Economía

Planes de austeridad tras el rescate: ¿qué puede esperar ahora Lisboa?

Recortes en los sueldos de los funcionarios e incluso de puestos de trabajo de la Administración pública; más subidas de impuestos; rebajas en el gasto social; menos dinero para prestaciones por desempleo o jubilación... estas son algunas de las medidas que el FMI y la UE exigieron a Grecia y a Irlanda después de concederles su ayuda económica y que con las que Portugal podría encontrarse en breve.

El detonante de la crisis definitiva de Portugal fue el rechazo en el Parlamento del plan de austeridad presentado por el Gobierno de José Sócrates. Sin embargo, solicitar el rescate al Fondo Monetario Internacional (FMI) y a la Unión Europea no es gratis y, atendiendo a los ejemplos de sus compañeros PIGS, tendrá que aplicarse medidas de ajuste severas para reducir su déficit y sanear sus cuentas. 

Tal y como recordaba ayer el portavoz comunitario de Asuntos Económicos, Amadeu Altafaj, el actual fondo europeo, dotado de 750.000 millones de euros sólo prevé un rescate completo, que cubre varios años y va acompañado de programa de ajuste económico. Y el FMI tiene también sus propias condiciones.

El caso griego

Grecia, el primer país europeo en solicitar las ayudas en mayo de 2010, tuvo que comprometerse a un duro plan de ajuste a cambio de los 110.000 millones de euros concedidos durante tres años por los otros países de la zona euro y el organismo que dirige Dominique Strauss Khan. 

Las acciones llevadas a cabo por Atenas desde entonces se engloban en en cuatro grandes sectores: recortes salariales, reestructuración de las pensiones, una reforma fiscal y un programa de privatizaciones.

Así, el gobierno heleno congeló los sueldos de todos los funcionarios, además de suprimir pagas extra. También hubo despidos de empleados públicos con contrato y elevó la tasa de despidos permitida a las empresas privadas.

Las pensiones también sufrieron tijeretazo y, en el caso de los impuestos, el IVA pasí del 21% al 23%, mientras que se incrementaron los tributos indirectos sobre el alcohol, la gasolina o el tabaco.

El plan de privatizaciones es el más reciente de los que ha presentado, e incluye el trasvase a manos privadas de los aeropuertos, los ferrocarriles, correos, las carreteras, la electricidad o el agua, además de propiedades inmobiliarias por valor de unos 8.000 millones de euros.

El caso irlandés

En Irlanda, las finanzas públicas estaban algo menos quebradas que en Grecia y el verdadero problema procedía de los bancos. Pero los deberes impuestos por Bruselas y el FMI fueron muy similares: se suprimieron empleos públicos, se elevaron impuestos y se crearon otros nuevos, y se recortaron las pensiones.

En concreto, 25.000 funcionarios fueron despedidos o jubilados y el salario mínimo se rebajó un 10%. El IVA fue elevado también al 23% y se lanzó un gravamen sobre el patrimonio inmobiliario que no existía.

Pero, al igual que Grecia, desde que recibió los 85.000 millones de euros del rescate en noviembre de 2010 no ha dejado de introducir cambios y reformas. Sin ir más lejos, la pasada semana presentaba su reestructuración del sistema bancario, por el que crearán dos grandes bancos universales a partir de las actuales entidades del país.

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky