Economía

La crisis prueba la capacidad de Francia para desafiar la gravedad económica

Los franceses se consideran excepcionales en muchos aspectos. No es de extrañar si se tiene en cuenta que tienen algunos de los mejores vinos, paisajes, arquitectura, literatura y arte del mundo. Pero la crisis del euro está poniendo a prueba los límites de la excepción francesa, un país que, piensan muchos analistas, parece vivir en ocasiones en un universo paralelo en lo que respecta a la economía.

La capacidad permanente de Francia para desafiar la gravedad económica -sumando nuevos impuestos siendo uno de los países con mayores cargas fiscales de Europa, manteniendo horarios laborales, la protección al empleo, la jubilación anticipada y los generosos beneficios del estado del bienestar- está a punto de ser testada. 

El presidente francés, François Hollande, ha prometido reducir el déficit al 3% del PIB en 2013, desde una previsión del 4,5% en 2012. A diferencia de muchos socios del euro, tiene previsto alcanzar dos tercios del ajuste con la recaudación extra de ingresos, y alrededor de un tercio congelando el gasto público en términos nominales. El gasto público representa alrededor del 56% del PIB, el nivel más alto de Europa, con la excepción de Dinamarca.

Para lograr su objetivo, hace apenas una semana anunció el mayor ajuste en tres décadas: 30.000 millones de euros. Pero desde Alemania hasta China, los líderes políticos están preocupados por la incapacidad o falta de voluntad de Francia para asumir las reformas implementadas en otros países para hacer su economía más competitiva. Mientras otros Estados adelgazan el sector público e impulsan la venta de activos estatales, Hollande se plantea contratar a más maestros y policias.

Presión a empresas y rentas altas

Para cumplir con sus promesas de campaña relativas a la justicia social, a la distribución justa de los sacrificios, Hollande ha reclamado a "los más ricos" que "demuestren su patriotismo", y ha dado luz verde a la simbólica tasa del 75% para los ingresos superiores al millón de euros hasta que la economía se recupere, lo que calcula que ocurrirá en aproximadamente dos años.

Al presentar los recortes, el presidente indicó que su intención es obtener los aproximadamente 30.000 millones de euros necesarios en tres ámbitos: 10.000 millones a partir de recortes ministeriales, "excepto Educación, Seguridad y Justicia", otros 10.000 de grandes empresas y, finalmente, otros 10.000 a partir de las familias. Es decir, pretende obtener 20.000 millones aumentando la presión fiscal (10.000 por los gravámenes a las rentas más altas y otros 10.000 por impuesto de beneficios a las grandes empresas). Sin embargo, una mayor presión fiscal de las empresas va en contra de su objetivo de reactivar el crecimiento y puede aumentar relativamente poco los ingresos.

Con una tasa de paro alrededor del 10% en la medida en que compañías como Peugeot o ArcelorMittal recortan plantilla y producción en Francia, el presidente galo reconoció la semana pasada que el país tenía un problema de competitividad.

Todos los indicadores de competitividad -desde los costes laborales unitarios hasta la calidad de la educación y la formación- muestran una brecha creciente con Alemania, el mayor socio económico de Francia.

Hollande quiere reducir los costes laborales mediante la transferencia de las cargas sociales a un impuesto general sobre la renta y mediante la flexibilización de los contratos indefinidos. Está buscando el consentimiento de los sindicatos, la mayoría de los cuales son hostiles a relajar las leyes laborales.

La recuperación, en dos años

"Tengo como misión la recuperación del país. Voy a establecer una agenda de recuperación, en dos años, en el empleo y las cuentas públicas", manifestó el presidente, criticado en las últimas semanas por una cierta lentitud en el trabajo del Gobierno y la falta de precisión en las reformas.

En otro de los mensajes hacia una población crecientemente preocupada por el incremento del desempleo, el presidente declaró en la entrevista concedida al canal privado de televisión TF1 que la "curva del paro" deberá tender hacia abajo en el plazo de un año.

El empleo es justamente una de las inquietudes fundamantales de los ciudadanos franceses, según demuestran los últimos sondeos, que además reflejan una caída del apoyo del electorado al Gobierno socialista, del que se teme que no cumplirá parte de las promesas electorales.

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