Los ministros europeos de Economía y Finanzas se reúnen hoy y mañana en Bruselas para calcular si la tragedia griega les va a obligar a prestar a Atenas 60.000 millones de euros, además de los 110.000 comprometidos en 2010. Y como ocurre invariablemente desde hace un año, Alemania ha calentado el ambiente previo a esta cita en la que, si nadie se sale del guión, se pondrá en marcha el plan de rescate de Portugal, dotado con préstamos por un total de 78.000 millones de euros.
Alemania, la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional (FMI) estarían dispuestas a orquestar una reestructuración ordenada de la deuda pública de Grecia a causa del agravamiento de la situación, afirmó este fin de semana el diario germano Die Welt, cuya información fue difundida por la agencia France Presse (Afp).
El Banco Central Europeo (BCE) y Francia mantienen su oposición. Calculan que apenas serviría para rebajar la deuda helena, que seguiría por encima del 100% del Producto Interior Bruto (PIB) pese a una quita del 50%. Y temen que la onda expansiva tumbe la banca griega, afecte a la francesa, alemana y al BCE, y haga de Grecia una nueva Argentina.
El portavoz liberal finlandés Olli Rehn, comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, calificó la información sobre la reestructuración de "absurda", según a Afp. Pero tras un año desmintiendo informaciones sobre la gravedad de la crisis de la deuda en la zona euro que la evolución de los acontecimientos termina por confirmar, y declarando no estar al corriente de reuniones opacas al más alto nivel pese a que son vox populi, la credibilidad de los portavoces comunitarios tardará en reestablecerse tanto o más que la economía griega en salir del túnel. Los interesados en lanzar mensajes que agiten los mercados están de enhorabuena: escasean las voces creíbles para desactivar intoxicaciones.
España, salpicada
El desacuerdo que reina en la coalición de conservadores y liberales que gobierna Alemania -el país más influyente de la UE y el contribuyente fundamental al fondo de rescate- está resultando ser una mina de filtraciones e intoxicaciones para los medios de comunicación. En las diferencias instancias de la Bruselas comunitaria se culpa a los liberales alemanes, cada día más escorados hacia el euro escepticismo y el rechazo a ayudar a los países del euro en apuros, como la fuente de informaciones como la de este fin de semana.
España vuelve a sufrir, como hace un año, las puñaladas mediáticas en el seno del Gobierno alemán. En el peor momento de la desconfianza del mercado ante la solvencia española, desde Berlín se agitó una y otra vez el fantasma de que los países rescatados deberían imponer una quita sobre los titulares de su deuda -principalmente bancos-, para hacerlos cargar con parte de la factura de su saneamiento presupuestario. Y el actual nerviosismo de los inversores ante Grecia también salpica a España y a otros eslabones débiles del euro.
La UE admite que el plan de rescate diseñado hace un año es insuficiente, y que Grecia no podrá volver a financiarse en los mercados a precios abordables en 2012, como estaba previsto. Oficialmente mantienen que la revisión de la intervención no se empezará a negociar hasta que a mediados de esta semana no alcancen sus conclusiones definitivas los sabuesos que la Comisión Europea, el BCE y el FMI enviaron a Atenas para volver a husmear los agujeros negros de las arcas públicas helenas.
No obstante, los ministros europeos de Economía y Finanzas aprovecharán su reunión hoy y mañana en Bruselas para presionar a su homólogo griego George Papaconstantinou. Para seguir evitando la quiebra inmediata de Grecia, es necesario que Eurolandia y el FMI desbloqueen en junio una ayuda de 12.000 millones de euros prevista dentro de los 110.000 millones ofrecidos hace un año.
Le exigirán más esfuerzos contra el deporte nacional del fraude y la evasión fiscal. Reclamarán nuevos recortes del gasto que, según la prensa griega, se elevarían a 6.000 millones, aunque el Gobierno sólo parece aceptar 3.000. Y pedirán que se aceleren las privatizaciones con las que Atenas espera recaudar 50.000 millones. No se descarta que la UE deba volver a bajar los intereses de sus préstamos a Grecia y a ampliar el plazo de devolución, o incluso que deba prestarle 60.000 millones adicionales.