
La economía española "no va a regresar al pasado" ni tampoco los créditos "volverán a crecer al 20%" como lo hicieron en los últimos años. Así lo asegura el catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona Josep Oliver, responsable del estudio Informe Semestral sobre la Economía Española y Contexto Internacional elaborado por Caixa Catalunya.
"El pasado no regresará. Estamos en una transición a un nuevo equilibrio, que, inevitablemente, no será tan bueno como el anterior", ha afirmado hoy en Bilbao. A su juicio, los últimos años previos a la crisis han constituido "una década prodigiosa" que "no se vivirá nunca más", al igual que ha deseado que "lo ocurrido en 2009 tampoco vuelva a ocurrir nunca más".
Buena recuperación
Sin embargo, pese a la "dureza tremenda" del "ajuste" económico, Oliver considera que España se está "recuperando moderadamente bien". En su opinión, en este contexto resulta "lógico" que el crecimiento del préstamo sea cero, como "le pasa a Italia, y le pasa a Gran Bretaña".
"Aquí hay un fenómeno resultado de una nueva apreciación del riesgo por parte de toda la banca internacional, pero también hay una demanda que ha caído porque la mayoría de las familias están recomponiendo sus balances y su tasa de ahorro para desapalancarse", ha explicado.
A su juicio, "el deterioro" ha sido tan fuerte que "al país le cuesta aceptar" la actual situación, consecuencia de "un cierto negacionismo". "Estamos en ese proceso de asimilación", ha señalado.
Dudas ante la retirada de las ayudas
Durante la presentación hoy en la capital vizcaína del Informe Semestral sobre la Economía Española y Contexto Internacional, Oliver ha afirmado que el proceso de retirada de los incentivos fiscales "está empezando", ya que los Gobiernos deben recuperar tasas de déficit "razonables", por lo que los diferentes programas "tienen fecha de caducidad".
"Desmontar esa política fiscal ultra anticíclica que ha evitado el colapso, trae también grandes dudas respecto a la capacidad de que la demanda privada pueda sustituir a la demanda pública que se va a retirar", ha comentado.
El catedrático catalán de Economía ha aludido, en su intervención, a los desequilibrios previos a la crisis, entre los que ha citado la entrada del euro, que "facilitó unos ritmos de crecimiento del crédito insostenibles", del 20% entre 2000 y 2007, y que "comportaron un elevado endeudamiento de los hogares, empresas no financieras y financieras", o el "sobredimensionamiento del sector de la construcción sobre PIB (del 6,9% de 1995 al 10,6% de 2007)" o el "excesivo" crecimiento de los precios de la vivienda.
También ha aludido a "los excesos inversores" y al "elevado déficit por cuenta corriente (del 2,1% del PIB en 2001 al 9,6% en 2007) financiado con ahorro exterior.
Como consecuencia de la crisis, se produjo una "intensa destrucción de ocupación", con un 14% del área del euro que generaron más del 40 por ciento de las pérdidas ocupacionales, que tuvo su impacto en el sistema financiero y el crecimiento del crédito, y ocasionó "una explosión del déficit público y un fuerte aumento de la deuda (del 36% al 74% del PIB entre 2007 y 2011)".
Largo plazo: una situación compleja
Oliver ha recordado que en 2009 se produjo un ajuste de la demanda interna y externa "insólitos", con una caída del PIB del 3,6%, un "hundimiento del consumo" en un -4,9%, además de un "fuerte crecimiento de la tasa de ahorro de los hogares", que llegó a alcanzar el 17,6% de la renta y del sector privado (hasta el 25% del PIB en 2009, desde el 14 por ciento de 2007). Este hecho fue "modulado" por el "desahorro público", del -5,7% del PIB en 2009.
Oliver, además, ha puntualizado que, en el corto plazo, "las cosas van mejor", si bien, en el medio plazo, "la situación es compleja". No obstante, afirmó que, en el transcurso de 2010, algunos efectos se "corregirán parcialmente".
De esta forma, según recoge el informe de Caixa Catalunya, la tasa de paro aumentará a lo largo de este año siete décimas hasta llegar al 18,7% de la población activa, y el consumo y la inversión productiva "pueden volver a crecer", mientras que el sector exterior "continuará aportando positivamente a la variación del PIB".
En su opinión, ésta es "una herencia que costará reabsorber" y que se reflejará en la "elevación de la tasa estructural de paro", ya que, "hasta más allá del 2015, no se podrá recuperar el nivel ocupacional de 2007". También habrá dificultades "para articular el reequilibrio de las fuentes de demanda, desde el sector público al privado, y desde la demanda interna a la externa".
A juicio de Oliver, el endeudamiento del sector privado y público, exige "un largo proceso de desapalancamiento que afectará a la capacidad de gasto de los hogares y empresas". La "explosión" del déficit público y el "fuerte aumento de la deuda" (del 36% al 74% del PIB entre 2007 y 2011), serán factores que también "reducirán el crecimiento potencial del país".