
George W. Bush casi lo ha conseguido. La futura ley de hidrocarburos de Irak -que abrirá al capital extranjero el mercado del tercer país del mundo con mayores reservas de crudo- está ya casi lista y contempla, como EEUU pretendía, serias concesiones a las multinacionales del oro negro que a buen seguro les reportará grandes beneficios.
Desde el Gobierno iraquí se insiste en que la futura normativa, cuyo borrador ya ha sido remitido al Parlamento tras ser aprobado por el Ejecutivo el pasado lunes, permitirá que "los beneficios de esta riqueza (el petróleo) puedan ser distribuidos entre todos los iraquíes de todas las partes del país", en palabras del primer ministro, Nuri al- Maliki. Pero lo cierto es que, según el análisis de varios expertos conocedores de la nueva norma, con esta ley la industria del petróleo y el gas iraquí prácticamente tiende la alfombra roja a las empresas extranjeras.
Poder limitado
Aunque las multinacionales del crudo deberán colaborar con el Gobierno de turno a través del Consejo Federal del Petróleo y Gas, órgano gubernamental que deberá supervisar los futuros contratos en aras de velar por el interés nacional, sus poderes serán limitados.
Según un informe de Raed Jarrar, director del proyecto Global Exchange para Irak, y de Antonia Juhasz, autora del libro La Agenda de Bush, la nueva ley establece que dicho Consejo deberá figurar como socio de los contratos que se lleven a cabo en los pozos de petróleo que ya han sido descubiertos, pero que no han podido ser desarrollados.
Instalaciones petrolíferas
Principales pozos de crudo en el país árabe.

Fuente: AFP/elEconomista
Las condiciones
En cambio, el Gobierno iraquí y sus empresas no tendrán ningún tipo de preferencia frente a las compañías extranjeras en aquellos pozos que aún no han sido localizados.
Además, éstas no están obligadas a contratar o formar mano de obra iraquí para las operaciones que vayan a llevar a cabo en el país, pese a que los futuros contratos, denominados Acuerdos conjuntos de producción, les permitirán operar en el país un máximo de 35 años.
Se da la paradoja de que aunque en este Consejo estarán representadas las diferentes etnias del país, en él también se incluirá, entre otros, a "responsables de importantes compañías petrolíferas", por lo que según Jarrar y Jushasz, podría ocurrir que un ejecutivo de la poderosa petrolera americana Exxon Mobil esté presente en el mayor órgano de decisión sobre el sector del petróleo y gas iraquí. La ley, señalan ambos expertos, tampoco pone límites a los ejecutivos extranjeros a la hora de tomar decisiones sobre los contratos que afectan a sus propias compañías.
El poder de las regiones
Según previsiones del primer ministro, se espera que la ley salga adelante el próximo mes de mayo. Un retraso considerable si se tiene en cuenta que debería haber estado lista para finales de 2006.
En un Irak donde las mayores reservas de crudo se concentran en el Sur, dominado por los chiítas, y el Norte, en manos de los kurdos, las tensiones entre las diferentes regiones iraquíes ha sido la gran causa de la dilación de la nueva norma que, finalmente, se han solventado gracias a la potestad que se da a las autoridades de las diferentes etnias para negociar contratos con las compañías extranjeras. "El Kurdistán tiene garantizado una parte de las ganancias proporcional a su población", se aseguraba en un comunicado que el Gobierno kurdo emitió el pasado lunes después de anunciar un principio de acuerdo con el Ejecutivo central iraquí sobre el borrador del proyecto de la ley del petróleo.
Precisamente, esta concesión a las autoridades regionales, según muchos analistas, ahondará en la división interna de Irak y podría ser un paso hacia adelante para la pretensiones independentistas de algunos líderes locales.