
Los expertos creen que una quiebra una quiebra y posterior salida del euro de Grecia no sería un desastre para la Eurozona, siempre que el incendio se apagase en Portugal. Y las cosas no pintan bien: el Eugrupo ha vuelto a aplazar su reunión para activar el segundo rescate mientras la economía helena cerró 2011 con una contracción del 7%.
Casi dos años después del rescate griego, Europa sigue a merced de lo que suceda en este pequeño país mediterráneo cuyo PIB apenas representa el 3% del total de la Eurozona. ¿Por qué? Lo dice claramente el economista jefe de Cemex, Manuel Balmaseda, porque "el error europeo fue hacer de Grecia un problema del euro".
Durante las últimas semanas se ha intensificado la deriva helena y la percepción de inminencia de su quiebra, ante la necesidad de ulteriores ajustes para apuntalar nuevas ayudas que impidan que impague el 20 de marzo, cuando afronta 14.500 millones de euros en vencimientos. En liza está la inyección de 130.000 millones, para cuya liberación efectiva la troika UE-FMI-BCE pide algo más que compromisos de ajuste: pruebas palpables de que se implementan.
Algaradas callejeras, encarnizados debates parlamentarios y un horizonte multilateral de escenarios sobre los que los expertos consultados por elEconomista arrojan algo de luz que desentrañe la encrucijada helena. La clave es la virtualidad que pueda tener un país quebrado para seguir en el euro y qué implicaciones tendría la postquiebra para la eurozona y para la propia Grecia, en función de que siga o no en el euro.
Los expertos estiman que el desenlace heleno es sólo cuestión de tiempo. Un tiempo que la UE trata de ganar para que su banca esté más preparada y conjurar el contagio a Portugal y siguientes, pero que no aporta nada al "enfermo intubado" que es Grecia, como define al país el director general de Swiss & Global Iberia, Juan Ramón Caridad.
Quebrar y abandonar la moneda única es la opción menos mala para la dolorosa recuperación helena, a la luz de la opinión mayoritaria de los analistas, mientras que la eurozona puede vivir con o sin Grecia sin grandes repercusiones.
Dentro, mejor para Europa...
Balmaseda lo tiene claro: "El asunto es político", algo en lo que coinciden otros expertos consultados. La reacción a una UE con un Estado miembro quebrado en su seno dependerá del mensaje político que se lance; de si se puede aislar el caso heleno como único.
El economista jefe de Cemex insiste en que si Grecia abandona y la UE deja claro que los que se mantienen en el club europeo se disciplinan, emprenden reformas y muestran un compromiso más fuerte el eventual impacto se minimiza. Además, si la economía helena permanece en el euro quebrada, se abarataría la moneda única, lo cual le viene bien a Alemania, apostilla.
... y peor para Atenas
"La economía griega tendrá que hacer frente sola a sus propios demonios, con o sin el euro". Pero será más fácil que retome el crecimiento desde fuera de la eurozona, indica Balmaseda, quien añade que, además, en ese caso, "los griegos no tendrán a quien culpar".
En este sentido, el jefe del departamento de investigación del Instituto de Estudios Bursátiles, Lorenzo Dávila, cree que Atenas debe impulsar su salida del euro, dejar de pagar deudas, devaluar y tratar de hacerse más competitiva para que a través del sector exterior pueda llegar a tirar del crecimiento interno. Ambos analistas coinciden en que la economía helena no tiene demanda interna para remontar y no puede competir vía valor añadido. Por tanto, su única salida es rivalizar vía devaluación y agarrarse al baluarte del turismo. Algo que resulta mucho más fácil regresando al dracma.
Juan Ramón Caridad precisa que aunque Atenas se lance a una impresión febril de dracmas, vivirá unos meses de inanición y que, dado que no tiene futuro vía demanda interna, debe esforzarse en mantener unos lazos aceptables con la eurozona, China y Estados Unidos.
El abandono del euro tendría una repercusión asimétrica, desvela: "Si se hace moderadamente, el impacto para el euro será cero, pero reportará un grave empeoramiento de la vida de los helenos".
Agonía en cualquier caso
No obstante, resumen los expertos, la situación helena es agónica tanto si quiebra y sale como si quiebra y permanece en la eurozona. En este sentido, el director del Máster de Finanzas de Esade, Jordi Fabregat, considera que la salida de Grecia del euro es un escenario cada vez más realista. "Hace dos meses no me habría atrevido a decirlo pero desde hace semanas, hay muchas señales que apuntan en esa dirección: la dureza de Alemania, que se niega a seguir ayudando, y sobre todo, el problema de fondo, que la economía griega no tiene capacidad para seguir creciendo".
La quimera, evitar el contagio
Por otra parte, hace ya mucho que los helenos viven una devaluación encubierta, explica Fabregat, en forma de rebaja de salarios y poder adquisitivo en general. Si la vuelta al dracma parece la solución, ¿por qué temen tanto ese escenario los estados que gobiernan el euro, sobre todo Alemania? "Por el alcance que puede tener la salida de Grecia de la eurozona, es decir, el efecto contagio que puede deparar", se autorresponde Fabregat. No es un secreto que Portugal lleva 10 años sin crecer, pero si cae Grecia, ¿qué pasa con el resto? Es un proceso que no está previsto.
Por eso la clave es el mensaje político que los líderes europeos sean capaces de transmitir. Han de dejar claro que no abriría la puerta a reediciones en otros rescatados.
El estratega de Citi en España, José Luis Martínez Campuzano, considera que una quita ordenada que no implique la salida de Grecia del euro es el "escenario deseable", pero apunta que requeriría, no obstante, "de un enorme apoyo financiero del resto de socios europeos y un calendario más flexible para cumplir los ajustes". Y ésta es, precisamente, la negociación que está sobre la mesa, explica.
Riesgo de volver a empezar
Martínez Campuzano disiente de los analistas que consideran que una Grecia con dracma sería más competitiva porque, a su juicio, "sería como volver a empezar", es decir, volver al "deterioro de activos, quiebra generalizada y, sobre todo, ausencia de apoyo internacional".
Un planteamiento que considere a Grecia dentro del euro "parece más fácil a corto plazo desde el punto de vista social y político". Y reitera que es imprescindible que "cuente con respaldo financiero y se le permita cumplir con tiempo, pero con firmeza, los ajustes".
Ya hay quiebra
Para la agencia Fitch, la quiebra de Grecia es más que una probabilidad. Su presidente ejecutivo, Edward Parker, declaró el lunes a Dow Jones Newswires que "la deuda del país es demasiado alta" y que "la idea de involucrar al sector privado ya puede considerarse en sí misma una quiebra".
La ratio de deuda-PIB se sitúa en torno al 160% y está subiendo; la economía del país es débil y el déficit público, elevado. "Una quiebra de Grecia no debería ser una sorpresa para nadie, por lo que si se hace de forma ordenada, más que caótica, el impacto sería bastante limitado". Luego está el arduo y paciente desafío de retomar el crecimiento.