
Ayer, la Comisión Europea lanzó por los pasillos la idea de que se iba a destinar parte de los 750.000 millones con los que está dotado el fondo de rescate de la Eurozona para ayudar a bancos en apuros. Sin embargo, el portavoz de la Comisaría de Asuntos Económicos y Financieros, Amadeu Altajaf, ha desechado hoy esta posibilidad de forma tajante.
Según recoge Efe Dow Jones, Altafaj explicó que si las pruebas de estrés previstas para las entidades europeas, que medirán la solvencia de al menos 100 firmas, descubren algún agujero en los balances de los bancos, éstos podrán recurrir solicitar ayuda a sus respectivos países.
En el caso de que los gobiernos no tuvieran los suficientes recursos para prestar asistencia a las entidades, será cuando acudan al fondo al fondo de estabilización para solicitar el crédito pertinente, añadió el portavoz de la Comisaría que dirige Olli Rehn.
Según explicaban ayer en Bruselas, el precedente lo estableció Grecia. Cuando a principios de mayo los países del euro y el FMI sumaron 110.000 millones para evitar la quiebra del Estado heleno, unas de las condiciones negociadas con Atenas fue que 10.000 millones del montante global se reservasen, por si los posibles problemas de la banca griega forzaban que el Gobierno tuviera que intervenir para recapitalizarla.