Economía

La guerra que cambió la economía: el conflicto de Irak cumple cuatro años

Miles de húngaros dibujan el símbolo de la paz con antorchas en Budapest en una de las manifestaciones contra la guerra de Irak del sábado. Foto: Archivo
Durante la resaca e incertidumbre que precedió a la invasión de Irak hace cuatro años, la euforia del Gobierno estadounidense por encontrar armas de destrucción masiva e instaurar una laureada democracia en la zona obnubiló las previsiones sobre el coste que este juego de guerra generaría para la economía de EEUU.

Por aquel entonces, el Pentágono supuso que la batalla no sobrepasaría los 50.000 millones de dólares, algo a lo que el Congreso, demócratas incluidos, no puso demasiada oposición. De hecho, uno de los consejeros económicos que se atrevió a vaticinar que el gasto sobrepasaría los 200.000 millones de dólares fue inmediatamente despedido por el mandatario norteamericano.

Un gasto de 400.000 millones

Coincidiendo con el cuarto aniversario del comienzo de la guerra, se calcula que han sido necesarios 400.000 millones de dólares para costear este pozo sin fondo que ha acabado con la paciencia de los estadounidenses y que acumula los cadáveres de más de 3.200 soldados estadounidenses y de decenas de miles de iraquíes.

A día de hoy muchos se preguntan cómo se las arreglará la economía estadounidense para lidiar con un déficit comercial que alcanza un récord de 856.700 millones de dólares, después de cinco años consecutivos de crecimiento, al mismo tiempo que gran parte de su presupuesto anual acaba financiando operaciones en Irak y Afganistán.

¿Héroes de la libertad?

El destino se ha vuelto en contra de aquéllos que se erigieron como héroes de la libertad y que no dudaron en acudir a las armas dando por muertas la vías diplomáticas. Sin una apreciación correcta de la compleja situación en la zona, Bush ha perdido la mayoría en las dos cámaras del Capitolio, mientras otros compañeros de batalla, como el primer ministro británico, Tony Blair, también han salido escarmentados con una guerra que cuesta 300 millones de dólares al día.

Según los expertos, ésta es la cantidad mínima necesaria para mantener a los 130.000 efectivos que se encuentran desplegados en la zona, a los que habría que añadir otra horneada de 26.000 soldados, además de costear el mantenimiento del armamento, la munición y el despliegue terrestre, marítimo y aéreo en la zona. Sólo hace falta usar las matemáticas para hacer cálculos que demuestran que en gastos directos Irak les cuesta 700.000 millones de dólares a los estadounidenses.

Decenas de miles de personas se manifiestan estos días para mostrar una vez más su disconformidad con este asunto. La principal diferencia de las protestas convocadas frente al Departamento de Defensa en Washington o en otros puntos del mundo y aquéllas que el 20 de marzo de 2003 no frenaron la ciega intuición de la Administración Bush es que los norteamericanos por fin se han dado cuenta que ésta es una batalla perdida que les privará de una ingente cantidad de dinero para invertir en educación, seguridad social y otras áreas.

Más dinero en el presupuesto de 2008

Con sus peores niveles de popularidad desde que ocupa la presidencia, Bush no ha hecho más que poner a los ciudadanos en su contra. Dentro del presupuesto federal para 2008 no ha dudado en destinar 245.000 millones de dólares en exclusiva para Irak y Afganistán, además de sumar 100.000 millones de dólares al presente presupuesto fiscal para estos menesteres.

Así, en lo que llevamos de año, el Gobierno habrá destinado 170.000 millones de dólares a la guerra, la mayor cantidad anual desde 2003. Y a ello habría que añadir las cifras destinadas al Departamento de Defensa, que se ha llevado la mayor parte del presupuesto gracias a la guerra.

El conflicto iraquí también ha incidido directamente en otros gastos colaterales para los ciudadanos, como el energético. Si a comienzos de 2003 el barril de petróleo rondaba los 30 dólares, el precio medio actual supera los 50 dólares. Según expertos como el Nobel Joseph Stiglitz, si sólo se atribuyeran cinco dólares de esta subida de precios a la guerra de Irak habría que añadir otros 150.000 millones de dólares a la cuenta de gastos.

Perspectivas de futuro

Está claro que el futuro ofrece pocas esperanzas, y no hace más que engrosar los costes. Mientras los demócratas luchan por la aprobación de una propuesta que daría luz verde al regreso de las tropas a partir del 1 de septiembre, al Pentágono le costará 100.000 millones de dólares recuperar la forma física anterior al conflicto iraquí.

Y a esta factura habría que añadir los cerca de 250.000 millones de dólares que costará el gasto sanitario de los veteranos, que, de igualar el número de heridos en la guerra de Vietnam, podría dispararse aún más.

Las cuentas escandalizan a medio mundo: para los más optimistas, la aventura bélica costará un billón de dólares; y, para los que ven la botella medio vacía, como Stiglitz, el precio alcanzará los dos billones de dólares.

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