depósitos de menos de 100.000 euros.
"En una economía de mercado, cuando las cosas van bien, la empresa gana dinero y cuando no, debe cerrar sus puertas. Pasa con las panaderías, los restaurantes y las fábricas de todo tipo. Los bancos no deben ser una excepción" agrega el experto en un artículo publicado en La Vanguardia.
En este sentido, Sala i Martín afirma que los defensores de los rescates con dinero del contribuyente utilizan dos argumentos. En primer lugar, señalan que, a diferencia de las demás empresas, los bancos son sistémicos, es decir, que si alguno de ellos cae se producirá un "pánico financiero" y un efecto contagio sobre los demás bancos, lo que agravará la crisis.
El catedrático define este argumento como "sorprendente", ya que "en Europa no se ha dejado quebrar ningún banco y eso no ha evitado la desaparición del crédito ni el colapso de la economía". "Si hubiéramos dejado quebrar algunos bancos, estaríamos igual que ahora (sin crédito) pero ¡al menos nos habríamos ahorrado el dinero de los rescates!" apunta el experto.
El segundo argumento señala que "no rescatarlos costará todavía más dinero al contribuyente". Es decir, el dinero que se necesitaría para garantizar que todos los depositantes asegurados recuperen sus ahorros es mayor que el que se necesita para mantener vivo al banco. Sin embargo, Sala i Martín considera que este razonamiento tiene un pequeño problema: "un banco quebrado que sigue operando es como un muerto que sigue viviendo. Es decir, es un ¡banco zombi! Y eso cambia la ecuación".
La 'zombificación'
Al hilo de esto, el experto explica que, al ser mantenidos por el Estado, los 'zombis bancarios' tienen serias dificultades para encontrar clientes, depositantes y créditos mayoristas, por lo que no pueden conceder créditos ni a particulares ni a empresas. "Y sin créditos no hay beneficios, por lo que requiere más ayudas del Estado", afirma Sala i Martín, al tiempo que añade que todo esto "agranda los déficits públicos hasta límites insostenibles por lo que el Gobierno los intenta recortar reduciendo el gasto y aumentando los impuestos. La recesión se agrava, los trabajadores se van al paro y no pueden pagar hipotecas, las empresas cierran sus puertas y no devuelven sus créditos".
Con esta situación, resulta evidente que se cierra el círculo vicioso porque todo ello vuelve a repercutir en los bancos, tanto en los zombis como en los sanos. "Los zombis requieren más dinero público y los sanos se empiezan a 'zombificar'. Y es que al final, sin negocio, no hay banco que sea viable y todos acaban quebrando. Del mismo modo que los zombis humanos viven de comer la carne de los vivos a los que, a su vez, convierten en zombis, los zombis bancarios viven de comer el dinero de los contribuyentes y de los bancos sanos, a los que acaban por convertir en bancos zombis".
Tras este análisis, Sala i Martín recomienda que la política bancaria europea requiere grandes cambios, ya que "mantener vivos con dinero público bancos quebrados que no prestan no sólo es una estafa al contribuyente sino que puede acabar hundiendo la economía entera".
"El gran problema de los zombis humanos es que son muy difíciles de eliminar. A la vista de lo que nos explican nuestros ministros, mucho me temo que la resistencia a desaparecer sea también una de las características de los zombis bancarios", sentencia el Catedrático.