
El Gobierno lo ha dejado ya claro: "está preparado" para recapitalizar entidades financieras. ¿Qué significa esto? Cuando las nacionalizaciones al estilo de Estados Unidos y Gran Bretaña parecen prácticamente descartadas, en España las acciones extremas del Ejecutivo para salvar a una entidad financiera pasarían por una intervención al estilo de la que se llevó a cabo en Banesto.
Desde intervenciones a fusiones, todo está teniendo cabida en los correveidiles de los inversores.
Las fuentes oficiales tratan de poner sobre aviso a los ciudadanos. El ministro de Economía y Hacienda, Pedro Solbes, ha reconocido abiertamente que el Gobierno está preparado para inyectar capital en las entidades financieras que lo necesiten. Y el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez (MAFO), ha advertido en el Congreso de los Diputados de que cerrar la puerta al posible uso de medidas de recapitalización de entidades ante la enorme incertidumbre de la crisis financiera internacional "no parece una actitud prudente".
Los 'flotadores' del Gobierno
La inyección de capital por parte del Estado, sería sólo una de las opciones que tendrá el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero para ayudar a una entidad con problemas. En los casos más extremos, estarían la intervención y la nacionalización.
En un proceso lógico, una entidad con problemas primero buscaría la entrada de socios privados en su capital. En el caso de que no encontrara inversores o la aportación de éstos fuera insuficiente, el Estado tendría que tomar posiciones en el capital del banco, "siempre manteniendo su funcionamiento y control bajo manos privadas", puntualiza José Carlos Díez, economista jefe de InterMoney.
El Real Decreto aprobado por el Ejecutivo en el último trimestre del año pasado para fijar las medidas de apoyo a la banca española, es decir, la compra de activos financieros y de avales para facilitarles la liquidez, ya contemplaba la posibilidad de que se refuerce el capital de una entidad financiera si llegara a ser necesario. Pero para que el Gobierno pueda llevar a cabo esta maniobra necesita desarrollar un reglamento que regule esta actuación. Las fórmulas que se plantean para entrar en el capital de las entidades es la adquisición de participaciones preferentes, acciones o cuotas participativas.
La opción de la intervención
Según explica Díez, uno de las actuaciones más "extremas" sería la de intervenir una entidad. "El conjunto del sistema español es solvente", asegura. Aunque reconoce que "se pueden producir problemas en entidades concretas", cree que en el caso de que se produzca una intervención, "no afectará a las entidades cotizadas" y apuesta más por que se produzcan entre ellas "movimientos de fusión con el apoyo del Gobierno". "Las posibilidades de que se intervenga una cotizada son mínimas", asegura este economista.
Manuel Romera, director del sector financiero del IE Business School, no lo tiene tan claro. "Todos y ninguno tienen papeletas para ser intervenidos", apunta, en referencia a los grandes bancos. Y es que considera que "el balance de todos ellos es muy parecido". Sin embargo, descarta casi por completo una intervención del Estado en las cajas de ahorro porque "entre ellas hay más posibilidades de que se produzcan fusiones y compras para evitarlo".
Los expertos creen que el proceso que se seguiría en caso de que se produzca una intervención sería muy similar al que se llevó a cabo en Banesto en 1993. Romera explica que no hay una hoja de ruta estipulada para realizar esta actuación, "y mucho menos en una situación económica tan nueva y desmedida como la actual".
La decisión de intervenir un banco la tomaría el Gobierno aconsejado por el Banco de España. Acto seguido, se nombraría un interventor judicial, que tendría a su alrededor a un equipo de gestores y consejeros procedentes de otras grandes entidades financieras del país.
El nuevo órgano rector del banco elaboraría un informe en el que se analizan los problemas de la entidad y se detallan sus agujeros patrimoniales. Al mismo tiempo, se elabora un plan de saneamiento.
El siguiente paso sería organizar una subasta para que las entidades que lo consideren oportuno presenten sus ofertas por el banco intervenido. Lo lógico es que se realice mediante el procedimiento de sobre cerrado.
"Si se realiza una intervención, tiene que haber algún banco privado con la posibilidad de poder comprar", recuerda José Carlos Díez. Si este requisito no se cumple, se llegaría a la opción que este economista considera más "extrema": la nacionalización de la entidad.
Los ahorradores ante una intervención
Banesto vio como tan sólo 24 horas después de que el Banco de España anunciara su intervención sus clientes retiraron de forma masiva entre 75.000 y 100.000 millones de pesetas arrastrados por el pánico. El Gobierno se vio obligado a utilizar el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD) para asegurar el dinero de los ciudadanos que guardaban sus ahorros en Banesto.
Manuel Romera aconseja a los clientes en caso de una intervención dejar el dinero en la entidad. "Todos los bancos y cajas están en una situación muy parecida y su dinero no va a estar más seguro en la entidad que está a la vuelta de la esquina", comenta.