
El Fondo Monetario Internacional publicó esta semana sus previsiones económicas para España, país del que espera una caída del 1,6% en 2013. Una de las conclusiones más destacadas de su informe es que la recesión podría continuar en 2014. Pero para el economista Santiago Niño Becerra existe otra preocupación: "Con ser malas las previsiones, pienso que lo verdaderamente terrible es la sensación que se está instalando de que España es un caso perdido".
"Es como si ya no fuese tan importante que la economía española fuese a peor", señala en su blog de La Carta de la Bolsa. Es decir, algo que debería ser importante parece ya no serlo tanto porque la situación está hoy más bajo control que hace unos meses. "Que el conjunto de España entrase en una senda de semipermanente estancamiento en el que pudiese permanecer sería hoy mucho menos peligroso que hace unos meses porque la situación ya estaría prevista, bajo control, y minimizados sus efectos para el conjunto", explica.
Claro que entonces España puede entrar en una "dinámica tipo años 40 en la que simplemente estaría asistiendo de convidado de piedra a una reunión en la que nada tendría que decir porque nada pintaría". Evidentemente, señala Becerra, continuaría monitorizada, intervenida, y fiscalizada, y debería pagar lo que fuese pudiendo de lo que debe. "Pero nada más".
En su opinión, una economía con un Producto Interior Bruto (PIB) de un billón de euros es grande, pero es como si el daño que una economía de ese tamaño puede causar se hubiese encapsulado, "de tal modo que el daño efectivo hoy es muchísimo menor del que hace un año una economía como esa podía causar".
Esta es una fase nueva, señala Niño Becerra. "Quién es importante porque puede generar y contribuir y quién no. Es parte de la transición de modelo en la que estamos inmersos, todos los países; aunque para unos tendrá unas consecuencias distintas que para otros", concluye.
Sobre las previsiones
Sobre las consecuencias que surgen de las últimas previsiones del FMI. Una de ellas hace referencia al incumplimiento del déficit. Será prácticamente imposible que España alcance el compromiso al que llegó casi toda la UE: tener un déficit estructural del 0,5% en el 2020, piensa el economista. "Lo que va a suponer que España quede arrinconada, es decir, que quede al margen de los cauces de la Economía europea e internacional".
En cualquier caso, y debido a la presión financiera internacional, España se verá forzada a reducir su déficit en lo posible, "pero como crecerá en cantidad totalmente insuficiente, caben esperar recortes profundísimos y adicionales en el gasto público".
La pregunta es: ¿cabe esperar un rescate integral de España? Niño Becerra sigue pensando que no "por volumen". Y, además, "porque el daño que España es capaz de causar se halla mucho más acotado y es mucho más limitado que hace un año".