Economía

Choque de trenes en la UE: Alemania se queda sola frente a España, Italia y Francia

La canciller germana Angela Merkel. Foto: Archivo

Europa libra entre hoy y mañana su batalla más importante para el futuro no sólo del euro, sino, posiblemente, del conjunto de la Unión Europea. La cumbre de jefes de Estado y de Gobierno que se celebra en Bruselas se presenta como un campo de juego en el que hay dos bandos perfectamente definidos. Y la canciller alemana, Ángela Merkel, se ha quedado sola entre las grandes economías.

Fiel a su política de austeridad, contraria a la compra de deuda y férrea opositora a los eurobonos, -el martes afirmó que no existirán "mientras viva" y ayer insistió en el Parlamento en que "no sólo son inconstitucionales, sino también económicamente incorrectos y contraproducentes"- puede encontrarse con un bloque compacto que le plantará cara.

Se trata de España, Italia y Francia. O lo que es lo mismo, Rajoy, Monti y Hollande. Los dos primeros porque necesitan con urgencia que Europa acceda a que el Fondo de Rescate compre deuda para desinflar la prima de riesgo. "No podemos seguir financiándonos mucho tiempo a estos precios", dijo ayer Rajoy.

Hollande, por su parte, al margen del miedo al contagio frente a lo que defendía Sarkozy -su antecesor en el cargo y el único aliado que le quedaba a Merkel-, no cree en la austeridad como vía para salir de la crisis. En un intento desesperado de alcanzar un pacto, cenó con ella en París para convencerle de que suavice su posición. "Hay progresos, principalmente en lo referente al crecimiento" , aseguró el presidente francés al inició de la reunión. Pero eso después de que Merkel hubiera asegurado poco antes ante sus compatriotas, que "es imperativo que no hagamos promesas que no podamos cumplir y que pongamos en marcha lo que hemos acordado".

La tensión entre Berlín y sus socios ha crecido al mismo ritmo que lo hacía el precio que estos pagaban por su deuda. Y el problema es que lo ha hecho hasta tal punto, que el primer ministro italiano, Mario Monti, ha lanzado una amenaza velada: o Merkel cede o puede tomar una decisión drástica y abandonar el Gobierno de técnicos que preside. Y es que, aunque era muy popular cuando llegó al poder el pasado mes de noviembre, sustituyendo a Silvio Berlusconi, su índice de aprobación se ha desplomado poco a poco.

La amenaza de Monti

Las subidas de impuestos y las rebajas de las pensiones, marcadas desde Berlín, agravan la recesión y su reforma laboral disgusta tanto a los sindicatos como a la clase empresarial transalpina. Monti ha prometido tratar de suavizar en la cumbre europea el hincapié en el rigor presupuestario que hace Merkel, pero no lo tiene ni mucho menos fácil. El jefe del Gobierno italiano ha reconocido ya en público que hay una preocupación máxima ante lo que pueda pasar en la cumbre de Bruselas, a la que se llega, según dice, bajo una "incertidumbre total".

Fuentes de su Ejecutivo han reconocido a Financial Times que se plantará en la reunión con dos mensajes claros. El primero es que cuenta con otros países europeos como aliados para defender la necesidad de dar un giro de timón a la política de austeridad. Y el segundo es que si Merkel no accede a levantar el yugo que atenaza a la economía de los países del sur y se mantiene la presión de la deuda sobre Italia, el futuro de su Gobierno estaría en serio peligro y él mismo podría optar por renunciar al cargo.

"Monti tendrá problemas si no puede volver de la cumbre con alguna clase de concesiones de Merkel", ha asegurado esta semana a la agencia Reuters, James Walston, profesor de política en la Universidad Americana de Roma.

Aunque ahora es España la que está en el punto de mira de los mercados, el riesgo en Italia podría ser al final mucho más elevado. Con su prima de riesgo también al alza, el país, cuya economía equivale a una vez y media la española, soporta la deuda pública más alta de todo el mundo: casi 2 billones de euros, lo que equivale al 120 por ciento de su PIB.

El Gobierno de Monti teme por ello que si no se frena la escalada de los tipos de interés, el déficit presupuestario pueda dispararse de forma brutal, hasta extremos realmente insoportables. Y todo, con un Ejecutivo no electo, que pierde en las últimas semanas el apoyo de sus aliados parlamentarios, especialmente de su predecesor, Silvio Berlusconi, cuyo Partido de la Libertad (PDL), sumido en disputas internas, recibió un fuerte varapalo en las elecciones locales del mes pasado.

"Esperemos que Monti sepa cómo utilizar las fortalezas económicas de Italia y meta presión sobre Alemania para que suavice su posición", dijo Berlusconi. "Siempre me enfrenté a la rigurosa posición alemana, que envenena la economía".

