
A la espera de que comience la segunda sesión de investidura de Mariano Rajoy, toca hacer repaso a las medidas avanzadas ayer. El problema del sector bancario será una de las prioridades del nuevo Gobierno, que considera que impide un acceso adecuado de las entidades financieras a los mercados y, a su vez, contamina la credibilidad de la deuda pública. Las 24 medidas de Mariano Rajoy.
¿Cómo lo hará? Mariano Rajoy advirtió de que para sanear los balances son necesarias dos actuaciones: la venta de los inmuebles terminados en manos de las entidades financieras y una valoración muy prudente de los activos menos líquidos (como solares y promociones sin terminar).
Las medidas que plantea el próximo presidente del Gobierno encajan dentro de la estrategia de creación de un banco malo en el que volcarían, precisamente, los activos menos líquidos.
Este modelo, puesto en práctica por Alemania y que cuenta con el visto bueno de la Unión Europea (UE), es una de las alternativas que tenía Rajoy sobre la mesa. En España, las entidades tienen un suelo activos que superan los 70.000millones de euros, a los que habría que sumar, según las palabra de Rajoy, los inmuebles no acabados.
Según este modelo, el banco transfiere sus activos inmobiliarios ilíquidos a un vehículo público a cambio de bonos a 20 añosquese apuntan a su balance. Es decir, que cambian activo tóxico por un instrumento financiero saneado.
Mientras tanto el estado garantiza esos bonos a 20 años, lo que le permite al banco usarlos como colateral en el Banco Central Europeo y obtener liquidez a cambio.
La valoración
Uno de los puntos claves de este modelo, como en el resto de bancos malos, es el de la valoración de los activos tóxicos. Si se siguiera al pie de la letra el modelo alemán, el banco los vendería según su valor en libros menos las provisiones realizadas, y sobre ese valor neto en balance se aplicaría un descuento que podría rondar el 10 ó el 15 por ciento. Rajoy, en todo caso, afirmó ayer que se se establecerá "una valoración muy prudente" para estos activos menos líquidos.
La entidad, a cambio de la ayuda pública, debería, en primer lugar, pagar cada año un porcentaje, que podría rondar, al menos, el 7%, del valor de los bonos por la garantía prestada por el Estado. Además, también se comprometería a asumir durante un periodo de tiempo establecido, que coincidiría con la vida de los bonos, a asumir las pérdidas que se produjeran por la venta de los activos, que no pagaría de una sóla vez, sino que periodificaría, de tal manera que sólo pagara, por ejemplo, una vigésima parte cada año.
Además, se obligaría a la entidad financiera a destinar parte de la liquidez obtenida en la operación a la concesión de nuevos créditos, de tal forma que limite los recursos que puede dedicar a hacer carry trade con la compra de deuda pública. Una medida que iría en línea con el objetivo de forzar la apertura del crédito a empresas y familias.
A pesar de dejar la puerta abierta a esta fórmula, el acento lo puso Rajoy en la de forzar a las entidades a reconocer aceleradamente las pérdidas y aumentar la venta de inmuebles acabados. Una medida que puede complementar la del banco malo alemán. Los activos más líquidos, los inmuebles acabados, permanecerían en los balances de los bancos españoles pero estos deberían, de forma obligatoria a elevar las provisiones, lo que equivale a reconocer que tienen menos valor.
Acelerar ventas
Este ejercicio provoca que la entidad esté incentivada para sacar al mercado los inmuebles , por el consumo de recursos propios. Además, la mayor provisión, le mengua, si no tiene recursos suficientes, los niveles de capital.
Rajoy aseguró que estos moviemientos estimularán "más fusiones y cambio del mapa bancario hasta tener entidades suficientemente sólidas".
El proceso de reconocer pérdidas llevará a que algunas entidades financieras se vean obligadas a pedir más ayudas públicas para alcanzar los ratios de capital exigidos. La concesión de estas ayudas podría estar condicionada, en un proceso muy parecido al llevado por el Frob en los últimos años, a la fusión con otra entidad más sólida.
Desde distintos ámbitos financieros se ha defendido esta conclusión final en las últimas semanas: la de acelerar las fusiones para que las entidades supervivientes sean,de una vez, eficaces y sólidas.
Así, desde la AEB, y a través de un comunicado, se congratulaba ayer de las intenciones declaradas por Rajoy de establecer el objetivo de tener "entidades eficientes, rentables y solventes, idea que coincide con lo que la que la patronal bancaria ha manifestado desde hace años". Asímismo, la AEB ofrecía toda la colaboración a Rajoy.
También el consejero delegado del Sabadell, Jaime Guardiola, se manifestaba en los días pasados, como más partidario de ahondar en el camino del Frob, con fusiones adicionales, que de establecer otra fórmula.
Una opinión también compartida con Emilio Botín, presidente del Santander, que rechazó la idea de un banco malo al estilo irlandés, por resultar caro para el contribuyente y no ayudar a la concesión de nuevos créditos.
Rajoy aseguró que esta reestructuración se hará de forma rápida, por lo que sostuvo que la culminación del preoceso de esta nueva reestructuración del sector financiero, se impulsará en los primeros seis meses de 2012 y aseguró que es un requisito indispensable para que fluya el crédito y por tanto "fomentar la recuperación del crecimiento y del empleo en nuestro país".
A pesar del adelanto de las líneas de este proceso, habrá que esperar a que el nuevo ministro de Economía, que no se nombrará hasta el próximo jueves, para conocer más detalles del plan.
Queda por saber cómo se financiará el saneamiento de las entidades, qué importe puede alcanzar y si éste engrosará la deuda pública española o si se conseguirán fondos europeos o del FMI para llevar a cabo la limpieza de balances.
Sobre la rapidez en la aplicación de las medidas, también se manifestaba a favor ayer el sindicato CCOO, y de que se obligar a nuevas entidades a ser absorbidas, con el consiguiente cambio de gestores. "Va en la dirección correcta". Además valora que aglutinar los activos más tóxicos en un banco malo apunta al interés "de que haya el menor riesgo moral en la valoración de los inmuebles ".