Economía

El BCE se distancia de la Fed y pone de manifiesto que su camino monetario es único

  • "El ciclo de la recuperación en EEUU está por delante del de Europa"
  • "No tenemos motivos para actuar tan rápidamente como haría la Fed"
  • BCE cree que las subidas del SMI pueden desencadenar un efecto dominó
Christine Lagarde, presidenta del BCE

El BCE reconoce que no puede ni debe seguir el ritmo de la Reserva Federal de EEUU. Las actas referentes a la reunión de diciembre del Banco Central Europeo han dejado claro que la institución presidida por Christine Lagarde no se dejará influenciar por los mercados ni por las decisiones de otros bancos centrales. El ciclo económico no es igual en todas las economías y el monetario tampoco lo va a ser.

Las actas señalan que "la divergencia en los ciclos de política monetaria han seguido ejerciendo una presión a la baja significativa sobre el tipo de cambio euro-dólar... La orientación del BCE (forward-guidance) siguió siendo un factor clave detrás de la divergencia en el ciclo de política monetaria", revela el documento.

El BCE viene a reconocer que aunque la Fed suba los tipos de interés cuatro veces en 2022, la política monetaria europea podría seguir siendo la misma que hasta ahora, sin necesidad de recalibrar sus herramientas. El banco central ha insistido en que existe mucha incertidumbre acerca de la inflación, pero que prevén que termine 2022 por debajo del 2%.

Pese a todo, el BCE ha querido dejar claro que aunque la inflación suba más de lo esperado no tendrían problemas a la hora de mantener el tono expansivo de su política como ha ocurrido otras veces.

"Además, al observar la relación entre las tipos de interés oficiales esperados y las sorpresas de inflación en las economías avanzadas, la zona del euro se destacó como una clara excepción, con importantes sorpresas acumuladas al alza de la inflación que tuvieron un impacto limitado en las expectativas de tasas de interés oficiales", sostienen las actas.

Lagarde apoya las actas

El diferente momento de la recuperación económica en el que se encuentran las economías de la zona euro y de EEUU justifica que el Banco Central Europeo (BCE) no responda con la misma rapidez que pueda hacerlo la Reserva Federal a la aceleración de la inflación, según ha indicado la presidenta de la institución, Christine Lagarde esta mañana.

"El ciclo de la recuperación económica en EEUU está por delante del de Europa. Por lo tanto, tenemos todas las razones para no actuar tan rápidamente como uno puede imaginar que lo haría la Fed", ha señalado Lagarde durante una entrevista con la emisora France Inter.

"No podemos actuar de inmediato. Si subo los tipos de interés, esto tendrá un efecto dentro de 6 a 9 meses. El tiempo que se tarda en descender por la cadena de financiación. Pero estamos ralentizando el crecimiento", ha explicado.

No obstante, la presidenta del BCE ha subrayado que la entidad ha comenzado a reaccionar y está lista para adoptar medidas de política monetaria "si las cifras, los datos, los hechos lo exigen".

Los salarios crecen despacio (por ahora)

Por otro lado, las actas han reconocido que el auge de los salarios es pequeño y lento por ahora (un 1,3% en el tercer trimestre), aunque se espera que repunten en los próximos trimestres. "Hasta el momento no había evidencia de efectos sustanciales de segunda ronda. Teniendo en cuenta los aumentos de productividad, esto aún no generaba mucha presión inflacionaria interna".

Sin embargo, las actas advierten de que las subidas del SMI en varios países pueden tener repercusiones en el resto de salarios y a su vez en la inflación: "Se esperaba que los salarios mínimos en varios países de la zona del euro crezcan con bastante fuerza, en parte debido a la indexación de la inflación, lo que podría desencadenar un efecto dominó".

Por ahora, los movimientos de los salarios no son del todo fiables, según dicen las actas por que "la evolución más reciente de los indicadores de crecimiento real de los salarios sigue viéndose fuertemente afectada por las medidas adoptadas en 2020 para amortiguar el efecto de la pandemia, como los planes de retención de empleo. Estos también afectaron al deflactor del PIB, que generalmente se consideraba una medida de las presiones de los precios internos. La contribución de los costes laborales unitarios al deflactor del PIB ha sido hasta ahora limitada".

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