
Joven y brillante. Sería la mejor definición para describir a Fátima Báñez. Diputada por Huelva y portavoz del Grupo Popular en la Comisión de Presupuestos del Congreso, es licenciada en Derecho y en Económicas y Empresariales. Coordinadora también del PP de Andalucía es, junto a Álvaro Nadal, la mano derecha de Cristóbal Montoro en el equipo económico de los populares y, aunque no le gusta hablar de ello, aparece como ministrable en todas las quinielas sobre el futuro Gobierno de Mariano Rajoy.
Desde el PSOE y el Ejecutivo se crítica la falta de concreción de las propuestas económicas del PP y se les acusa de tener un programa oculto que no quieren desvelar.
Sabemos que la situación que vamos a recibir es muy complicada, que hay que darle la vuelta, que la salida de la crisis no va a ser inmediata, pero eso hay que decírselo a los españoles. Respecto al programa, desde el Partido Popular venimos diciendo que lo que necesita este país es un plan global para salir de la crisis, que podíamos resumir en dos palabras: austeridad y reformas económicas.
Austeridad, ¿cómo y dónde? Porque han dicho que no van a hacer recortes en servicios esenciales como la sanidad y educación...
La primera medida que va a tomar Mariano Rajoy es poner en marcha la Ley Orgánica de Estabilidad Presupuestaria, que es fruto del pacto constitucional que firmamos con el Partido Socialista. Pero Rajoy también ha dicho que los costes de la salida de la crisis no los van a pagar los más débiles, como ha hecho el Partido Socialista. Por eso es tan importante la austeridad en la reforma del sector público, porque de ahí, de evitar las duplicidades, de clarificar competencias, de ordenar y hacer exigente el funcionamiento de las distintas administraciones, se van a liberar recursos para la economía productiva y para seguir prestando los servicios públicos fundamentales.
¿Y las reformas?
Lo primero, y en paralelo con la reforma económica, es una reforma de las administraciones públicas, con la idea de que cada Administración tenga una competencia y recursos suficientes para llevarla a cabo. Ese es el gran objetivo de nuestro modelo de Estado de las Autonomías, para que no haya duplicidades y para que la grasa que le sobra a las administraciones públicas se dedique a la economía real y al servicio del empleo y del crecimiento en nuestro país. La segunda gran reforma será la reestructuración del sistema financiero, y necesitamos también abordar otras reformas que este Gobierno no ha hecho o hizo mal, como la laboral.
De ellas, la reforma del sistema financiero aparece como la más urgente y necesaria.
Nosotros hemos sido responsables y leales con las cinco primeras reformas financieras que hizo este Gobierno y la sexta no la hemos apoyado porque dijimos, y luego nos ha dado la razón el BCE, que perjudicaría al crédito y la liquidez. Hoy hay una necesidad de crédito considerable y mucha culpa de eso la tiene la última reforma que hizo el Gobierno, que discriminó entre cajas y bancos y discriminó a la banca española frente a la europea. Nuestro objetivo es completar la reestructuración, pero antes de recapitalizar las entidades hay que sanearlas, porque si hay dudas de la calidad de lo que hay en los balances, fundamentalmente en el inmobiliario, difícilmente habrá confianza en los mercados, y podrá fluir el crédito. Ahí está la salida de la crisis y ese tapón vamos a quitarlo. Ahora, lo que tiene que hacer el Gobierno es conseguir que no se estigmatice la deuda española porque eso dificultaría la financiación del país y la de nuestra empresas.
Otra de las reformas pendientes es la reforma laboral.
El balance de la reforma laboral de 2010 son 248.000 parados más. Nuestra reforma laboral lo primero que pretende es la estabilidad en el empleo, porque se abusa demasiado de los contratos temporales. En segundo lugar, se necesita más flexibilidad interna en las empresas, porque creemos que empresarios y trabajadores se pueden poner de acuerdo para superar la crisis y que no sea el despido la única salida que le queda al empresario, como ocurre ahora. Y tercero, mayor formación de los trabajadores.
En el tema energético, ¿apuestan por la energía nuclear?
Nosotros apostamos por mantener todas las fuentes necesarias siempre que tengan garantizada la seguridad y mientras haya centrales seguras no hay por qué no mantenerlas. Es posible hacer un mix energético de verdad, que combine lo más seguro con lo más barato para los ciudadanos.
Mariano Rajoy ha prometido también una reforma fiscal.
Nuestra política fiscal tiene tres patas: la bajada selectiva de determinados impuestos; el cambio en la gestión tributaria, como que las empresas no tengan que pagar el IVA de las facturas que todavía no han cobrado o la creación de una cuenta corriente tributaria para que cualquier pyme o autónomo se pueda compensar lo que le debe la administración con lo que a ellos se les debe; y, por supuesto, incrementar la lucha contra el fraude. Es una reforma fiscal orientada hacia el crecimiento del empleo. El PSOE ha entendido la política tributaria como una política recaudatoria a la desesperada. Nosotros pensamos que si quieres recaudar lo primero es bajar selectivamente los impuestos para que la gente consuma, el empresario invierta más, y cuando hay más inversión y más consumo hay más empleo y el Estado recauda más, ya que hay más gente que contribuye, aunque pagamos todos un poquito menos.
Entre los impuestos a reducir ¿figura el de Sociedades? Y, ¿van a volver a suprimir el de Patrimonio?
El Impuesto de Patrimonio es otra medida recaudatoria y electoralista. Es una medida que morirá sola, que no hace falta quitarla, porque tiene fecha de caducidad y no es la solución. Para el PP la solución es favorecer, a través de la bajada selectiva de impuestos, la creación de riqueza, inversión y empleo. Para eso vamos a recortar el Impuesto de Sociedades y pondremos en marcha una política de incentivos a la inversión en forma de deducciones, para que los beneficios empresariales que no se distribuyan y se reinviertan tributen menos.