Economía

¿40.000 dólares por una operación de apendicitis? En EEUU la salud es un lujo

Hillary Clinton es uno de los candidatos más partidarios del sinstema de salud universal Foto: Archivo
Traslado en ambulancia: 475 dólares; bombona de oxigeno: 50 dólares; gasolina: 7 dólares; total 532 dólares por un paseo al hospital más cercano. Asústense, todavía queda más. Estancia en una habitación del servicio de emergencia durante tres horas: 662 dólares; atención médica: 106 dólares y medicamentos cerca de 5 dólares; ¡Bienvenidos al sistema sanitario estadounidense!

Como pueden ver, una simple reacción alérgica a un medicamento que precise hospitalización y traslado urgente a un centro sanitario cercano puede costarle muy caro a este lado del Atlántico. Por supuesto, no estamos hablando de apendicitis, donde el precio de saldo ronda los 40.000 dólares.

47 millones de personas sin seguro

Con este panorama, donde cobra hasta el apuntador como bien indican las facturas del Centro Médico de Nueva York Saint Vincent´s o del Departamento de Emergencia de los Bomberos, los nuevos datos dados a conocer por el censo estadounidense ponen los pelos de punta: cerca de 47 millones de ciudadanos no cuentan con un seguro que costee los gastos médicos.

Sin esta clase de ángel de la guarda, cualquier persona con un sueldo mínimo se verá obligado a correr con los costes de su tratamiento aunque, en muchas ocasiones, los costosos seguros, que pueden suponer una media de 300 dólares mensuales, no cubren todo el tratamiento.

Desde luego, pese a que los datos aseguran que el umbral de pobreza ha descendido en el país parece que todavía colea la recesión económica que tuvo lugar entre 2000 y 2001. Sin embargo, con un 12,3 por ciento de pobres, la pregunta ahora es ¿hay alguna solución para que, al menos, todo norteamericano pueda tener atención médica barata? Nos duele comunicar que no existen panaceas a la vista, aunque los políticos no duden en tirarse los trastos a la cabeza.

Culpan a Bush

Por un lado, la representante de la mayoría demócrata en el Congreso, Nancy Pelosi, no duda en echar la culpa a la administración económica llevada a cabo por el presidente Bush y asegura que "los fuertes recortes de impuestos sólo para los más adinerados y el descomunal déficit ha afectado al resto de la población". "Los ricos son más ricos pero el resto de grupos sociales han tocado suelo", añade Pelosi.

Sin embargo desde la Casa Blanca, su portavoz Tony Fratto, asegura que "estos son números bastante optimistas si se tiene en cuenta los vaivenes que la economía estadounidense ha sufrido desde los ataques del 11 de septiembre o el fin de la burbuja tecnológica".

El problema es mucho peor de lo que parece. En solo un año, 2,2 millones de estadounidenses se han quedado sin seguro médico y la culpa la tienen las empresas, que han dejado de emplear nuevos trabajadores y cubrir dichos costes como parte del contrato. Por supuesto, los peor parados son los más pequeños. Alrededor de un 11,7 por ciento de los menores de 18 años no tienen acceso a tratamiento sanitario. Todo un delito.

Nada parecido al sistema español

Actualmente, sólo existen dos métodos similares al sistema sanitario de nuestro país. Por un lado el Medicare, del que sólo pueden disfrutar los mayores de 65 años o las personas que hayan trabajado un mínimo de 10 años y en el que también existe una letra pequeña que no ofrece una atención cien por cien gratuita.

Por otro, el Medicaid es el servicio destinado a cubrir costes sanitarios de personas sin ingresos. A día de hoy, sólo alrededor de 6,5 millones de personas disfrutan de alguno de los dos servicios, donde entrar es básicamente imposible si se cuenta con un sueldo base.

Hillary ¿la heroína sanitaria?

Durante las elecciones de 1992, la por entonces primera dama Hillary Clinton apostó ferozmente por imponer un sistema sanitario universal en EEUU. Su discurso frente al Congreso el 22 de septiembre de 1993 fue todo un hito. Aún así la ilusión no duró demasiado y finalmente, en 1994, los republicanos aguaron la fiesta de Clinton.

Hay quién asegura que la candidata presidencial estadounidense podría hacer su sueño realidad de hacerse con la Casa Blanca el año que viene, aunque, de momento, ningún presidente ha conseguido meter mano a este desaguisado sanitario.

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