Aprovechando una marea de descontento con los efectos de la crisis del euro, y para revivir su fortuna política, Berlusconi ha planteado dos veces en los últimos 20 días la idea de que Italia vuelva a la lira.

Monti, un excomisario europeo consciente del cambio de opinión hacia su Gobierno, hizo así especial énfasis en la necesidad de un cambio de rumbo cuando el pasado viernes recibió en Roma a Merkel, Hollande y Rajoy. Fue un encuentro en el que intentaron limar diferencias antes de la cumbre de Bruselas y en el que se acordó un plan de crecimiento de hasta 130.000 millones de euros. Pero no parece que sea suficiente.

Merkel, que tiene que librar también una dura batalla en su propio Gobierno, tanto en el interior de su partido, la CDU, como con los liberales del FPD, está especialmente dolida con Rajoy. La canciller estaba convencida de que el líder del PP se pondría de su lado tras la victoria de Hollande en las elecciones francesas, y ve ahora, con incredulidad, con que lejos de apoyar sus políticas, se posicionaba del lado contrario.

La dama de hierro teutona desconfía de su homólogo español, la tensión entre ambos ha ido en aumento a lo largo de los últimos meses y ni un ni otro han tenido ningún reparo a la hora de hacerlo público.

Desmentidos mutuos

Tras la reunión del G-20 en Los Cabos (México), Merkel explicó en una rueda de prensa el pasado 19 de junio que había pedido a España "que haya claridad, rápidamente, sobre cómo va a ser su petición de ayuda". Pero Rajoy lo negó. "Tengo que desmentirlo, me ha sorprendido una información que dice que alguien nos ha pedido que hiciéramos ya la petición formal del crédito a la banca. Nadie ha planteado eso, somos los primeros interesados en que se resuelva con la mayor celeridad posible", aseguró.

Y lo peor es que no es la primera vez que sucede algo parecido. Ya en marzo, antes incluso de que Hollande alcanzara el poder en Francia, Rajoy aseguró que España tomaba una "decisión soberana" de aumentar hasta el 5,8% del PIB su previsión de déficit para 2012 sin consultar a las instituciones europeas ni a sus socios comunitarios y convencido de que con ello no incumplía el Pacto de Estabilidad de la UE. Hasta que unos días después, Merkel le exigió rebajar esa cifra hasta el 5,3% y hacer recortes de forma adicional por un importe de unos 5.000 millones de euros. El problema ahora es que Alemania tampoco se cree que el Gobierno del PP vaya a ser capaz de alcanzar esa cifra.

Sobre todo después de que esta misma semana se haya sabido que el déficit del Estado ha alcanzado en mayo el 3,41% del PIB, frente al objetivo del 3,5% marcado para todo el año. Merkel lleva reclamando desde hace tiempo a Rajoy la presentación de una hoja de ruta con los ajustes necesarios para cumplir los objetivos.

Berlín desconfía de Madrid

Berlín está convencido, de hecho, de que el líder del PP será incapaz de convencer a los barones de su partido de llevar a cabo una profunda reforma jurídica del Estado para, entre otras cosas, reducir el número de empleados públicos y fusionar ayuntamientos o incluso autonomías.

El Gobierno prevé presentar a lo largo del próximo mes de julio un techo de gasto, donde se esbozarán las líneas maestras de los presupuestos generales del Estado para 2013 y 2014, pero Merkel no parece dispuesta a esperar ni un minuto más.

De hecho, esa es la razón por la que ha obligado a Rajoy a acometer de forma inmediata una subida del IVA. El pasado martes a primera hora de la tarde, el presidente anunció ya que iba a tomar "medidas difíciles" este mismo año, aunque sin concretar cuáles. Poco después el Ministerio de Hacienda admitió que "se está analizando la estructura de tipos de gravamen del IVA y qué bienes y servicios están en cada uno de ellos" para afrontar posibles subidas.

Parece que la idea inicial es que los productos que tienen que pagar ahora el tipo reducido, del 8%, se acojan al general, del 18%. Eso implicaría que los alimentos no básicos, el transporte, los espectáculos, el turismo y la hostelería, tendrían que encarecer sensiblemente sus precios.

En cuanto a los bancos, España intentó aplazar hasta el último momento la petición de ayuda y el presidente llegó a decir que había sido él el que había presionado a Bruselas. Pero nada más lejos de la realidad. Como le aclaró poco después el presidente de la Comisión Europea, Durao Barraso, fue él -a instancias de Merkel- el que presionó a España.

Como también fue Europa, y por ende Alemania, la que forzó a que la petición se hiciera de forma inmediata, sin haber resuelto todavía un aspecto clave: si el fondo de rescate iba a ser o no acreedor preferente. El ministro de Economía, Luis de Guindos, había insistido en que no haría la solicitud hasta que Alemania no renunciara a este punto. Pero Merkel ha sido más fuerte. De momento.

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky