
El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, admitió el viernes por primera vez de manera implícita la posibilidad de pedir nuevos soportes financieros a Europa, pero no antes de conocer las condiciones ni las actuaciones proyectadas por el Banco Central Europeo. "Haré lo más conveniente para España": Rajoy quiere conocer los planes del BCE.
Rajoy, que insistió en destacar como la víspera lo que él considera como un cambio sustancial en la política del BCE anunciando intervenciones y medidas no convencionales para proteger el euro, dijo que quiere conocer primero las modalidades de la ayuda antes de decidir sobre cualquier procedimiento.
Eso sí, la decisión podría retrasarse unas semanas, según han asegurado fuentes próximas al presidente a la agencia Reuters. Asimismo, la posibilidad ya estaría siendo contemplada activamente, y Rajoy estaría dispuesto a acarrear con el coste político que supondría una petición de ayuda a Europa.
A diferencia de ayer, al ser preguntado sobre la petición de ayuda, fue mucho más lejos: "haré lo que convenga a los intereses generales del conjunto de los españoles".
Desde Moncloa se puntualiza que España no va a pedir ningún rescate, y que lo que se le propone desde el Banco Central Europeo es que recurra al Fondo Europeo de Estabilidad Financiera como condición previa para intervenir en los mercados para contribuir a rebajar la prima de riesgo.
"La gente ha dicho que la principal razón por la que no pide ayuda es porque es demasiado orgulloso. Pero esto no es verdad. Él pidió asistencia para la banca porque era el instrumento adecuado para resolver un problema específico. No hay oposición a hacerlo de nuevo", explicó la fuente a la agencia británica.
Una petición de ayuda implicaría negociar un nuevo memorándum de entendimiento con otros países y podría implicar fuertes condicionantes, algo que el presidente quiere negociar en detalle antes de continuar adelante y pedir la ayuda.
El mercado descuenta algún tipo de ayuda
Pero incluso desde el Gobierno se apunta a que se podría evitar esta petición, ya que Rajoy piensa que simplemente el hecho de los fondos de rescate y el BCE estén ahí para ayudar y este apoyo se haga explícito puede ser suficiente para aliviar las presiones del mercado sobre la deuda española.
"La idea es que los instrumentos deben estar en marcha y posiblemente la prima de riesgo caiga tanto que no haya necesidad de ir más allá", explicó un alto cargo. Sin embargo, tras las palabras de Draghi, en el mercado se ha pasado de pensar que sería posible evitar un rescate de España a considerarlo como algo inevitable. Y la renta variable y el mercado de deuda lo han celebrado.
"Rajoy no se ha mostrado tan contundente como en otras ocasiones cuando ha rechazado algún tipo de respaldo para la economía y eso es considerado positivo porque ello abriría el mercado del crédito en España y las empresas del país accederían a la financiación", dijo Estefanía Ponte, directora de Economía y estrategia de Cortal Consors.
Según Ponte, el mercado parte del planteamiento de que una ayuda a España por parte europea no significaría un rescate convencional como los aplicados para Grecia, Irlanda y Portugal, y no supondría echar el cerrojo de los mercados para España.
Parece que el sentimiento de urgencia ha disminuido, y fuentes del Ejecutivo han especificado que, de acuerdo al calendario de subastas del Tesoro, el Gobierno dispone aún de margen para tomar una decisión en este sentido, aún reconociendo que agosto será un mes volátil en los mercados.
Las próximas subastas de deuda pública tendrán lugar los días 21 y 28 de agosto, pero se trata de deuda que vence a corto plazo, en concreto, letras con vencimiento entre los tres y los 18 meses. La siguiente subasta de bonos del Estado, donde pesa más el tipo de interés al que se coloque la deuda, está fijada para el 6 de septiembre.