
Aunque por todos los lados se le quite hierro al asunto, ya que las crisis siempre se niegan hasta que la evidencia no lo permite, lo cierto es que la zona euro se enfrenta al desafío más grave que haya vivido desde su creación. Si hay o no rescate de Grecia, acción cuyo fin último y verdadero es fortalecer a la Eurozona, Alemania y Francia tendrán mucho que decir en el asunto. Arranca la Maratón: la UE podría tomar medidas para evitar el contagio griego.
De hecho, Financial Times apunta que mañana miércoles habrá una llamativa reunión en París: el presidente francés, Nicolas Sarkozy, recibirá a George Papandreou, el primer ministro griego. Y todo antes de la Cumbre que la UE celebrará el jueves en Bruselas y que contará con la asistencia de Jean Claude Trichet, presidente de Banco Central Europeo (BCE). ¿Y la presidencia española de la UE?
Grecia necesita emitir deuda por unos 55.000 millones este año, una tarea difícil para un país cuya credibilidad está más que tocada tras la manipulación de sus datos. ¿Y si no lo consigue?
"Si este fuera el caso, pensamos que el escenario más probable para dicha falta de financiación serían los préstamos bilaterales de los países miembros de la zona del euro... Sin embargo, a pesar de las declaraciones que indican lo contrario, creemos que la participación del FMI no se puede descartar en el caso de que Europa estime que es políticamente doloroso utilizar el dinero de sus contribuyentes para estos préstamos", dice Erik Nielsen, economista jefe para Europa de Goldman Sachs.
¿Cómo explicarle el rescate al ciudadano?
Y es que la cuestión del rescate resultaría especialmente polémica, ya que los países implicados, con Francia y Alemania a la cabeza, tendrían que explicarle muy bien a sus ciudadanos que esa ayuda serviría para ayudarse a sí mismos.
La crisis está siendo larga y el impacto sobre la población de los diferentes países, en mayor o menor medida, no es baladí. ¿Cómo justificar una ayuda al vecino cuando tú mismo tienes problemas y haces sacrificios?
En el hipotético caso de que Grecia se declarara insolvente, los grandes bancos sufrirían un fuerte golpe por la depreciación de sus carteras de bonos y por la reacción en cadena que se provocaría. Y eso, sin duda, repercutiría en su economía.
Las autoridades alemanas y francesas han sostenido que Grecia tiene la culpa de sus problemas y que sería difícil justificar una ayuda de emergencia, máxime cuando otros gobiernos, como el de Irlanda, se han esforzado en aplicar severas medidas de austeridad a sus ciudadanos.
Algunas de las opciones barajadas
1. No hacer nada y esperar que los mercados se calmen y que Atenas reconstruya su credibilidad mediante la aplicación de recortes drásticos y difíciles.
2. Acelerar los pagos de las ayudas de la Unión Europea al desarrollo regional o, en su caso, los préstamos del Banco Europeo de Inversiones.
3. Emitir bonos conjuntos con Grecia y que Alemania y Francia suscriban parte de esos préstamos a Atenas.
4. Un sistema de préstamos bilaterales entre los miembros de la Eurozona.
5. Dejar que el Fondo Monetario Internacional se ocupe del asunto, opción descartada por Grecia y otros miembros de la UE.