El mundo económico está asustado. España se ha paralizado o, al menos, eso parece, en unos momentos en que la imagen ante los mercados debe ser nítida. La inestabilidad política derivada de las elecciones autonómicas y municipales del pasado 22 de mayo no es bien recibida por los analistas económicos, para quienes estamos en la época de "las tácticas" de los partidos y no en la de "las decisiones".
El panorama surgido tras los comicios del pasado domingo ha encogido al Gobierno. La derrota del PSOE ha sumido a este partido, el que gobierna en el país, en una crisis interna. La búsqueda de liderazgo y ahora su consolidación lleva su tiempo y ese tiempo es el que la economía española no tiene.
Desde cualquier punto de vista, el factor temporal ha perdido la batalla. Ya la campaña electoral del 22 de mayo ha sido, como lo son todas, un lastre, puesto que estos periodos suponen siempre un impasse en la toma de decisiones por miedo a perder votos. Y la campaña ha coincidido con la discusión sobre una reforma fundamental, exigida por la Unión Europea: la de la negociación colectiva.
El tiempo apremia
Después de más de tres meses, el Gobierno ha puesto fecha a la aprobación de la reforma en el Consejo de Ministros del próximo 10 de junio, si no hay acuerdo. Aún así, el tiempo apremia. "Estamos a cuatro días de las vacaciones de verano, con lo que se vuelve a perder tiempo", afirma Valentí Pich, presidente del Consejo General de Colegios de Economistas. Porque la reforma no estará lista, dados los trámites parlamentarios, hasta mediados de otoño.
Sin entrar en sus contenidos, lo cierto es que su aplicación práctica empezará a ser efectiva a primeros de 2012 como muy pronto. "Eso ya es tarde", comenta a este diario José Antonio Herce, socio de Analistas Financieros Internacionales (AFI). Este economista lamenta, más que nada, la pérdida de tiempo en la aplicación de medidas ya tomadas. "Hay que comprometerse más que nunca con las reformas pendientes y, sobre todo, no remolonear en la aplicación de las ya tomadas", afirma Herce.
Lo cierto es que la situación no ayuda. Entre las reformas pendientes, los expertos consultados consideran de la máxima urgencia la profundización en la reforma laboral, la remodelación a fondo del sistema financiero y la del gasto de todas las administraciones públicas. "No se ve ningún escenario, actualmente, de política económica", se queja Fernando Fernández, del IE Business School, que no ve ni poder político ni autoridad interna en el Gobierno para llevar a cabo reformas.
La imagen
Modificar el sistema financiero, en especial las cajas de ahorros, "más allá de la hoja de ruta que se ha marcado hasta ahora", y reducir el gasto público necesitan una determinación que los expertos no aprecian en estos momentos en el Ejecutivo, "noqueado por el cambio del mapa político que marca una tendencia", señala Pich.
Porque el problema no es tanto el apremio del calendario legislativo, muy ajustado por otra parte, como la cuestión de la imagen. "Hay que consumir lo que queda de legislatura y no dudar de las decisiones, hay que gobernar", dice José Antonio Herce. Idea a la que se suman Valentí Pich y Gregorio Izquierdo, director del Servicio de Estudios del Instituto de Estudios Económicos (IEE).
En opinión de ambos, el gran problema ahora mismo de la economía española es de imagen. "No se puede dar esta sensación de interinidad", señala Izquierdo. "Hay que transmitir la idea de que se tiene capacidad para gestionar, de que somos un país serio", aclara Pich. Un Gobierno sin capacidad de reacción es lo peor "porque evidencia la pérdida de autoridad moral y política", añade Fernando Fernández.
Y ante esta situación, los problemas se acumulan. El vuelco electoral del mapa autonómico ha provocado un escenario muy difícil de cara a la estabilidad económica. Además del desconcierto en el partido gobernante, el panorama ahora es el siguiente: la mayoría de las comunidades autónomas en manos del partido de la oposición, el Partido Popular.
Aunque cinco autonomías todavía están pendientes de pactos (Asturias, Navarra, Aragón, Extremadura y Canarias), el Gobierno central ha perdido claramente toda su influencia en el Consejo de Política Fiscal y Financiera (CPFF), el órgano donde se toman las decisiones operativas sobre el comportamiento presupuestario de las Administraciones autonómicas. De las 17 comunidades, los socialistas sólo conservan dos seguras (Andalucía y País Vasco) y pueden contar con dos probables (Extremadura y Canarias). Navarra y Asturias son muy improbables, así como Aragón.
¿Contar con el PP?
