Mario Draghi tiene una nueva misión desde hoy. La larga carrera para conquistar la Eurotorre, afirmándose como el candidato más acreditado a la sucesión de Jean-Claude Trichet, ha sido un paseo en comparación con lo que le espera. El BCE está comprando deuda italiana y española, según operadores.
El Banco Central Europeo, tras la decisión de comprar deuda aprobada en mayo y reactivada en agosto, ha sido el único bastión de defensa del euro, mientras los líderes europeos se entretenían en vanos debates. Y, a pesar de que los Gobiernos de la Eurozona hayan puesto en marcha el nuevo fondo de rescate, en el corto plazo la Eurotorre sigue siendo el punto de referencia para sacar de apuros a la moneda única.
Por ello, Mario Draghi, cuya impresionante carrera le hizo ganar el apodo de SuperMario, tendrá que demostrar que es capaz de estar a la altura de la faena.
El banquero italiano ya ha dejado claro que no quiere renunciar al papel de árbitro en el rescate de los países periféricos, aunque se propone hacer las cosas de manera diferente con respecto a su antecesor en el cargo, Jean-Claude Trichet.
En su último discurso como gobernador del Banco de Italia, Draghi ha dado a entender que el BCE seguirá comprando deuda, pese a que Alemania se ha mostrado incómoda con las intervenciones de la Eurotorre sobre el mercado de los bonos.
Nuevo timonel y nuevo rumbo
Precisamente, al contrario de Trichet, que en una de sus últimas intervenciones había revelado la intención de retirarse de la política de compra de bonos, una vez que el fondo de rescate se había puesto en marcha.
Ésta, sin embargo, no va a ser la única diferencia entre el viejo y el nuevo curso del Banco Central Europeo: el italiano acaba de lanzar la voz de alarma acerca del crecimiento económico en la eurozona y ha dejado vislumbrar la posibilidad de que se produzca un recorte de los tipos de interés, que ahora están al 1,5%.
La mayoría de los analistas, que han pasado por el tamiz el último discurso pronunciado por Draghi, apuntan a que un primer recorte ya podría tener lugar en este mismo mes de noviembre o, como muy tarde, antes de finales de año.
El banco irá asumiendo, en resumidas cuentas, una posición más pragmática sobre los problemas que acucian a la moneda única. En este cambio de rumbo, el nuevo presidente contará con la ayuda de algunos relevos claves en el consejo de la entidad.
Un consejo con muchos italianos
Así, por ejemplo, Juergen Stark -el representante alemán, que dimitió el pasado mes de agosto en desacuerdo con la reactivación del programa de compra de la deuda- será sustituido por Joerg Asmussen, exviceministro de Finanzas de Berlín, quien tiene un perfil más práctico y menos inflexible.
La toma de posesión de Mario Draghi hace surgir otro problema en el órgano de gobierno del Banco Central Europeo: el excesivo número de representantes italianos.
Después de haber obtenido en primavera el apoyo del presidente francés, Nicolas Sarkozy, para llevar a Draghi a la cumbre de la Eutorre, Silvio Berlusconi se ha olvidado de la contrapartida ofrecida entonces a París, que no era otra que la dimisión de Lorenzo Bini Smaghi.
El miembro italiano del consejo del BCE estaba destinado a dejar espacio a Francia, país que, una vez acabado el mandato de Jean-Claude Trichet, se quedará sin ningún representante en la Eurotorre.
Pero Bini Smaghi ha rehusado dimitir defendiendo, de boquilla, la autonomía del Banco Central y aspirando, en realidad, al sillón de gobernador del Banco de Italia. Un asunto éste bastante delicado, que el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, sumido en los problemas de su Ejecutivo, no ha conseguido resolver.
De hecho, el largo pulso entre el jefe de Gobierno y su ministro de Economia, Giulio Tremonti, ha acabado con el nombramiento de Ignazio Visco al mando del Banco Central transalpino, con lo cual, a día de hoy, el problema del miembro italiano en la autoridad monetaria europea sigue pendiente.
El primer ministro italiano, tal y como tiene por costumbre, ha intentado escabullirse de sus responsabilidades ("Si Bini Smaghi no dimite ¿que tengo que hacer, matarle?" se ha desahogado il Cavaliere) y el riesgo es que, a sacrificarse, será el próximo país cuyo representante deja el cargo; en este caso, España, ya que el mandato de José Manuel González-Páramo termina la próxima primavera.
Cunden los recelos
Un hecho que provoca el descontento entre los países europeos, ya que Italia, cada vez más debilitada por sus problemas internos, tanto políticos como económicos, nunca ha conseguido acumular tantos altos cargos en la Unión Europea.
El país transalpino, aparte del BCE, ha conseguido situar en posiciones destacadas entre los responsables económicos a Andrea Enria, a la cabeza de la autoridad bancaria europea, y a Marco Buti, quien desempeña el cargo de director general de Asuntos Económicos y Monetarios (el número dos de la cartera detrás del comisario Olli Rehn).
En este contexto, ¿cuál será la posición de SuperMario frente a las debilidades de su país? Draghi ya ha demostrado que no va a hacer descuentos a Italia. Como presidente del Banco Central Europeo, firmó el pasado mes de agosto, junto con Trichet, una carta reservada al Gobierno de Roma, dictando una rígida agenda de reformas económicas que había que emprender.
Una determinación que Umberto Bossi, líder de la autonomista Liga Norte, quiso sintetizar a su manera. "Draghi ha apuñalado a Berlusconi", declaró en un estallido el principal aliado del primer ministro italiano durante las difíciles negociaciones para cumplir con las reformas exigidas por los líderes europeos.