Economía

La amenaza de "recorte" del 'rating' hace temblar a la economía helena

Grecia tiene cada vez problemas más serios. Su calificación ya es la peor de la eurozona. La rebaja del rating de su deuda soberana desde A2 a A1 por parte de la agencia Moody's era la única que faltaba. Antes, Fitch y Standard Poor's habían recortado su calificación a BBB+ y con perspectiva negativa, lo que deja abierta la posibilidad de nuevos recortes en el futuro.

Las agencias están advirtiendo de que las medidas de ajuste anunciadas por el Gobierno socialista heleno son insuficientes a largo plazo, ante su astronómica deuda pública acumulada (113% del PIB) e histórico déficit actual del 12,7% del PIB.

La experiencia de estos últimos años ha sido perversa. La pertenencia a la eurozona aparentemente inmunizaba a países como Grecia de la posibilidad de default (impago), pero la crisis económica y las restricciones crediticias están cuestionando esta hipótesis tan extendida hasta ahora, y esto lo que expresamente reconoce la rebaja de sus calificaciones crediticias.

La excepción

En 2010 se seguirán admitiendo como colaterales activos con BBB- pero es muy probable que, para el 2011, se vuelva a las exigencias que regían antes de la crisis, de que estos activos sean de la máxima calidad, entendida esta como una calificación de A- , por lo menos, por una de las tres agencias.

Para entonces, si el rating griego siguiera degradándose, podría llegar a suceder que las entidades financieras griegas perdieran esta crítica fuente de financiación, lo que las situaría en una posición altamente comprometida de restricción exterior, tal y como advirtió hace unas semanas el gobernador de su Banco Central.

De momento, ya están viendo aumentar sus primas de riesgo y los tipos de interés que tiene que pagar, no sólo por su deuda soberana, sino para el conjunto de su financiación privada, cuyo coste financiero se calcula añadiendo un diferencial cada vez mayor, sobre la base de lo que ya pagan de más sus depreciados bonos soberanos.

¿Qué implica?

Las implicaciones de este posible quebranto son múltiples. Por un lado, los griegos parece que se quedan solos para resolver sus problemas. ¿Serán capaces de hacer lo que no han hecho en los últimos años en materia de recorte de gasto público? ¿Sus agentes sociales seguirán tirándose piedras a la cabeza para dificultar los ahorros previstos en sus Presupuestos del próximo año? ¿Podrán resolver la pérdida de credibilidad de sus estadísticas?

También se deben descartar las falsas soluciones como plantearse una hipotética salida del euro, ya que el remedio sería peor que la propia enfermedad. De momento, el BCE no puede estatutariamente monetizar deuda, y Alemania, para evitar cualquier duda, le ha pedido que haga público y explícito su protocolo ante una situación de default dentro de la zona euro.

Esta situación nos debe de servir como aviso en España, ya que cada vez encajamos mejor en la cesta o definición que los mercados maliciosamente hacían en el pasado de los 4 países mediterráneos: PIGS (Portugal, Italia, Grecia y España). Y no hay que olvidar, que los mercados de CDS, nuestras primas de riesgo y las perspectivas de las agencias sobre España empiezan a advertir sobre esta indeseable posibilidad también para nosotros.

Las mayores alarmas vienen de nuestro irresponsable ritmo de acumulación de deuda pública, que resulta totalmente insostenible a medio plazo, a la vista de nuestro escenario de envejecimiento demográfico, débil crecimiento y escalada de paro. Y todavía, ¿alguien duda de que hay que recortar el gasto en España?

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