
Los líderes europeos encaran mañana una cumbre decisiva sobre la crisis de deuda en Grecia. Están prácticamente obligados a encontrar una solución convincente al problema heleno que permita asegurar la financiación de Atenas para los próximos tres años y evitar el contagio a España e Italia. De lo contrario, la economía mundial pagará el precio, tal y como ha advertido hoy la Comisión Europea.
"La situación es muy grave. Exige una respuesta o, de lo contrario, las consecuencias negativas se sentirán en todos los rincones de Europa y más allá", ha señalado hoy el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso.
La canciller alemana, Angela Merkel, rebajó ayer las expectativas al descartar que la cumbre extraordinaria del Eurogrupo consiga un resultado "espectacular". Pero horas después ha rectificado y se ha mostrado más confiada en cerrar una solución para Grecia, si bien mantiene su postura de contar con el sector privado en cualquier posible programa de ayuda al país heleno. Al margen de la participación privada, ¿en qué fórmula trabaja la UE para solventar el problema de deuda?
Según se especifica en un documento con fecha del 16 de julio al que ha tenido acceso Reuters, la alternativa con más aceptación es la del impuesto a la banca, que el lunes confirmó Francia, combinado con una ampliación de los vencimientos y una rebaja del interés de los préstamos oficiales.
Las alternativas
En el borrador se manejan varias opciones para que los acreedores privados participen en el mecanismo de rescate, en función de su grado de implicación. Teniendo en cuenta factores como el impacto en los mercados, la cantidad de fondos que tendrá que habilitar la UE y el coste de las ayudas para Atenas, la fórmula que gana más enteros entre los líderes europeos es la del impuesto a la banca.
Así, se plantean introducir una tasa a los bancos, una solución que no sería interpretada como default por las agencias de rating y no resultaría en un recorte de la calificación del país. Este gravamen iría acompañado del compromiso por parte de los bancos griegos de mantener su exposición a la deuda pública helena y de extender los plazos de vencimiento. Además, se rebajarían los intereses que paga Grecia.
Sobre estos dos puntos, Reuters aclara que el texto no especifica nada al respecto, pero según les han informado fuentes oficiales lo que se contempla es alargar los vencimientos a 30 años y rebajar el interés al 3,5%.
La segunda consistiría en el denominado rollover. A propuesta de Francia, sugiere que bancos y aseguradoras tenedores de deuda griega reinviertan el 70% -y no el 100% como se plantea hasta ahora-, del dinero cuando esos préstamos lleguen a su vencimiento.
El 50% de esos capitales se pondría en nuevos créditos a 30 años y el 20% restante en títulos de deuda de "cupón cero", es decir, cuyos intereses no se van cobrando conforme se generan, sino al vencimiento. Tomando este rumbo, el veredicto que se esperaría de las firmas de rating es de default selectivo.
Por último, consideran la recompra de deuda griega y la mejora del crédito del sector público, lo que se supondría los pseudo eurobonos con el aval de la UE. Esta es la menos atractiva ya que, según recoge el documento, conllevaría casi con toda seguridad una rebaja de calificación de la deuda por parte de las agencias a un default selectivo o default.
El fondo europeo, al rescate
Alemania, Holanda y Finlandia quieren garantizar la contribución del sector privado en la intervención y, bajo este objetivo, los socios de la divisa única barajan que el fondo de rescate intervenga en la operación con el objetivo de recomprar parte de la deuda pública helena en poder de las entidades.
Aún se desconoce si lo haría directamente o, por contra, mediante préstamos a Atenas, que de facto se convertiría en el comprador.
El gran obstáculo radica en que, con independencia de la fórmula, el papel se adquiriría a precios de mercado e inferiores a los importes nominales o iniciales. Algo que implicaría una quita de mayor o menor cuantía y, a priori, la consideración de impago por las agencias de calificación. Eso precisamente tratan de evitar los socios de la Eurozona.
Algunos obstáculos
Las agencias de calificación son las que acabarán por tumbar o poner el broche de oro al plan europeo con su dictamen, teniendo en cuenta que ya han dejado clara su postura acerca de cualquier tipo de reordenación de la deuda. Las firmas han especificado que las considerarían como una quiebra si esto sucede.
Tampoco el Banco Central Europeo (BCE) quiere una quita, tal y como volvió a manifestar ayer su presidente Jean-Claude Trichet. En un golpe de efecto, la institución ha afirmado que en caso de suspensión de pagos de un país, no aceptará sus bonos estatales como garantía.