Economía

Las largas jornadas laborales son la principal causa de las muertes atribuidas al trabajo

  • Casi tres millones de trabajadores mueren al año entre accidentes y enfermedades
  • La gran mayoría (más del 90%) tienen su causa en afecciones de causa directa
  • Los accidentes laborales suponen un porcentaje mucho menor, en torno al 10%
Foto: Dreamstime

Casi tres millones de trabajadores mueren al año en todo el mundo como consecuencia de accidentes o enfermedades relacionadas con el trabajo. Aunque los primeros son más evidentes, la inmensa mayoría se 'ocultan' tras dolencias derivadas de la exposición a ciertos componentes nocivos para la salud, y aquí se oculta otra clave: a los gases, minerales o algunos tipos de radiaciones que vienen a la mente cuando se piensa en esta cuestión les adelanta un 'mal silencioso': las largas jornadas laborales.

El último informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), de título 'Un llamamiento a favor de entornos de trabajos más seguros y saludables', estima en base a datos de 2019, que 2,93 millones de personas pierden la vida por causas relacionadas con el empleo que desarrollan, de las que una gran mayoría (2,6 millones o en torno al 90%) derivaron de enfermedades y el resto (330.000) se deben a accidentes laborales. Además, más de 395 millones de trabajadores sufren lesiones laborales no mortales anualmente en todo el mundo.

La agencia, dependiente de las Naciones Unidas, pone de manifiesto la necesidad de mejorar el entorno laboral a nivel global. Las causas principales tras las muertes son las enfermedades circulatorias, las neoplasias malignas y las enfermedades respiratorias fueron citadas como las tres principales; entre las tres "contribuyen con más de las tres cuartas partes de la mortalidad total relacionada con el trabajo".

Pero, ¿qué causa esas muertes? Según el análisis de la OIT, entre los 20 factores de riesgo ocupacional observados, la mayoría de las muertes se atribuyen a la exposición a largas jornadas laborales (iguales o superiores a 55 horas semanales), que costaron la vida a 745.000 personas en 2016. Le siguen la exposición a partículas, gases y humos, con más de 450.000 muertes asociadas; y las lesiones profesionales, con más de 363.000 muertes.

Según el informe, mueren más hombres por incidentes relacionados con el trabajo (51,4 fallecidos por cada 100.000 adultos en edad laboral) que mujeres (17,2 fallecidas cada por 100.000) y la región de Asia y el Pacífico registra la mayor mortalidad relacionada con el trabajo, con un 63% del total mundial, debido al tamaño de su población activa.

El total de muertes relacionadas con el trabajo ha aumentado un 12% desde el año 2000. En este punto, la OIT recuerda que la población activa mundial aumentó un 26% entre 2000 y 2019, pasando de 2.750 millones a 3.460 millones de personas y que las herramientas de diagnóstico también han mejorado considerablemente.

Sin contar con los trabajadores 'invisibles'

Para contextualizar bien los datos hay que tener en cuenta que hay que tener en cuenta que alrededor de 2.000 millones de personas trabajan en la economía sumergida, lo que equivale a más del 60% de la de la población ocupada mundial. Se trata de trabajadores que carecen de ingresos estables o regulares y una protección protección legal o social y que, a menudo, su trabajo queda fuera del de la legislación en materia de seguridad laboral y de la Inspección de Trabajo: esto "les hace prácticamente prácticamente invisibles en términos de regulación y supervisión de la seguridad y salud en el trabajo".

Los esfuerzos para garantizar un entorno de trabajo seguro y saludable han llevado al Consejo de Administración de la OIT a adoptar la nueva Estrategia Global sobre Seguridad y Salud en el Trabajo 2024-2030 con el objetivo de "promover, respetar y realizar progresivamente el derecho fundamental a un entorno de trabajo seguro" que vaya en línea con la dedicación de la OIT sobre justicia social y promoción del trabajo decente.

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