
El pasado mes de agosto fue un mes turbulento para la zona euro: Italia había pasado a ocupar el lugar de España en el centro de la diana de los inversores, que dudaban de sus renqueantes medidas de ajuste. Por eso, desde el BCE decidieron apretar las tuercas a Roma con una carta en la que le instaban a "acelerar" las modificaciones a cambio de una intervención de la institución.
En este contexto, el Banco Central Europeo (BCE) instó repetidas veces en público al Gobierno de Silvio Berlusconi a acelerar las reformas. Pero también lo hizo en privado. El presidente de la institución financiera, Jean-Claude Trichet, y su sucesor en el cargo, el italiano Mario Draghi, enviaron una carta a Silvio Berlusconi haciéndole llegar el mensaje.
"Querido primer ministro, el Consejo de Gobierno del BCE debatió el pasado 4 de agosto sobre la situación de la situación de los bonos de Italia en los mercados. El Consejo de Gobierno considera que una acción urgente por parte de las autoridades italianas es esencial para restaurar la confianza de los inversores", arranca la misiva, que hoy publica el diario italiano Corriere della Sera.
El pasado mes, la prima de riesgo de la deuda del país transalpino marcaba máximos por encima de los 400 puntos, un nivel que volvió a tocar en septiembre, y la aprobación del plan de recortes anunciado en julio se demoraba por el rechazo de la oposición y las constantes modificaciones.
Más medidas, más rápido
Los temores a que el contagio de la crisis de deuda hicieran caer a Italia causaron la rápida reacción del banco central, que poco después intervino comprando bonos tanto de Italia como de España, pero antes optaron por dar un toque de atención al Ejecutivo de Berlusconi. "El Gobierno italiano ha decidido buscar un presupuesto equilibrado para 2014, por lo que ha lanzado un paquete fiscal. Son pasos importantes, pero no suficientes", afirman tajantes Trichet y Draghi.
El BCE advierte a Italia que "ven una necesidad de mayores medidas para reforzar el crecimiento potencial", que podrá ser logrado con privatizaciones; con la adaptación de los salarios a las necesidades empresariales; y con la flexibilización del mercado laboral.
Además, reclaman al Gobierno italiano a adelantar en un año el calendario de cumplimiento de sus recortes y a llevar a cabo ajustes fiscales adicionales. Así, el BCE asegura que hay margen para "intervenir en el sistema de pensiones" y "reducir el coste de los empleados públicos". También menciona a las administraciones locales, cuyos gastos y deudas deberían estar bajo un "estricto control" del Estado.
Por su parte, el presidente y e
¿Y España?
Los rumores sobre este aviso por escrito del BCE a Italia comenzaron a correr el mismo mes de agosto, poco después de que la misiva, con fecha del 5 de ese mes, fuese enviada.
Al igual que los medios italianos, los españoles también se hicieron eco de una carta enviada por el banco central europeo a la ministra de Economía, Elena Salgado. La existencia de esta segunda carta, donde se daban directrices sobre posibles medidas a tomar por el Gobierno español, no ha llegado a confirmarse.