
Los mercados financieros deberían estar sujetos a nuevos impuestos que disuadan de prácticas de trading disfuncionales y ayuden a compensar los daños que la crisis ha infligido a los países más pobres. Al menos, esto es lo que opina el economista ganador de un Nobel Joseph Stiglitz.
"El sector financiero ha contaminado la economía global con activos tóxicos y ahora le toca limpiar", ha sentenciado el economista en el transcurso de unas conferencias previas a la reunión del FMI y el Banco Mundial, que este año se celebra en Estambul.
En opinión de Stiglitz, hoy en día es más factible establecer un impuesto de este tipo que en el pasado. De hecho, el presidente del FMI, Dominique Strauss-Khan, aseguró la semana pasada que entre los planes de la institución figura estudiar maneras de establecer impuestos a la industria financiera, tal como solicitó el G20 en su último encuentro, celebrado en Pittsburgh.
Una tasa global
Sin embargo, en la mente del ganador del Nobel de Economía no figura la tasa Tobin -que gravaría las transacciones globales de divisas- de la que tanto se ha hablado últimamente, ya que la considera simplista y difícil de implementar. Cualquier nuevo impuesto debería cubrir todas las clases de activos, y sería más fácil de establecer si la mayoría de las transacciones financieras del mundo financiero pasan a estar reguladas, afirma Stiglitz.
Las tasas sobre contratos como los derivados deberían estar basadas, según el reputado economista, en el valor bruto de los activos, "para eliminar el tipo de apalancamiento financiero que contribuyó a crear esta crisis" y poner coto a "la destructiva innovación" de los banqueros.
Ayuda a los países pobres
Además, el dinero que se consiguiera con un impuesto de estas características podría ser utilizado para ayudar a las economías más pobres, que no fueron para nada culpables de la crisis y que sin embargo están sufriendo sus consecuencias, aseguró Stiglitz, que además recalcó que los 700.000 millones de dólares que hace un año invirtió el Gobierno en salvar varias entidades es equivalente a la ayuda global que han recibido las economías más desfavorecidas en la última década.