
Aunque la cantidad en la que consistirá el rescate a Portugal es todavía una incógnita, que el propio Gobierno de José Sócrates no quiere desvelar, se podría tomar como referencia la cantidad de 75.000 millones de euros, haciendo así caso a las estimaciones que el propio presidente del Eurogrupo, Jean Claude Juncker hizo públicas el pasado 24 de marzo. El Ecofin examinará hoy la petición de rescate de Portugal.
En este caso, y en virtud del mecanismo de la Unión Europea para estos casos creado en 2010, a los países europeos les corresponderían 50.000 millones y el resto, 25.000, al Fondo Monetario Internacional. Y siempre sobre la base de las estimaciones de 75.000 millones, a España le tocaría aportar 6.000 millones.
Esta cantidad es el 12% del montante que tiene que aportar el fondo de la Unión Europea, porcentaje que convierte a España en el cuarto país más contributivo tras Alemania (14.500 millones de euros), Francia (11.000) e Italia (9.600). La participación de cada país se mide en función de su peso dentro de la Unión Europea.
Deuda pública
El procedimiento para "liberar" la parte alícuota del rescate a Portugal será en todo caso distinto a como se hizo la primera vez. En el caso de la ayuda a Grecia, el dinero se destinó a un préstamo directo y el Gobierno español tuvo que aprobar un decreto ley que contemplara un crédito especial.
El decreto ley pasó posteriormente al Parlamento para su aprobación. La ayuda destinada a Grecia contó con el apoyo de todos los grupos parlamentarios en el Congreso de los Diputados, en mayo pasado. Al tratarse de un crédito especial, éste se convirtió inmediatamente en deuda, con lo que contribuyó a aumentar el endeudamiento del Estado. Igualmente, este crédito se computó como déficit público. Pero la ayuda a Grecia no puede servir de referencia porque se trató de un caso específico, con un diseño solamente elaborado para ese momento dada la gravedad de la situación.
Tras el establecimiento de un mecanismo más duradero en el tiempo, el llamado Facilidad Europea de Estabilidad Financiera (FESF), las reglas del juego cambiaron. Los países ya no aprueban créditos directos. Son garantías y sólo computan como déficit público si el Estado que ha tenido que ser rescatado las ejecuta, es decir, no las devuelve al fondo de rescate.
Caso irlandés
Cuando hubo que acudir a ayudar a Irlanda a finales del año pasado, España aportó avales por 2.600 millones de euros, cantidad que corresponde al 12,48% del total de los que proporcionaron los países de la Eurozona.
En este rescate, cada país dio garantías al FESF, éste tuvo que emitir deuda y el dinero se lo prestó al Estado irlandés. Por ese motivo, las ayudas que se aprobaron a raíz del rescate griego, ya no computaron como déficit.
Otra cosa sería si el país rescatado, que ha obtenido el dinero del mecanismo europeo, el FESF, no lo devuelve. Entonces, España, por ejemplo, tendría que hacer frente a los pagos contantes y sonantes de lo que antes eran avales.
Este mecanismo de garantías es el que se utilizará en el caso portugués, tal y como funciona ahora el procedimiento de ayuda de la Unión Europea.
Fondo de rescate
Compromiso por países. En millones de euros.
Fuente: EFSF.
Muchas incógnitas
De todas maneras, en este tercer rescate todavía hay muchas incógnitas. El propio Gobierno luso no quiere desvelar ningún detalle de su petición de ayuda hasta que no haya negociado con las autoridades comunitarias.
El Gobierno español tampoco se ha pronunciado sobre las ayudas concretas al país vecino. La vicepresidenta segunda, Elena Salgado, tuvo ayer que trasladar otro mensaje más perentorio: España no es Portugal y la economía española está en mejores condiciones que la portuguesa. Los mercados están acechando y las autoridades españolas dejaron ayer claro que hay un imaginario cortafuegos que nos libra de posibles contagios.
Una de las aportaciones que recibirá Portugal será, curiosamente, la de Reino Unido. Los británicos ya han calculado que su país tendrá que contribuir con 3.000 millones de libras (2.610 millones de euros) a este nuevo llamamiento de ayuda de un país europeo.
A pesar de no estar en el euro, ni desearlo siquiera, y de haberse asegurado una garantía explícita de que no habría más ayudas tras la intervención en Irlanda a finales de 2010, Reino Unido tendría que asumir esa cantidad. La razón es que forman parte todavía del Mecanismo de Estabilidad Financiera, que estrictamente no tiene nada que ver con el de la eurozona, informa Eva M. Millán.
Los rescatados también ayudan
Si hay una paradoja en todo este proceso que está viviendo Europa con motivo de la crisis económica, es que países como Grecia, Irlanda y Portugal tengan compromisos con el Fondo de Rescate o FESF.
Cuando éste se diseñó tras el rescate a Grecia, todos los países tuvieron que contribuir en la parte que les correspondía. Si se da el caso de que un Estado tenga que ser rescatado eso "no le da de baja" en el FESF. En parte, sería injusto para el resto, que tendrían que agrandar su participación. Por ello, Grecia, Irlanda y Portugal aparacen en el cuadro adjunto, con su participación concreta.