
El tiempo corre en contra de Grecia, a la espera de que Bruselas se decida a desbloquear el siguiente tramo de ayudas. Y es que, con pocas excepciones, toda la financiación a la que tiene acceso Atenas es la que procede de las instituciones internacionales. El resultado es que más de la mitad de la deuda soberana helena está en manos de organismos públicos.
Según estima Barclays Capital en un informe recogido por The Economist, a estas alturas de la crisis, los mayores acreedores griegos son el Banco Central Europeo (BCE), los Gobiernos europeos, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y los bancos centrales de los distintos estados miembros de la zona euro.
La opción más viable
Teniendo en cuenta su la exposición de la banca a la deuda pública, Barclays considera que la renovación voluntaria de bonos (conocido como rollover), en un modelo inspirado en la Iniciativa de Viena, es la alternativa más viable. Además, esta opción se verá reforzada por la postura de las entidades griegas, que "de forma natural" preferirán mantener su posición, lo que contribuiría a que el resto de firmas europeas opten por participar en el rescate tal y como quiere la UE.
De hecho, ayer Reuters informaba de que varios Gobiernos de la zona euro -Alemania, Francia, Holanda e Italia- ya han comenzado los contactos con sus respectivos bancos para sondear su disposición a colaborar en el mecanismo de ayuda.
En atención a los datos del estudio del banco británico, BNP y Societe Generale acumulaban a cierre del último trimestre de 2010 bonos y letras del Tesoro griego por valor de 5.000 y 2.900 millones de euros respectivamente. El siguiente banco en la lista es el alemán Commerzbank, con una exposición de otros 2.900 millones de euros.
El peso, sobre el contribuyente
Pero lo cierto es que el porcentaje en manos privadas supone una minoría frente al sector público. Los primeros puestos del ranking de tenedores de deuda helena está copado por Gobiernos, bancos centrales y entidades rescatadas, con más del 50%.
Esto significa que, en el caso de que Grecia finalmente no pudiera hacer frente a sus compromisos financieros y el país se viera forzado a refinanciar su deuda o aplicar una quita, el impacto económico recaería en gran medida en los bolsillos de los contribuyentes. Sobre todo teniendo en cuenta que el FMI tiene condición de acreedor senior, lo que le sitúa a la cabeza a la hora de recuperar el dinero prestado.
Barclays Capital hace una proyección a un futuro próximo y señala que la situación no va a mejorar. Según explica, incluso aunque el BCE frenase desde este momento la compra de bonos de Grecia, el volumen de papeles helenos en manos públicas no dejaría de crecer. ¿La razón? Los vencimientos, que sólo pueden ser cubiertos con la financiación del FMI y los países europeos.
Hasta 2014 se calcula que Atenas tendrá que hacer frente a pagos por unos 100.000 de euros. Descontando los 50.000 millones de euros que el Ejecutivo heleno espera recaudar con su plan de privatizaciones más lo que logre ahorrar con su medidas de ajuste, con el resto de fondos que tendrían que aportar los organismos públicos la exposición a la deuda griega podría alcanzar el 70%.
Ranking de los principales tenedores de deuda griega
Fuente: Barclays Capital / The Economist