
Las tensiones comerciales con EEUU arrojan incertidumbre sobre la evolución de la economía de los países del euro. Por lo pronto, su ritmo de crecimiento de ralentiza. El Producto Interior Bruto (PIB) de la eurozona registró un ligero avance del 0,1% en el segundo trimestre del año, frente al avance del 0,6% que registró entre enero y marzo.
Así lo confirma el dato preliminar hecho público este miércoles por Eurostat. Una dinámica similar se refleja en el caso de la economía de los Veintisiete. Los países de la UE registraron un repunte del PIB del 0,2% entre abril y junio, una cifra que contrasta con el aumento del 0,5% que anotaba en el arranque del ejercicio.
Pese a la ralentización de la economía, los resultados muestran unas perspectivas más optimistas que las previstas por los analistas. Las tensiones por la guerra comercial con Washington aventuraban un peor comportamiento de la economía de la eurozona. Las cifras de Eurostat apuntan a que las empresas de la UE podrían estarse adaptando a las tensiones con EEUU, lo que, a su vez, podría evitar nuevos recortes de tipos de interés por parte del Banco Central Europeo (BCE).
El un análisis por países, España continúa mostrando las mejores perspectivas de crecimiento. Se sitúa a la cabeza de los países del euro con una expansión del PIB del 0,7% en el segundo tramo del año, que enlaza con un crecimiento del 0,6% en el primer trimestre de 2025, después de cerrar el 2024 con un rebote del 0,7%.
En un análisis de las grandes economías del euro, el PIB germano ha registrado un ligero retroceso del 0,1% en el segundo trimestre del año, después de haber arrancado el ejercicio con un alza del 0,3% del PIB y hacer cerrado el último tramo de 2024 con un repunte del 0,2% del PIB. La mayor economía del euro continúa intentando remontar tras el impacto sufrido por la dependencia del gas natural de Moscú, la subida de tipos de interés y las nuevas políticas productivas en relación a China.
La perspectiva de una subida arancelaria del 15%, como parte del acuerdo entre EEUU y la UE para evitar una guerra comercial, tampoco arroja perspectivas más halagüeñas pues Berlín es la economía más expuesta al mercado norteamericano. Además, el gran peso del sector del automóvil en su capacidad industrial podría añadir más presión a sus perspectivas económicas.
Por su parte, Francia ha anotado un crecimiento del 0,3% del PIB entre abril y junio, después de arrancar el ejercicio con un ligero aumento del 0,1%. La economía gala, sin embargo, terminó el año con peores perspectivas. Con una leve contracción del 0,1% en el último trimestre del 2024, tras un tercer trimestre en el que avanzó un 0,4%. La economía gala se ve lastrada por los elevados niveles de deuda y déficit públicos, uno de los más altos de la UE.
En el caso de Italia, el PIB ha registrado una leve contracción del 0,1% entre junio y abril, después de arrancar el año con un avance del 0,3% y cerrar el 2024 con un rebote del 0,2%. Roma, igual que París, presenta uno de los niveles más elevados de déficit y deuda públicos de la eurozona.
España se sitúa a la cabeza de los países que más crecen en la UE en el segundo trimestre del 2025, con un avance del 0,7%, le sigue de cerca Portugal, con un alza del 0,6% y Estonia, con un repunte del 0,5%. Del lado contrario, Irlanda ha registrado un recorte del 1% del PIB, la economía alemana y la italiana le siguen con los peores comportamientos, con un retroceso del 0,1% del PIB.
La presidenta del BCE, Christine Lagarde, fue optimista en sus perspectivas la pasada semana. Decía a los periodistas que la economía de la eurozona había evolucionado mejor de lo esperado. Así, el organismo mantuvo los tipos de interés en el 2% en su última reunión antes de las vacaciones de verano. Las últimas proyecciones de Fráncfort apuntan que el crecimiento de la zona euro será del 0,9% en 2025, del 1,1% en 2026 y del 1,3% en 2027.
Por su parte, el Fondo Monetario Internacional avisaba de que la economía europea corre el riesgo de estancarse este año por la ralentización del crecimiento, la debilidad de la inversión y las tensiones comerciales. La caída de las exportaciones y una menor demanda del consumo abocarían a la eurozona a cerrar el año con un crecimiento del 0,8%.