Finiquita una legislatura marcada por la corrupción, los ERE y un altísimo paro, situado en 1,2 millones de personas según la EPA de septiembre.
José Antonio Griñán se ha guardado hasta el tiempo de descuento la última baza política que le quedaba en esta legislatura: la convocatoria de las elecciones autonómicas andaluzas para el próximo 25 de marzo, anunciada ayer por él mismo en Málaga. Comicios que van a ser separados de los generales después de cuatro convocatorias seguidas coincidiendo (desde 1996). Con ello, el último 'barón' socialista que resiste la marea 'popular' que ha inundado España tras las locales y autonómicas del 22 de mayo y las generales del pasado 20N, mete aún más presión a la estrategia de recortes emprendida por el gobierno de Mariano Rajoy para enderezar las cuentas públicas en 2012.
Una primera prueba de la influencia de estos comicios, en los que el PP parte por primera vez con las encuestas a su favor tras treinta años seguidos de hegemonía socialista en la Junta, ha sido el papel jugado por el presidente del PP andaluz, Javier Arenas, ante Rajoy. El dirigente andaluz, como adelantó ayer en exclusiva elEconomista, convenció al presidente del Gobierno para que elevara el IRPF, y no el IVA, dentro del plan de recorte de 8.900 millones y de aumento de los ingresos de 6.200 millones aprobado el pasado 30 de diciembre, porque entendía que esta medida perjudicaría menos las opciones del PP andaluz. Una subida del IRPF a la que se oponía el ministro de Economía, Luis de Guindos.
Apuesta
El propio Rajoy, en la entrevista concedida a Efe esta semana, dio a entender que el grueso del ajuste hasta alcanzar los 40.000 millones necesarios para que el déficit público se sitúe este año en el 4,4 por ciento del PIB se hará tras estos comicios regionales. Precisamente Griñán ha apostado por retrasar al máximo la convocatoria electoral para que las duras medidas que tiene que tomar Rajoy permitan al PSOE andaluz mejorar sus hasta ahora pésimas perspectivas, ante el impacto que esos recortes tendrán en los ciudadanos.
Arenas, que suma cuatro derrotas ante el expresidente andaluz y exministro Manuel Chaves desde 1990, no quiere dejar escapar la que posiblemente sea su última oportunidad de convertirse en presidente andaluz. Todas las encuestas publicadas en Andalucía desde diciembre de 2010 otorgan a los populares la mayoría absoluta, o casi, en el Parlamento andaluz. Al PP sólo le serviría este resultado, que se traduce en alcanzar los 55 escaños, para hacerse con el Ejecutivo, ante el más que probable pacto PSOE-IU si los populares no lo logran.
Entre 1996 y 2004, los socialistas ya gobernaron en coalición con los andalucistas, fuerza política hoy en extinción. No obstante, en la extrapolación de los datos obtenidos por ambos partidos el pasado 20-N a unas autonómicas, sobresale la obtención de hasta dos escaños por UPyD, lo que le podría convertir en partido bisagra del poder, en una situación inédita en la región.
Griñán, arropado por siete de sus consejeros, anunció que el 30 de enero firmará el decreto de disolución del Parlamento andaluz y destacó "el enorme esfuerzo" colectivo de los andaluces frente a la crisis, que calificó de "intensa, difícil y complicada". Los 1,2 millones de parados, según la EPA de septiembre, son sin duda el mayor lastre de la comunidad y la sitúan a la cabeza de España en este ámbito.
Además, los casi tres años de Griñán al frente de la Junta -desde la marcha de Chaves al Gobierno en 2009- han estado marcados por el fraude de los ERE, el mayor caso de corrupción de la historia andaluza. Arenas aseguró ayer que la convocatoria del 25M persigue desviar la atención sobre este asunto, que investiga una juez de Sevilla.