
Si el déficit presupuestario en el que se encuentra sumido el estado de California ya es de por sí algo esperpéntico, las soluciones para frenar la sangría de fondos dejará boquiabierto a más de uno. En medio de dimes y diretes entre los republicanos y demócratas del estado, muchos creen que la solución a esta crisis está en la marihuana. Blog Frikieconomía: Los productores de este cultivo ya se ofrecieron hace dos años a pagar impuestos.
A simple vista no es un disparate. Desde que California fuera el primer Estado en permitir el uso terapeútico de la marihuana, esta droga, que el gobierno federal equipara a la heroína o la cocaína, ha transformado la economía del país. Según algunas estimaciones, los cultivos de marihuana en el soleado estado contabilizan hasta 14.000 millones de dólares en ventas, lo que convierte a esta droga en el mayor cultivo californiano.
Algunos gobiernos locales de California creen que la legalización de la marihuana permitiría imponer nuevos impuestos sobre su comercialización y distribución, algo que añadiría una nueva fuente de fondos a las cuentas del estado. De momento, algunos estudios apuntan a que esta práctica podría ingresar más de 1.300 millones de dólares anuales.
Claro está que con los republicanos al frente del gobierno californiano estas medidas no dejan de ser descabelladas. Sin embargo, algunos expertos señalan que, por ejemplo, la idea de buscar petróleo en las costas californianas es menos rentable. A día de hoy, el dorado estado produce un 10% de los barriles en EEUU, sin embargo, el 80% de ellos vienen de excavaciones en tierra firme. La inversión en exploraciones costeras supondría un desembolso de dinero del que el estado carece y dichas operaciones tardarían años en dar frutos.
California se ahoga en una crisis sin precedentes
Desde las colinas de Hollywood hasta el paraiso de los emprendedores, Silicon Valley. No hay que pasar por alto las doradas playas de Malibú ni el sabor mediterráneo de los viñedos de Napa Valley. La soleada California es un pulmón dentro de la economía norteamericana y no hay que olvidar que casi un país en sí mismo, ya que si fuera un estado independiente su producto interior bruto sería equiparable al de economías como la española o la italiana.
Sin embargo, la cuna de mitos cinematográficos como Marilyn Monroe o compañías punteras en tecnología como Apple, Google o Microsoft sufre desde hace meses el colapso de sus cuentas, una situación que ni el propio Terminator, Arnold Schwarzenegger ha conseguido frenar a tiempo. El jubilado actor y ahora gobernador del soleado estado ha visto como su perfeccionismo austriaco no ha sido suficiente para sanear el déficit presupuestario, que asciende ya hasta los 26.300 millones de dólares.
Una vez más, California ha sido víctima de una tormenta perfecta. Un cúmulo de coincidencias y enrevesadas políticas, que ha dejado las cuentas estatales bajo mínimo, llegando incluso a no poder costear salarios de cientos de miles de empleados públicos. Poco queda ya de aquel diamante en bruto que registró su etapa dorada en la década de los 60 cuando el por entonces gobernador, Pat Brown, consiguió poner en marcha un entramado de obras públicas y proyectos educativos, entre ellos varias universidades públicas, que se convirtieron en la envidia del país.
A día de hoy, el estado en manos de Schwarzenegger, sufre las consecuencias de políticas erróneas que beneficiaron políticamente a muchos pero que han provocado sus bonos de deuda se acerquen peligrosamente al estatus de "bono basura".
El tesorero del estado, Bill Lockyer, advirtió la semana pasada que si las agencias de rating rebajan aún más su calificación crediticia, "se podrían perder decenas de miles de puestos de trabajos y Wall Street podría alejarse de invertir en California". "La última vez que sufrimos una rebaja de calificación tardamos más de un año en recupurar el rating", añadió.
¿Crónica de una muerte anunciada?
Se podría decir que sí. El pistoletazo de salida de esta delicada situación se remonta a finales de la década de los 70, cuando en 1978, el Congreso californiano aprobó la Proposición número 13, un número que ya presagiaba malos augurios. Dicha medida redujo los impuestos estatales sobre la propiedad en un 57% y forzó al estado a depender de las obligaciones fiscales sobre los ingresos de los californianos. Un arma de doble filo.
En etapas de prosperidad económica, esta táctica provocó un superávit en las cuentas estatales, algo que permitía al político de turno rebajar los impuestos, aumentar los presupuestos y disparar su popularidad. Sin embargo, cuando las debacles económicas hacían mella en los sueldos de los ciudadanos, el gobierno de California a penas podía costear sus facturas. Ya pasó en 1991, cuando el gobernador Pete Wilson se enfrentó a una situación similar o en 2003, cuando el estado estaba en manos de Gray Davis.
Por aquel entonces el fin de la burbuja tecnológica, disparó el déficit californiano hasta los 38.000 millones de dólares, algo que obligó a Davis a triplicar los impuestos sobre los automoviles que circulaban en el estado. Una decisión poco popular pero que ingresaba más de 4.000 millones de dólares al año. La medida fue revocada por Schwarzenegger nada más hacerse con las riendas del estado y las cuentas del estado se mantuvieron en terreno positivo hasta el 12 de julio de 2007. Desde entonces la mecha no ha dejado de arder.
Schwarzenegger, quien parece estarse ganando a pulso la fama de fracasad, ha tenido que reducir el presupuesto del estado en dos ocasiones desde otoño y en estos momentos se discute una tercera. Al mismo tiempo, gobernator se ha visto obligado a copiar a sus predecesores y el pasado febrero subió los impuestos hasta los 12.800 millones de dólares.
Posibles decisiones
En medio de este encaje de bolillos se han barajado decisiones de lo más esperpénticas como la posible liberación de 38.000 presos de los 33 centros penitenciarios del estado para reducir costes. Recortes que, una vez más, acabarán afectando a los más necesitados y que han arrinconado el sistema educativo. De hecho, en estos momentos cualquier tipo de avance en las conversaciones entre los demócratas y republicanos se encuentran en punto muerto debido a los profundos recortes realizados en este sector durante los dos últimos años fiscales. Los liberales quieren garantizar que los colegios y universidades públicas recibirán a partir de 2012 los cerca de 11.000 millones de dólares eliminados de sus presupuestos para estos menesteres, sin embargo, los conservadores se oponen a ello.
Dejando a un lado las rencillas políticas a un lado, la crisis ha hecho mella en la vida de miles de californianos. Amanda García, una madre soltera de 19 años, pretendía volver a la universidad gracias a las ayudas estatales. Sin embargo, la falta de fondos ha acabado con sus aspiraciones y, para colmo, también podría detener las ayudas de manutención que recibe para su retoño.
No hay que olvidar que desde 2002, California ha invertido un 70 por ciento más por habitante que el resto de los estados del país en programas sociales. Este hecho ha provocado que aquellos ciudadanos que dependan de programas sociales, como el CalWorks, que ofrece ayudas a 1,4 millones de desempleados para intentar volver a integrarse al mercado laboral, se hayan quedado colgados ante la falta de financiación.
No es oro todo lo que reluce y, de momento, el brillo californiano no es más que ilusión de una pieza de bisuteria, en lugar de un diamante en bruto. Ahora está en manos de sus políticos encontrar una nueva joya.