
A la lista de posibles destinos de la recaudación de una futura tasa bancaria se ha sumado esta semana apoyar a los Estados débiles del euro que -como Grecia, España o Italia- cada vez que acuden al mercado para financiar su deuda pública salen desplumados por los crecientes intereses que les exigen los inversores.
Según la Comisión Europea, un impuesto sobre las actividades financieras -que además de a los bancos también podría imponerse a aseguradoras y fondos de inversión- recaudaría al año hasta 26.000 millones de euros.
Harina de otro costal es que la banca lo repercuta sobre el cliente de a pie. O que como consecuencia de la crisis que ha obligado a las autoridades a entrar en el capital de numerosas entidades de crédito, los Estados y sus contribuyentes terminen pagando como accionistas de los bancos reflotados y total o parcialmente nacionalizados, lo que se ahorren vía presupuestos por rescatar a los países al borde de la quiebra.
Pero los políticos se esforzarán en vender a la opinión pública que han doblegado a la banca, la mala de la película y el origen de la actual crisis mundial, y le han endosado parte de la factura de los platos rotos.
Cuatro tipos de tasa
Según Bruselas, aplicar un tipo impositivo del 5% a una base imponible compuesta a grosso modo de beneficios y remuneraciones, generaría una recaudación en el conjunto de los 27 países de la UE de 25.920 millones de euros; 1.905 millones en España.
Sería similar a retirar la exención del impuesto sobre el valor añadido que disfruta la banca. Si se les aplicara el IVA, se recaudaría entre 25.000 y 18.000 millones de euros. Pero los bancos podrían deducir el IVA que abonan por los servicios y bienes que consumen, lo que ahora les está vedado. El tributo recaudaría unos 11.110 millones si se aplicara sólo para penalizar niveles considerados excesivos de remuneraciones y de beneficios. España recaudaría 925 millones en este caso.
Si el gravamen tuviera por objetivo penalizar la asunción de riesgos excesivos, su recaudación en el conjunto de la UE sería de 4.919 millones; 490 millones en España.
Además de imponer una tasa bancaria para rescatar de una vez por todas a Grecia, y evitar que en su caída al abismo de la quiebra arrastre a Irlanda, Portugal, Italia, Bélgica y España, habrá otras dos opciones sobre la mesa de la cumbre que mañana celebran en Bruselas los jefes de Estado o de Gobierno de los 17 países de la zona euro.
Una opción implica una quita voluntaria sobre bancos, aseguradoras y fondos de inversión titulares de deuda griega. Y es un paso adelante encubierto hacia la creación de eurobonos. En vez de limitarse como hasta ahora a prestar dinero a Atenas para que haga frente a sus pagos, el fondo de rescate europeo acudiría al mercado secundario y compraría bonos griegos, o prestaría dinero a Grecia para que recompre su deuda.
Como el papel griego se revende en el mercado a mitad de precio de su valor en el momento de emisión, Grecia o el fondo de rescate pagarían menos de lo que los titulares tenían previsto obtener. Estos aceptarían, por tanto, una quita voluntaria; pero sentirían el alivio de haber evitado una pérdida aún mayor si Atenas quiebra más adelante de manera caótica. Al tener que pagar menos de lo prometido, el endeudamiento griego se reduce.
La otra opción consiste en lograr que los bancos reinviertan en deuda griega al menos parte de los reembolsos que reciban de Atenas cada vez que venzan bonos helenos en su poder. Todas estas opciones estarían apoyadas por un abaratamiento de los intereses, una ampliación de los plazos y un aumento de las cantidades de los préstamos que Europa concede a Atenas desde 2010 para evitar su quiebra.
Merkel enfría los ánimos
La conservadora Angela Merkel, canciller de Alemania, advirtió ayer que en la cumbre de la zona euro de mañana "no habrá de golpe un gran avance espectacular". Y puntualizó que "se trata únicamente de un proceso en varias etapas".
"Oigo pronunciar palabras como reestructurar o eurobonos, y da la impresión de que todo podría resolverse de un plumazo". Advirtió: "No voy a ceder, el Gobierno alemán no va a ceder". Y apostilló que se necesitan "medias adicionales y varias etapas para resolver los problemas desde la raíz, reduciendo el endeudamiento y mejorando la competitividad" de los países apurados.