El Gobierno alemán ha acordado una rebaja fiscal a partir de 2013, que según ha anunciado hoy el ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, será de entre 6.000 y 7.000 millones de euros, a repartir entre el gobierno federal, los Länder y las administraciones locales.
El objetivo de la rebaja es paliar los efectos de la llamada "progresión fría", según la cual en situaciones de fuerte inflación los aumentos salariales quedan neutralizados por las cargas fiscales, apuntó el titular de Economía, Philipp Rösler.
El anuncio de rebaja fiscal cierra la persistente disonancia en el seno de la coalición de la canciller Angela Merkel a este respecto. El Partido Liberal (FDP), al que pertenece Rösler, había insistido ya desde las negociaciones para la formación del gobierno en 2009, en su reivindicación de bajar impuestos. Schäuble, de la Unión Cristianodemócrata, se había negado hasta ahora, con el argumento de que es prioritaria la estabilización presupuestaria.
Recorte de las previsiones de PIB
Ambos ministros comparecieron hoy juntos para la presentación de los nuevos pronósticos gubernamentales, que corrigen a la baja los previsiones de crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) para el 2012, que ahora se sitúan en el 1,0%, en lugar del 1,8% por ciento estimado seis meses atrás.
El pronóstico para este año se sitúa en el 2,9%, lo que supone tres décimas más de lo contemplado en las anteriores estimaciones gubernamentales.
Rösler ha hecho hincapié en que dichos cálculos muestran que Alemania seguirá siendo el "motor del crecimiento europeo", a pesar de la expansión económica haya perdido ritmo.
Las exportaciones han perdido ímpetu, ha admitido el ministro, pero en cambio se mantiene el buen funcionamiento del mercado interno. De hecho considera que "la demanda doméstica se convertirá en el pilar del crecimiento económico de Alemania", y prevé que "el crecimiento general se sustentará casi exclusivamente en ella en el curso de este y el próximo año".
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