
Bruselas y Washington continúan sus conversaciones con el objetivo primordial de llegar a una solución negociada que ponga fin a las tensiones comerciales entre ambos mercados. El próximo 1 de agosto pone fin en el calendario a la tregua que ambas partes se concedieron en la imposición de gravámenes a las importaciones. Y la UE prepara su ofensiva en caso de que el escenario final no permita llegar a un acuerdo. Así pretende que los dos paquetes de aranceles que ha impulsado, por un valor conjunto de 100.000 millones, entren en vigor el 7 de agosto si no se pacta una solución.
Cabe recordar que la UE tiene en la manga dos paquetes de medidas de represalia contra los aranceles de Trump. Una primera ronda de aranceles del 25%, por valor de 21.000 millones de euros, que afecta a productos como la soja, los vaqueros Levy's o las motos Harley Davidson. Y una segunda ronda, por valor de 72.000 millones, en la que se incluyen productos del sector de la automoción, aeronáutico (incluyendo los aviones Boeing) o el bourbon.
"El foco principal de la UE es alcanzar una solución negociada con Estados Unidos. Las conversaciones continúan a nivel técnico y político", han explicado fuentes comunitarias. El comisario de Comercio, Maros Sefcovic, mantendrá una conversación esta tarde con el secretario de Comercio estadounidense, Howard Lutnick.
En paralelo, han explicado las mismas fuentes, la Comisión Europea está "preparada" para todos los resultados, incluidas posibles medidas de respuesta adicionales. "Para que las represalias sean más claras, simples y más fuertes, vamos a fusionar la lista 1 y 2 en una sola lista (que no entrará en vigor hasta el 7 de agosto) y que se someterá a la aprobación de los Estados miembro", han informado desde el Ejecutivo comunitario.
Lo cierto es que Bruselas no ha desvelado hasta la fecha cual sería el umbral impositivo que se aplicaría a las importaciones incluidas en la segunda lista de represalias de la UE, publicada en mayo. Aunque Bloomberg ha informado que la idea es que esa tasa coincida con la amenaza del 30% de aranceles universales que plasmaba en su carga Donald Trump hace unas semanas.
La administración estadounidense extendió hasta principios de agosto la tregua arancelaria con el bloque comunitario. Un plazo que ampliaba el margen para continuar negociando en un momento en el que las conversaciones todavía no han dado sus frutos. Las rondas de aranceles impulsados por la UE se aplicarían en caso de que no se llegará a un acuerdo tras el 1 de agosto. Aunque algunos rumores apuntan a que, quizás, esa pausa a la guerra comercial pueda verse ampliada de nuevo.
Si la UE mira al acuerdo sellado entre Washington y Londres como modelo, con un arancel universal del 10%, Trump parece que tiene planes distintos. El Financial Times apuntaba la intención de la Casa Blanca de fijar un arancel mínimo de entre el 15 y el 20% a todas las importaciones comunitarias. En la oferta, EEUU rebajaría del actual 50% al 25% los gravámenes a las importaciones de coches y piezas de automóvil procedentes de la UE.
Este miércoles, el presidente galo, Emmanuel Macron y el canciller alemán, Friedrich Merz, se reúnen en Berlín para abordar las negociaciones sobre los gravámenes a Estados Unidos. El Elíseo es partidario de que Bruselas incremente la presión sobre Washington al ver que la postura actual no llega a dar resultados.
El Ejecutivo germano podría ir un paso más allá al mostrarse a favor de activar el instrumento anticoerción de la UE, el mecanismo con el que cuenta Bruselas para responder a la coerción aplicada desde un tercer país y que permitiría aplicar fórmulas restrictivas. Según Bloomberg, tal escenario se contempla solo en caso de que no haya acuerdo.