
La Comisión Europea prevé desenterrar durante el primer trimestre de 2011 su plan de armonizar la base imponible del impuesto sobre sociedades. Lo hará en un momento de debilidad máxima de Irlanda, uno de los máximos opositores de la medida, al temer que sea una maniobra para obligarle a subir su tipo impositivo que se sitúa en el 12,5 por ciento y es considerado por países como Francia y Alemania una flagrante competencia fiscal desleal.
Según Eurostat, el tipo medio en la zona euro de este impuesto sobre los beneficios empresariales es el 25,7 por ciento; en España es el 30; en Alemania, el 29,8; y en Francia, el 34,4.
Bruselas enterró la armonización cuando en 2008 los irlandeses rechazaron el Tratado de Lisboa, para convencerlos de que en un segundo referéndum celebrado en 2009 votaran sí al nuevo Tratado de la UE.
Dublín también teme que al negociar la ayuda que le ofrecen la UE y el FMI para evitar la quiebra, París y Berlín presionen para forzarla a subir este gravamen. El aún reciente milagro económico irlandés se basó, entre otras cosas, en la enorme atracción que su tipo impositivo ejerció sobre las empresas y las inversiones extranjeras.