
De las elecciones italianas sale aquello que los analistas e inversores definen como worst case scenario: el peor de los casos. En Roma, ayer resultaron alterados todos los pronósticos y el país salió de dos días de votación con una apretada mayoría de centroizquierda en la Cámara de Diputados y sin un vencedor en el Senado, que es decisivo para formar Gobierno. Berlusconi vuelve a ser protagonista: descarta cualquier acuerdo con Monti y se acerca a Bersani.
Un resultado que regala a Italia un Parlamento ingobernable, ya que el escenario se complica con el triunfo del Movimiento 5 Estrellas, la fuerza antipartidos de Grillo, que supera el 25% de los consensos y resulta el principal partido italiano, ya que sus adversarios se presentaban en coaliciones.
Grillo ennegreció las perspectivas al apresurarse a negar una posible alianza con Bersani al proclamar: "No haremos ningun acuerdo. Son las pruebas generales". Y su Movimiento vuelve a proponer un referéndum para salir del euro.
El voto entregó una apretadísima victoria a Pier Luigi Bersani, secretario del Partido Demócrata, que llega a poco más del 29% (contra el 28% de Berlusconi), y puede arrancar el 55% de escaños que corresponden en la Cámara Baja a la primera coalición del país. Un logro que, sin embargo, es poca cosa si no va de la mano de una victoria en el Senado, cuyos escaños se asignan a nivel regional.
La coalición de Bersani pidió anoche "responsabilidad" y no descartaba que el centroizquierda pudiera volver a aliarse con el renacido Berlusconi. Por una diferente composición del electorado (pueden votar para la Cámara Alta sólo los electores de más de 25 años) gana la coalición liderada por Berlusconi, que se aseguraba una mayoría relativa de escaños de casi 130 sobre 315. Es la enésima resurrección política de Il Cavaliere.
Las webs de los medios internacionales alertaban anoche de la ingobernabilidad de Italia y la sombra de una segunda cita con las urnas. El buen resultado de la derecha y el decepcionante rendimiento del centro liberal de Mario Monti, que en ambas cámaras quedó por debajo del 10%, en un claro castigo a los ajustes europeos impuestos por Merkel, crea una situación alarmante. "Si prevalece la inestabilidad habrá volatilidad sobre los mercados y la posibilidad de elecciones en seis meses", vaticinaba la víspera RGE, la firma de Nouriel Roubini.
Preocupa, y mucho, Grillo
La otra cara de los comicios son su impacto en los mercados. De hecho, cuando las primeras encuestas confirmaban los sondeos delineando una clara mayoría de Bersani, las bolsas subían y caían las primas de riesgo. Las primeras proyecciones pararon esas reacciones.
Junto con la afirmación de Berlusconi, cuyo estilo de Gobierno es bien conocido por los inversores, la mayor preocupación de los mercados viene del Movimiento 5 Estrellas de Beppe Grillo. El cómico consiguió hacerse con millones de votos de electores decepcionados, y ahora podrá llevar al Parlamento un centenar de diputados, indisponibles para cerrar acuerdos. Sus jóvenes militantes explicaban a las Cámaras que en su programa está el referéndum para decidir si Italia se queda o no en el euro.
Mientras, el avance electoral de esa fuerza nacida tan sólo hace tres años copó las redes sociales. "La honestidad estará de moda", dijo Grillo en su primer tuit, reafirmando que la prioridad será "echar a los partidos corruptos" con un programa que no se aleja mucho de los temas avanzados en España por el 15-M. Si al éxito del Grillo se suma el descenso de la participación (un 75% frente a más del 80 por ciento de las últimas elecciones) es evidente el cansancio de los italianos.
Un desafío más para el presidente de la República Giorgio Napolitano, que antes de acabar con su mandato, el próximo mayo, tendrá que coordinar la formación de un nuevo Gobierno. A la espera de conocer los resultados definitivos hay varios escenarios: una solución "a la griega", es decir nuevas elecciones. O un Gobierno de coalición que incluya todas las fuerzas.