
El pasado viernes, el Tribunal Constitucional de Portugal declaró ilegales los recortes en las pagas extra a funcionarios y pensionistas y el nuevo impuesto sobre los subsidios de salud y desempleo. Una decisión que dejó al Gobierno sin unas medidas de ahorro que equivalían a más de mil millones de euros y que le obligarán a buscar nuevos recortes para cumplir con sus acreedores.
El economista Santiago Niño Becerra comenta en uno de sus artículos de La Carta de la Bolsa la decisión del Constitucional luso y apunta que "a base de amenazas, presiones y represión, el Gobierno portugués impondrá a la población lo que la troika (BCE, Bruselas y FMI) o los mercados le dicten".
¿Y servirá eso de algo? Niño Becerra piensa que no, porque existe "una verdad ineludible, inamovible e inmutable y es que sólo con recortes no se resuelve el problema". Y el problema es que Portugal no crece, y como no crece no puede pagar la deuda que ya debe.
"A Portugal le sucede exactamente lo mismo que le sucede a España, por ello es el espejo en el que España debe mirarse. Lo que ocurre es que, en proporción, España lo tiene peor porque tiene una deuda total superior", señala el economista.
Así pues, tantos recortes "a base de amenazas, presiones y represión" servirán solo para reducir el déficit y para que la mayoría de la población portuguesa "se hunda en la miseria". Porque, ¿con qué cuenta Portugal para crecer?. ¿Qué tiene Portugal para ofrecer al nuevo modelo del que ya nos están llegando las primeras ondas?. ¿Qué tiene el país vecino del nuestro para revertir el proceso regresivo en el que se halla desde hace bastante más de un lustro?, se cuestiona Becerra.
"Y el espejo: Portugal, un país bastante homogéneo. España: ¿cuántos portugales hay en España?", concluye. ¿Con qué cuenta cada parte de España para crecer?. ¿Qué tiene cada parte de España para ofrecer al nuevo modelo del que ya nos están llegando las primeras ondas?, reitera Niño Becerra.