
Bruselas avisa a los países de la UE de que deben ponerse las pilas para culminar a tiempo el plan de salida de la pandemia y aprovechar la financiación disponible en fondos Next Generation. La fecha límite para solicitar los desembolsos se acerca: el 31 de agosto del próximo año y no habrá opción de postergar el programa más allá de 2026, como se había planteado en anteriores ocasiones. Es por ello que ha apremiado a España a culminar los trabajos.
"A poco más de un año hasta la fecha límite de agosto de 2026, el tiempo se acaba. Por eso hemos recomendado a algunos Estados miembros que aumenten sus esfuerzos de implementación. No hay tiempo que perder", ha dicho en rueda de prensa el comisario de Economía, Valdis Dombrovskis, en relación a un listado de países entre los que se encuentra España.
El Gobierno ha recibido cuatro pagos del Plan de Recuperación y pidió el quinto tramo de fondos Next Generation a finales del 2024. Actualmente, acumula un retraso respecto al calendario inicial de un año, ya que el quinto tramo debía desembolsarse en el primer semestre de año pasado. Esta demora radica en las sucesivas revisiones presentadas por Madrid pero también en la dilación para sacar adelante el impuesto al diésel en el Congreso, una de los compromisos a evaluar como parte de ese quinto desembolso. "Actualmente, España ha cumplido el 30% de los hitos y objetivos", recuerda el Ejecutivo comunitario en su análisis por país.
Ese idilio, el de ganar más tiempo para el plan de Recuperación, requiere de una serie de condiciones que no tienen visos de darse. Tendrían que solicitarlo los Estados miembro y deberían hacerlo de forma unánime. Posteriormente debería darle el visto bueno el Parlamento Europeo. Además, el reglamento que rige el plan no deja margen a la improvisación. Si a cierre de agosto deben estar todos los hitos y objetivos cumplidos, el 30 de septiembre es la fecha límite para que los Gobiernos soliciten el último desembolso de fondos Next Generation y el 31 de diciembre termina el plazo para que la Comisión Europea ejecute los pagos.
Los plazos no son nuevos, estaban establecidos, de esta forma, en el plan inicial. Se concebía como un instrumento temporal para capear el golpe de una crisis inesperada. Por ello, Bruselas pide a los países que reformulen sus respectivos planes para eliminar aquellas reformas e hitos que no pueden ser alcanzados ya. La idea es agilizar el proceso y trasladar esa sensación de urgencia para aprovechar los últimos meses que la financiación esté disponible.
"Los planes solo deben incluir medidas alcanzables para el 31 de agosto de 2026", avisa Bruselas, que agrega que será flexible con las medidas que sean difíciles de completar y que no tengan que ver con reformas vinculadas a cumplir con las garantías del Estado de derecho o las vinculadas a las recomendaciones específicas por país que hace la Comisión Europea.
Para ello, los Estados miembro pueden dividir los proyectos del plan de Recuperación para que continúen con financiación nacional en los casos en los que no se puedan completar a tiempo.
Es posible también transferir el apoyo de otros fondos europeos más allá del horizonte de 2026. Bruselas plantea también la posibilidad de transferir fondos al programa Invest EU de cada Estado miembro o apoyarse en inyecciones de capital a bancos nacionales intermediarios del Banco Europeo de Inversiones (BEI), como ya ha hecho Portugal. Los países también pueden ajustar la cantidad de préstamos que finalmente desean pedir.
La evaluación publicada este miércoles por el Ejecutivo comunitario revela que en 2021 la UE ya había recuperado su PIB tras el golpe de la pandemia. Un impulso económico que se debe en gran medida a la implementación del plan de Recuperación y que constituía el fin mismo para el que se creó. En los cuatro años transcurridos, se han desembolsado más de 300.000 millones de euros, del total de 800.000 millones con los que contaba el plan y se han evaluado más de 2.200 hitos y objetivos.
Las simulaciones sugieren que las inversiones de los Next Generation, por sí solas, es decir, sin tener en cuenta el impacto de las reformas, aumentarán el PIB de la UE un 1,4% en 2026.