La única baza que le queda ahora al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero es involucrar al PP en la reducción del déficit público, previsto en un 6 por ciento del PIB este año y en el que las Administraciones autonómicas son responsables del 3,3 por ciento. El poder autonómico de los populares les ha colocado en una situación casi de tú a tú con el Estado. Lo mismo puede aplicarse a las finanzas municipales, a las que corresponde una previsión del 0,8 por ciento del déficit público total para 2011.
Otras bazas son muy difíciles, a juicio de los analistas. La "corresponsabilidad" del PP en próximos ajustes, si los hay, es imposible. La intención del Gobierno, expresada a elEconomista por fuentes socialistas, de intentar buscar un acuerdo con los populares para garantizar las reformas pendientes (la financiera, la energética o los ajustes de gasto público) hasta que se acabe la actual legislatura tiene muy pocas posibilidades de salir adelante.
"España es un pollo sin cabeza. El Ejecutivo no tiene capacidad para proponer nada", ha manifestado a este diario Álvaro Nadal, miembro del equipo económico del primer partido de la oposición.
"Si el Partido Socialista es quien va por delante del Gobierno, ¿cómo va éste ahora a pactar nada?", afirma el diputado popular, que añade que todas las propuestas del PP han sido sistemáticamente rechazadas en el Parlamento a lo largo de estos tres años. "Justo después de las elecciones del domingo, nos volvieron a rechazar en el Congreso una proposición de ley de estabilidad presupuestaria y así no se pueden pactar reformas económicas", explica Nadal.
Con dos líderes políticos, sin imagen exterior de capacidad para abordar reformas inmediatas tras la pérdida de votos del día 22 de mayo y con un Partido Popular sin ninguna apetencia de pacto, ¿qué le queda al Gobierno? Acuerdos parlamentarios para que otros grupos apoyen sus medidas en lo que resta de legislatura.
Los apoyos
Tampoco este extremo es fácil. Los resultados de las elecciones del domingo han congelado las relaciones con los dos grupos que, sobre todo, en el último año han apoyado al Gobierno en la Cámara Baja: el PNV y Coalición Canaria.
La pérdida de votos del Partido Socialista de Euzkadi (PSE) en los ayuntamientos vascos y en las Juntas Generales de Vizcaya, Guipúzcoa y Álava han espoleado al primer partido de la oposición en el País Vasco, el PNV, para echar en cara al lehendakari, Patxi López, su "deslegitimación". Dirigentes nacionalistas, entre ellos el presidente del partido Íñigo Urkullu, han pedido elecciones anticipadas en la comunidad autónoma vasca... y en el Estado. Hasta el propio ministro de la presidencia, Ramón Jáuregui, ha asumido que el PNV ha dejado de ser el "aliado seguro". Si se pierde su apoyo, se pierden seis votos fundamentales.
Coalición Canaria (CC) es la otra incógnita. El pasado día 22, el PP resultó el partido más votado en el archipiélago, pero CC podría repetir el pacto con los socialistas que le ha sostenido en el Gobierno de la comunidad en los últimos años... o llegar a un acuerdo con los populares para seguir gobernando. En todo caso, son dos diputados cuya fuerza reside en unirse al apoyo del PNV para que el Grupo Socialista logre la mayoría absoluta.
En cuanto a CiU, que cuenta con 10 diputados, su falta de apoyo al Gobierno en lo que resta de legislatura se da por descontada. Todo influye: la llegada de Artur Mas a la Generalitat; sus constantes enfrentamientos con el Ministerio de Economía y Hacienda; y los resultados de las elecciones municipales en Cataluña, en especial en el Ayuntamiento de Barcelona.
Posibles soluciones
Los apoyos políticos del Gobierno, como se puede observar, están bastante menguados a día de hoy. "En estos momentos, nos encontramos con un periodo vacío que debe ser dotado de contenido en cuestión de días", opina Fernando Fernández, profesor del Instituto de Empresa.
La opción de unas elecciones anticipadas tampoco se ve como la solución inmediata desde el punto de vista económico. El tiempo juega en contra.
Elegido ya de facto el candidato del PSOE a las próximas generales, Alfredo Pérez Rubalcaba, se ha cumplido un trámite, pero hay que tener en cuenta, dicen los expertos, las inminentes vacaciones de verano, la convocatoria misma de elecciones, otra campaña electoral y la toma de posesión del nuevo Gobierno. Total, las primeras medidas se tomarían como muy pronto en diciembre. Eso sin contar con la inevitable prórroga de los Presupuestos Generales del Estado para 2012 que, a pesar de todo, "no es el peor de los males".
La salida a este escenario es, en opinión de los analistas consultados, enviar medidas al Parlamento en las próximas semanas o tomar alguna decisión de primer orden por decreto-ley para ganar tiempo. En definitiva, que el presidente del Gobierno vuelva a gobernar.