
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, desató ayer pasadas las 9 de la mañana la caja de los truenos en el sistema financiero en una jornada en la que los acontecimientos se precipitaron después de que, en primera persona, reconociera su intención de crear un banco malo con dinero público ante "una situación límite".
En su segunda entrevista desde que llegó a La Moncloa, el jefe del Ejecutivo había sido interpelado directamente por la difícil situación financiera que atraviesa Bankia cuando reconoció esta decisión inminente... pese a haberla negado por activa y por pasiva hasta la semana pasada. Fuentes del sector aseguraron a Ep que, antes de realizar estas declaraciones, Rajoy ya estaba informado de que Rodrigo Rato iba a dimitir de la presidencia de Bankia.
El jefe del Ejecutivo anunció en Onda Cero que este mismo viernes el Consejo de Ministros dará el visto bueno a un segundo paquete "de medidas importantes" en materia financiera y, al más puro estilo Rajoy, reconoció que, entre ellas, estará el famoso banco malo, tal y como admitió la semana pasada ante el toque del BCE el ministro de Economía, Luis de Guindos. Eso sí, el presidente evitó poner en su boca la palabra banco malo, ya que el Gobierno prefiere tirar de eufemismos: entidad de activos inmobiliarios problemáticos.
Sin embargo, Rajoy sí fue directo en su disculpa al reconocer que "no es partidario" del banco malo. Reconocía así las presiones internacionales para su creación. Lo dijo para reconocer, después, a modo de declaración de intenciones, que "si es bueno para España hará lo que tenga que hacer aunque no le guste y aunque haya dicho que no lo iba a hacer". A partir de esa máxima, manos libres.
Rajoy admitió que el Real Decreto Ley que se aprobará el viernes, el segundo tras el decreto de febrero que obligaba a los bancos a provisionar hasta 50.000 millones para contar con un capital más fuerte, tiene como principal objetivo "que se fije el precio real de las viviendas" para que se saquen a la venta... "aunque pierdan dinero los bancos y los promotores".
Defendió el decreto con el objetivo de que "en poco tiempo las entidades estén perfectamente capitalizadas y no generen ninguna duda". "Mi última intención y lo último que haría será inyectar o prestar dinero público, pero si fuera necesario para conseguir el crédito y salvar al sistema, yo no renunciaría a inyectar dinero público, aunque insisto en que sería la última instancia", insistió Rajoy abriendo la puerta a que no sólo Bankia reciba el socorro estatal.
El hoy presidente del Gobierno, en el debate de la campaña electoral, echó en cara al candidato socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, que el PSOE aportara dinero a la banca. "Yo no pienso dar ni un solo euro", zanjó. Lo más llamativo es que no en noviembre, sino la semana pasada, en un acto en el Consejo de Estado, Rajoy seguía insistiendo en esta doble negativa que, una vez más, se ha confirmado después.
¿Elevará el déficit público? Rajoy lo descartó de raíz. "No compromete el objetivo del déficit, que ya está encarrilado", aseguró.
Confirma la subida del IVA
A todos los niveles, Rajoy volvió a mostrar su compromiso con el déficit público haciendo de éste su principal credo aunque tenga que hacer lo que no le guste. En esa línea, reconoció una vez más que no quería subir los impuestos y mostró su intención de que, si puede, los bajará antes de que termine esta legislatura. En relación al IVA, admitió que no quiere subirlo pero dijo que lo hará "si es bueno" para equilibrar las cuentas de 2013.
Además, reconoció por vez primera que España es una economía demasiado grande para ser intervenida: "El rescate no está ni cerca ni lejos, entre otras cosas, porque España no se puede rescatar". Sin embargo, aunque descartó que según los planes de reequilibrio presentados a Hacienda haya alguna autonomía que tenga ser intervenida, sí se mostró tajante al asegurar que si es necesario se hará. Sin nombrarla, recordó que el precio al que se financió la semana pasada la Comunidad Valenciana "es ir a la ruina". Rajoy, que advirtió de que 2013 será un "año malo", dijo no estar sorprendido por el mal dato del paro de abril y confió en que no se alcancen los 6 millones de parados.