Economía

Europa ultima que inversores privados eleven la cuantía del fondo de rescate

  • Los analistas temen que los operadores dejen la deuda actual y se vayan a los fondos garantizados
El presidente del Gobierno, Jose Luis Rodríguez Zapatero. Foto: Archivo

Será el miércoles cuando se precipiten los acontecimientos y el Consejo Europeo tome decisiones definitivas sobre los tres grandes temas de la agenda europea del fin de semana. El consenso parece muy cerca en materia de recapitalización de la banca; también se registran avances en el encauzamiento de la deuda griega.

Sin embargo, todo ello queda pendiente de que se consiga un acuerdo sobre la verdadera capacidad, naturaleza y funciones del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) para que se convierta en un cortafuegos que evite el contagio a la crisis de deuda a dos economías mucho mayores como Italia y España, tercera y cuarta potencias del euro.

Alemania y Francia siguen sosteniendo posiciones encontradas, aunque en las jornadas del fin de semana las opciones francesas se han suavizado ante el empuje alemán. De entrada, la propuesta gala de que el FEEF operara como un banco para poder tomar dinero prestado del Banco Central Europeo fue excluida de la mesa de debates, según afirmó el ministro holandés de Finanzas, Jan Kees de Jager.

Dos cartas sobre la mesa

Quedan, por tanto, dos opciones sobre la mesa de discusión. La que cuenta con más valedores es la propuesta de Alemania de que el Fondo dé garantías a los tenedores de deuda por un porcentaje de la misma que podría ser del 20 o del 30% de la misma si alguno de los prestatarios entra en suspensión de pagos.

Esta garantía, sin duda, sería un incentivo para que los inversores adquieran deuda de los países en dificultades. Esta fórmula tiene la ventaja de que el Fondo multiplicaría su capacidad financiera sin necesidad de pedir nuevos recursos a los estados miembros.

Sin embargo, Francia objeta esta fórmula porque entiende que podría perder su calificación máxima de las agencias de rating.

Atracción de inversores

La otra opción, que no es excluyente de la primera, se cifraría en lo que se ha venido en llamar un Vehículo de Propósitos Especiales para atraer a los inversores privados y con ello alcanzar una mayor capacidad de fuego que se estima en algunos medios como de 1,9 o dos billones de euros.

Algunos analistas han advertido que el plan está lleno de peligros, en concreto, el de que los inversores se cambien a bonos garantizados en vez de a la deuda ya existente y que se negocia en los mercados secundarios, donde el coste del préstamo sufriría presiones al alza, que es una de las cosas que los promotores del sistema pretenden evitar.

No obstante, estas cuestiones son difícilmente separables de la solución que se adopte sobre el segundo rescate a Grecia y el papel que los acreedores privados tengan que asumir como quebranto de sus títulos, que por ahora se cifra entre el 50 y el 60% de la deuda.

Una cifra a la que los acreedores podrían no estar dispuestos a llegar. Según informaba ayer Reuters citando a fuentes bancarias alemanas, las entidades estarían dispuestas a ampliar el recorte voluntario en la deuda griega

hasta el 40%.

Lo que está claro es que la quita será superior al 21% pactado en la cumbre de julio, aunque el porcentaje final del descuento que se aplicará sigue siendo aún un misterio y, según señalaban otras fuentes, en el día de ayer el sector privado estaba aún tratando de llegar a un acuerdo con los dirigentes europeos.

Suspicacias bancarias

El resquemor en los sectores privados sobre la indecisión y las tardanzas en encontrar soluciones a la cuestión griega es grande y la participación en el nuevo fondo o fondo reforzado deberá tener compensaciones competitivas con los mercados financieros abiertos para que suscite el interés de la banca.

Es también muy importante que las decisiones se aprecien como bien encauzadas de cara a la jornada del miércoles en la que el consejo Europeo debe pronunciarse categóricamente. El peligro está en que los mercados inicien la jornada del lunes con la percepción de que los acuerdos se presentan difíciles. Una percepción a la que no son ajenas las opiniones vertidas el domingo por Angela Merkel, que se refugió en que los acuerdos requieren "procesos técnicos muy complicados" para justificar la reunión de pasado mañana.

Lo que no ha aparecido en las declaraciones referidas al Consejo de ayer es la idea que se planteaba el Gobierno español de introducir una variable que suponía el adelanto de la entrada en vigor del Mecanismo Europeo de Estabilidad (ESM) de tal manera que se fundiera con el FEEF, con lo que se reforzaría la potencia de fuego de ambos fondos juntos y se exigiría a los inversores privados un menor esfuerzo, que podía traducirse en mayores disponibilidades financieras para no descuidar el objetivo de que la economía se dinamice, crezca y cree empleo.

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