
Las negociaciones están en curso para que los jefes de Estado o de Gobierno europeos decidan en la cumbre que celebrarán el 17 y 18 de octubre en Bruselas si ponen en marcha la idea de crear una agencia europea de deuda pública y emitir eurobonos -probablemente no los llamarán así para evitar el rechazo que este nombre provoca-, o si entierran tal proyecto.
Fuentes comunitarias han confirmado a elEconomista que en este sentido trabajan el belga Herman Van Rompuy, presidente del Consejo Europeo; el portugués José Manuel Durao Barroso, presidente de la Comisión Europea; y el luxemburgués Jean-Claude Juncker, presidente del Eurogrupo: las reuniones de los ministros de Economía y Finanzas de la zona euro.
Y que la canciller alemana Angela Merkel ha cambiado de posición y ya mira hacia esta posibilidad con buenos ojos.
Van Rompuy y Barroso están sondeando discretamente estos días a la propia Angela Merkel, al presidente francés Nicolas Sarkozy, y al resto de líderes comunitarios. Intentan evitar el error que cometió hace unos meses Juncker, que lanzó la idea a través de la prensa y forzó al Gobierno alemán a reaccionar y a rechazarla porque su opinión pública es contraria y todavía no ha tenido suficiente tiempo para hacerla cambiar de opinión.
Tejer el acuerdo
Barroso presentará en octubre un libro verde sobre la cuestión, documento que en vez de una propuesta formal lo que contiene son diferentes posibilidades para impulsar el debate. Van Rompuy intentará tejer en vísperas de la cumbre de octubre un borrador de conclusiones de la cita con garantías de recibir el apoyo unánime.
Es demasiado pronto para saber cuánto tardarán los eurobonos en ser realidad. Entre otras cuestiones, debe despejarse la incógnita de si hay resquicios para crearlos dentro de la base legal existente. O si es absolutamente necesario reformar los Tratados de la UE. Reformar los Tratados, como ya ha sugerido la propia Merkel, implicaría una complicada negociación que luego deben ratificar los parlamentos de cada país. Algunos casos deberían convocar referéndums.
La diferencia con respecto a los últimos meses es que Merkel habrá dejado atrás el domingo que viene el maratón de elecciones regionales en las que ha jugado sin fruto, vista la andanada de derrotas acumuladas, a presentarse ante su electorado como una dirigente hostil a ayudar al sur de Europa a cargo del contribuyente alemán. Merkel también tiene ahora en su manos la sentencia del Tribunal Constitucional alemán que avala la legalidad de que participe en rescates de países de la zona euro. Y aunque los euroescépticos aseguran que los jueces limitan demasiado el margen para que Berlín participe los eurobonos, los europeístas consideran que sigue existiendo margen suficiente.