Economía

Milei resucita la 'ley del déficit cero' que fue la mecha que desató el corralito de 2001

Colas ante un banco durante el corralito de 2001. Foto: Bloomberg

En 2001, una joven Patricia Bullrich, ministra de Trabajo de Argentina, defendió la ley de "déficit cero", que obligaría al Gobierno a realizar recortes de gasto proporcionales en todas las partidas (sueldos públicos, inversiones, pensiones, sanidad, educación, obras) si los ingresos fiscales del Estado se quedaban por debajo de lo presupuestado. Aquella ley, declarada inconstitucional en 2002, fue uno de los detonantes de la crisis social y económica que culminó en el corralito de aquel diciembre. Han pasado 22 años, y ahora Bullrich, excandidata presidencial derrotada en primera vuelta, es la socia de un nuevo presidente, Javier Milei, que ha anunciado que aplicará voluntariamente el espíritu de esa ley desde el mismo día de su toma de posesión, el 10 de diciembre. "Va a venir un ajuste de shock", avisó en una entrevista de televisión.

En la década de los 90, y con Argentina dolarizada en la conocida como "paridad", con pesos y dólares circulando al mismo valor, el país se encontraba con un grave problema: no podía contar con el Banco Central para cuadrar las cuentas del Gobierno. Si el Ministerio de Hacienda tenía un déficit presupuestario, el Banco Central no podía emitir dólares, algo que solo puede hacer la Reserva Federal de EEUU, ni podía prestarle los dólares que tenía en sus arcas, ya que estos eran necesarios para respaldar el valor de los pesos en circulación.

En ese caso, la única solución era emitir deuda internacional, en dólares, para financiarse. Pero dada la desconfianza del mercado, el alto coste que le suponía -un tipo de interés del 14 al 16%- y el peligroso crecimiento de la cifra total, que superaba el 56% del PIB, aquella tampoco era una solución a largo plazo. Argentina tenía un déficit público sistemático de más del 2% de su PIB, que superó el 3% a partir de 1999. Con esos datos, la solución aplicada por el entonces ministro de Economía, Domingo Cavallo, fue aprobar a mediados de 2001 una ley de "déficit cero" que prohibiera el descuadre contable. Sin déficit, no habría deuda y se taparía el principal problema que amenazaba la dolarización del país.

El problema fue que aquella ley supuso recortes drásticos. Poco después de su aprobación, Bullrich firmó recortes millonarios en salarios de funcionarios y pensionistas, en el marco de un ajuste de 1.500 millones de dólares en las cuentas del país. Aquella era la última oportunidad para intentar detener la crisis financiera, recuperar la confianza de los inversores y salvar la paridad del peso con el dólar.

Pero la desconfianza no había desaparecido, y los inversores aprovechaban la libre circulación de dólares para sacarlos del país: ese año hubo una fuga de capitales de 20.000 millones de dólares, que dejaron las reservas del Banco Central en mínimos. Lo único que consiguió fue desatar la furia de los ciudadanos, que se veían empobrecidos. El fin de aquella situación insostenible fue el corralito (la prohibición de retirar más de 250 dólares en efectivo a la semana) y un estallido social que acabó con el entonces presidente, Fernando de la Rúa, huyendo de la Casa Rosada en helicóptero.

"Un ajuste de shock"

Esta vez, el orden de los factores va a ser diferente: el 'déficit cero' va a llegar antes de la dolarización. En una entrevista en la cadena Telefe, Milei anunció que en cuanto entre a la Casa Rosada, comenzará un ajuste fiscal sin precedentes. "Lo primero es decir al Banco Central que corte la emisión de dinero", aseguró. "Si ese mes se recaudan 100, no gastaremos 120, se gastarán 100. Y se recortará lo que haya que recortar", añadió Milei. El libertario, además, señaló que "es la primera vez en la historia de la humanidad" que se ha elegido a un presidente "que prometió un ajuste y dijo todo lo que iba a hacer, no quedaron dudas".

Y este ajuste va a ser mucho más fuerte que el que se necesitó a principios de siglo. En total calcula que va a suponer "15 puntos" del PIB. "Voy a hacer un ajuste de shock. Ministro que me gasta de más, lo echo. El 2024 tiene que terminar con equilibrio fiscal".

Respecto de dónde van a venir esos recortes, avanzó que la obra pública será una de sus primeras víctimas. "Nosotros no tenemos plata. Con lo cual esas obras pueden ser entregadas al sector privado y que las termine el sector privado. Vamos a ir a un sistema de iniciativa privada a la chilena". Y preguntado sobre si teme una respuesta en la calle, señaló a la policía: "Se aplicará la ley. Y no me voy a dejar extorsionar. Si no, no resolvemos más esto. Me siento respaldado con las fuerzas de seguridad".

Alberto Fernández, presidente saliente, y Javier Milei, presidente electo de Argentina. Foto: Reuters.

El presidente electo, eso sí, va a dejar claro que los próximos dos años van a ser duros. "No voy a mentir a los argentinos. Les voy a decir que bajar la inflación tarda entre 18 y 24 meses", momento en el que empezará a plantearse la dolarización. Pero, si todo va bien, habrá un "2025 que va a ser brillante con una tasa de inflación cayendo y los salarios volando en dólares".

La pregunta clave es si los argentinos aceptarán un recorte como el que acabó con el Gobierno de De la Rúa en 2001, y si los mercados le darán la confianza que no le dieron entonces. Lo que sí está claro es que el país va a empobrecerse el próximo año en un intento de 'limpiar' la economía del país. La supervivencia de Milei depende de que de verdad los argentinos se creyeran lo que iba a hacer, y de que los beneficios se empiecen a ver más pronto que tarde.

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